28 Abr 2024

481. POESÍA PERUANA TUSÁN. NILTON MAA

-07 Nov 2023

 

SEÑOR DE LA CIUDAD

 

I really don´t know how to speak english…

 

My love,

pienso en alguna palabra que calce

con esta quimérica tristeza que abrigo al presentirte.

 

Mi amor…

 

Tú eres dueño de esta ciudad que embriaga,

y yo sólo pienso en cómo decir

hello,

it’s a new day to think about home.

 

Mi casa me tiene una hija.

Esa hija añora mi voz inalámbrica;

mientras despierto en tu pecho,

ella llora y se estremece.

 

Papi…

me dice, ante la distancia frígida;

      cinco mil

      quinientos

      cincuenta y cinco

kilómetros de ausencia

se ciernen sobre mi respuesta torpe.

 

Es madrugada

  y tengo sed.

Mi cuerpo ha dejado de dormir en la tiniebla.

La sombra agreste de la ciudad

ansía las lágrimas de mis ojos cansados.

 

Such a city you have,

my sweet boy

 

Tomas de mi mano en la vereda.

Esquivo la inmensidad de las vidas deshechas

envueltas en bolsas negras, frente a la calle,

recuesto mi vergüenza en las colinas de tu cuello.

 

Desfallezco.

 

¿Eres tú o soy yo?

¿O somos, tan sólo, nada bajo estas luces?

 

 

EN LA ESTACIÓN

 

Ya no marcha la bestia

en su riel, su clamor y su fauna.

Ya no transitan las almas en el pozo,

ese agujero pestilente de la entraña,

soplo húmedo que aglomera

un dolor, un barullo y una herida honda.

 

La voz del parlante estalla en otro idioma;

lejano, llega aquel tono embalsamado,

entretiene una idea que no madura,

me regresa a la estación cargada de sombras

       y seres

       y espectros

       y tantas ratas.

 

Mis ojos

   recorren otros ojos

dispuestos en el andén,

que aguardan por la luz.

Hay un gutural sonido que se expande

por las entrañas de la bestia,

mientras la tierra se enfría

en los postigos de la oscura

sombra estrangulada.

 

 

 

HIJOS DEL MAR

 

Sobre furiosas mareas danzantes

recuerda mi piel los tránsitos lejanos,

donde miradas profundas fundaron reinos perpetuos

crecimos como peces de otro mar.

 

Lejos de casa se esparcieron las semillas,

sobre tierras regadas de lágrimas

germinamos como tristezas,

ojos que sangran quedaron ciegos

sin dejar de mirar el horizonte.

 

Seguimos el viaje a través de la memoria,

en una distancia crecida como el mar entre tormentas

albergamos la sangre de quienes se fueron silenciosos,

espíritus que susurran historias de guerra, hambre

y pobreza.

 

Hijos del mar,

como las penas que migran siguiendo los astros,

pequeñas luces dibujadas sobre las olas.

Heredamos la tempestad,

almas iracundas se esconden entre secretos.

 

Yo no escondo mi melancolía,

como muchos otros cansados de buscar.

Miro a través de las olas que escapan de tu mirada

y sonrío sintiendo la brisa que acompaña

nuestras palabras, nuestra voz,

que calma el miedo, nuestra nostalgia.

 

 

 

 

CUERPOS EN LA NOCHE

 

Mi cuerpo alberga la noche,

y es la noche quien ostenta el tuyo;

aquí mismo te encuentro,

en mi propio ser estrellado,

en mi propio rayo de luz,

sobre el manto acuoso de la bahía,

en mi propio mar.

 

Otros cuerpos coinciden

    con mi silencio;

ojos cerrados,

mandibular canto que entono

mientras la piel exuda el movimiento

donde recojo tus sentidos.

 

Una a una acumulo las miradas,

dedos que atraviesan mi cintura,

labios que se funden en mi boca,

palabras que no recuerdo,

   deseos que no comprendo,

poderes que me acreditan

en la mitad del lecho.

 

¿Seré solo el cuerpo que se mueve?

¿Seré solo el reflejo de mi ser?

¿Seré solo el movimiento

      desesperado de mis células?

¿Seré el resultado de mi droga,

la misma que consumes mientras me miras?

 

 



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