DE LA VIDA
Vivir…qué caso tan extraño
Vivir…y de gracia, además, ser
un ser humano
Con una cabeza grácilmente en picota
expuesta sobre su propio cuello
con manos para poner en orden o desorden cada hebra
de esa cabeza
con sombrero para asombrarla y sacarla a pasear
bajo los días perros
Un alumno de la universidad en que imparto un curso
lleva el cabello de color amarillo
Qué color más bullicioso el amarillo
Pero él habla tan callando
Como si su animal se le hubiera apostado a la entrada de la boca
y devorara las palabras que intentaran salir
¿Qué clase de animal será ese?, me pregunto
¿Será serpiente como el mío?
La otra tarde, al concluir un examen, me entregó la hoja de respuestas
en blanco, con una pregunta:
¿Qué prefiere para alimentar a su serpiente: ratones o pichones
de codorniz?
Así supe que también era serpiente su animal
Vivir…qué cosa más extraña
Él y yo apenas nos saludamos
Pero las dos serpientes se entienden, se entrelazan, se entredanzan
trafican entre sí: escamas, bichos, colmillos, caricias, palabras…
Por eso, creo, mi sombrero decidió mudarse a su cabeza amarilla
Por eso ahora callo tan hablando
Vivir…qué saco tan extraño
cada quien con su serpiente oculta al fondo
Por eso nunca está de más llevar un buen morral repleto
de manzanas
para ir mordizqueando por el camino
METAFÍSICA DE LA LETRA h
Me ocurre
una curiosa dificultad con palabras como orizonte
hermita, horopéndola
Con frecuencia, al intentar escribirlas
la mano se confunde, titubea entre usar la h o ignorarla
Cuando esto ocurre ante circunstantes suelo tomar
el asunto con humor
comento mi duda y ellos entonces ríen y me corrigen
comprensivos o perplejos
Extraño caso la letra h
Es fácil caer en la tentación de compararla con el cero
Pero la h carece de la masa gravitatoria del cero
que es capaz de poner a girar en torno suyo
todo el sistema métrico decimal
y con ello la inestable y misteriosa galaxia de los corredores de arte
el mercado de valores y los agiotistas
Tiene algo
de caminante que ha arqueado la rodilla derecha y detenido
su marcha en el momento mismo de iniciarla
Tiene algo de y puesta bocabajo
Pero, a diferencia de la unitiva y, la h no une nada
Ella es más bien nada
Asechanza de la Nada
Irrupción de la Nada
en la escritura
Una letra que nombra el no ser es más bien
una grieta, una herida
una perversión del lenguaje
que señala con su dedo mudo la anomalía
del mundo mudo
O acaso
solo sea callado síntoma
del deseo del alma por habitar el Silencio
EL EXTRAVIADO
PLAGIO N0. 1
Le pedí a la piedra permiso para entrar. Y la piedra me dio posada y entré a la casa de la piedra. Adentro todo estaba ordenado y pulcro Cada partícula oscilando en su justo lugar en quieto movimiento. Las habitaciones eran vastos espacios hipnóticos, sucesivos, dispuestos según un riguroso centro que nunca llegué a descubrir. Al parecer el centro era la puerta misma, según me sugirió en sueños el espíritu de la piedra
Pero acaso era un orden demasiado enigmático para mí
Le pedí permiso para vivir a la mata de plátano. Di el santo y seña. Y la mata de plátano se abrió con el ya sabido protocolo de las matas de plátano y me dio posada. Aquí todo era acuoso, extrañamente lábil. Los cernidores, las escaleras, las lámparas, las silletas resbalaban en el agua-aire. Aquí permanecí largo tiempo. Aquí me hubiera quedado. Pero siempre estaba el bendito problema de los cortadores de plátano pues con su apetecido fruto sabiamente pisado y freído se prepara el más sublime de los alimentos sublimes, extrañamente nombrado por estas tierras patacón, y no me resignaba a la idea de que por error alguna porción de mi cuerpo fuera a parar al fondo de una paila
Entonces le pedí permiso a la Gran ballena para entrar y ella me respondió con un coletazo sobre el agua que yo interpreté como afirmativo y entré. Al fondo, en lo que debía ser el vientre del animal había un viejillo sentado en un banco fumando al lado de un fuego
Creí, por supuesto, que se trataba de Jonás. Pero, no, resultó que era un chamán de una tribu del Amazonas que se había extraviado en su vuelo de regreso y en vez de tornar al interior de una anaconda de hermoso cuello -o mejor, todo cuello ella- vino a recalar en una ballena
Fumaba su tabaco y escupía. A mí esto me pareció un hábito poco higiénico además de desconsiderado con la descomunal anfitriona. De modo que tomé un estropajo que andaba arrinconado por ahí e iba limpiando a medida que él escupía. El estropajo a su vez se la pasaba quejando ante el viejillo de mi desconsideración. Algo se traían esos dos, pero finalmente esto tampoco pude descubrirlo
Durante muchos días nos alimentamos de pequeños crustáceos y capelanes. Al final de los cuales el viejillo como escuchando un imperioso llamado y sin despedirse pidió a gritos parada, parada farfullando algo entre dientes, mientras jalaba de sus barbas a tan cortés animal y se tiró en volandas como si de un usuario de autobús de la prodigiosa Cartagena de Indias se tratara. Al parecer tenía prisa por ir a predicar en su lengua nativa a los habitantes de Nínive. Por lo cual colegí que no estaba tan descaminado en mi intuición inicial
Heme ahora solo y desvalido en la Gran ballena-canoa. Intenté sentarme en el banco para pensar del viejillo a ver si bajaba algún pensamiento, pero el banco había desaparecido así como el quejoso estropajo
Proseguí, pues, en la Gran anaconda-canoa alimentándome de peces-aluna que mi delirio asaba en fuego-aluna, comía con boca-aluna y expelía por ano-aluna
Proseguí, pues, en la anaconda-canoa y después de varios trasbordos de anaconda en anaconda fui arrojado a orillas del río Apaporis y volví a convertirme en el chamán que alguna vez fuera y había olvidado ser durante un mal trance (el mismo viejillo de los escupitajos, para mayor entendimiento)
Después de estos sucesos quedé sin caminos y con pánico a las alturas, ¿y qué puede ser de un chamán que padece de vértigo y no puede volar y al que no se le abren los caminos de lo invisible?
De Jonás me han llegado borrosas noticias. Parece que tuvo problemas con una palma, con un gusano y con un sol calcinante. Pero, en general, le ha ido muy bien por aquellas lejanías como actor de reparto en una prestigiosa y taquillera superproducción de la imaginación humana llamada Antiguo testamento
INÉDITO
HE AQUÍ LA BOCA DE UN HOMBRE
He aquí la boca de un hombre
con su lengua siempre húmeda
con su jauría de dientes para trocear los alimentos
Hábil para amordazar la palabra
o liberarla
Diestra para la felación o el cunnilingus
Para mentir
Para salvar el mundo
He aquí el alma de un hombre
En él pastan ángeles y alimañas
De aquí vuelan sueños e impagables
crímenes
colmillos acechantes y unicornios
He aquí el sexo de un hombre
desafiante como un cuerno
Apto para poblar el mundo
Para gozar su cuota de placer
y su pequeña muerte
He aquí el cuerpo insepulto de un hombre
Para reclamar su inviolado cielo
Para su nada