21 Nov 2024

7. POESÍA CUBANA. LINA DE FERIA

-27 Jun 2020
Poesía

 

LA ORILLA ÍNTIMA

              

A Miguel Barnet

 

en la sabiduría

de la dulce Atenea

hallé una cifra oculta

               del decursar de la vida

y pensé que Miguel Barnet

angélico doncel de los mares

atisbaba la muerte

desde la orilla íntima

                   de la poesía

su extrañeza viene

de la carga de los aleros filosóficos

y en el Tokonoma

                 del Magíster Ludi

una sombreada ácana

me daba su ritmo

al compás de lo equidistante. 

 

Miguel

Tiene la vieja sabiduría

                     de Atenea

y desde su rincón abrupto

halló secuelas imponderables

            a su nombre

así las damiselas encantadoras

                    de Esther Borja

ruedan por sus ojos

de una manera huyente

                de la deslealtad

es un mar abroquelado en las rocas

es el Karma de Lucas,

la pequeña cigala

en la piedra de David

que volando por el mar

va a derrotar gigantes

y me muestra el plenilunio

los doce estandartes de la muerte

la cofradía del oro en la mixtura

el abrupto sinsonte

cantando las baladas de la noche

y siendo el gran amigo de la vida

me da el agua para la sed inmensa

con que a veces

atravieso el desierto

                        y las rocas sin luna.

        

 

DESDE LOS ÓLEOS TERRIBLES

                                   

A Juan Moreira y Alicia Leal

 

en lo intocable de la noche

pasan las antiguas iglesias

con sus curvaturas signando

                         un tiempo fijo.

Moreira está entre los alerones del techo

mirando una mínima estrella

que aprisiona sus piernas

con una luz

parecida a la de un cuadro suyo.

Cuando veo el césped recién cortado

caen peces por los brazos

poco sangriento de los sueños

y Alicia ha salido

                tras el húmedo cadalso de las tardes

buscando un rostro sin par

-exquisito en su angustia-

Y bebe del aljibe de las aguas.

Así estos hijos del silencio

acuñan la debilitación de los tiempos

y entre las manos mágicas

yace la orquídea más morada

de donde fluye un néctar

que perfecciona los jardines del hombre

en lo que captan ellos

desde los óleos terribles

ante los que podemos

morir o nacer

o seguir viviendo.

 

 

CERCA DEL ÁRBOL DERRUIDO

 

tiene el ciprés una silueta

que no cabe entre los calendarios

y vierte el agua

su arquitrabe de sombra

qué pasajero el ser humano

cuando diluye en los contenes

el bramar de los ciervos

apunta todo

a una sabiduría manca

que no penetra

por los resquicios de los montes

así las nubes

cuando se acercan al árbol derruido

alivian un peso de siglos

en los que la tierra varió y varió

como espejo fracturado y recompuesto

                    por la sal de los mares

contengo mi resaca

y en el pequeño cadáver del cangrejo insólito

un encausto de pájaros

con la novena sinfonía

            saliendo  como el empinar de una glorieta

desde una casa mustia

cuyo traspatio

es el mismísimo cuerpo de los hombres.

 

 

EL GRANO DE MOSTAZA

 

        de cierto os digo, que si tuvieses fe como un grano de mostaza diréis a este monte: pásate de aquí a allá y se pasará, y nada os será imposible.

SANTA BIBLIA

 

los muérdagos son la savia de la tierra envilecida.

En el anagrama de los locos

Combinamos sabiduría y amargura.

Pronto callarán las cascadas

y el emisario tendrá vacías las cuencas de sus ojos.

el valle ajeno a los légamos

recogía una tarde de noches sin relámpagos.

Verde era el valle

y los puentecillos del mar

no tenían compuertas para los trenes del aire.

El viento anudaba los cristales

y a pesar de las huestes del mundo anacrónico

nada me será imposible.

Las escalas serán las de Jacob

y en el inundarse de los ríos

la blanquecina forma de un desierto tunecino

donde el incrédulo se v en mareas muertas

                    que lo regurgitan. 

Así espero la sombra

              con el cuarzo y el sol

más cerca que nunca

en los esquineros de la ciudad deportiva.

Vi el ángel en el mar

y mientras la notación de los breves mendrugos

en la hierba

alimenta el animal enfermo

yo soporto la vida

el oscurecer sangriento de los valles

la parcela de amor

entre la cruz y el hombre.

 

 

CÁBALA

 

tengo torpes encubrimientos

sobre la soledad del día

y paseo las calles buscando los quilates

de frondas que me iluminen

parece estar todo vacío

aunque en los números de la cábala citadina

se juegan cartas de azar

y no pernoctan los peces en la fuente

los grandes tiempos en que el otomano

franqueaba su destino

resultan aguazas de madera

dilatadas en el vano de las puertas caídas

las plantas crecen inevitablemente

y nadie parece percatarse del levantisco de aire

diluyendo el recuerdo medieval

los imperios continúan

sentando los carboncillos de sus esqueletos

pongo el vaso de barro

con mis plumas y mis reglas

a la consideración del plazo de la vida

no conviene el silencio

y en el disco de sol imperturbable

un perfil se acrecienta

y me alcanza la belleza del mundo

en un café insalvable de las luces

cayendo por las alforjas del mantel

y me siento menos empobrecida

como una campana monocorde

que avisa de algo

                                   fantasioso y triste

que pasa en el pueblo

me yergo y en el loto de la lejana India

se amontona un sentido de pertenencia humana

sobre todos los yermos borrascosos

Rimbaud está entre nosotros

y yo sigo pensando que la felicidad

es un establo mínimo

donde comienza a espigar un potro pinto

me recuesto en el heno

mientras brillan mis ojos con una luz distinta.

 

 

Lina De Feria nació en Santiago de Cuba en 1945. Figura en numerosas antologías de Cuba y el mundo. En 2008 obtuvo el Premio Nicolás Guillén, convocado por el Instituto Cubano del Libro y la Editorial Letras Cubanas, por su libro Ante la pérdida del Safari a la jungla. Recibió el Premio David, en 1967, con el libro Casa que no existía, compartido con Luis Rogelio Nogueras. Tras la publicación de los volúmenes titulados A mansalva de los años, 1990; El ojo milenario, 1995; Rituales del inocente, 1996 y A la llegada del delfín, ha sido merecedora del Premio de la Crítica en cuatro ocasiones. Sus libros publicados son: A la llegada del delfín (Ediciones Unión, UNEAC, La Habana, 1998), El mar de las invenciones (Editorial Letras Cubanas, ICL, La Habana, 1999), El libro de los equívocos (Ediciones Unión, UNEAC, La Habana, 2001), El rostro equidistante (Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2001), País sin abedules (Ediciones Unión, UNEAC, La Habana, 2003), Omisión de la noche (Ediciones Matanzas, Cuba, 2003), Absolución del amor (Ediciones Unión, UNEAC, La Habana, 2005), Antología Boreal (Letras Cubanas, 2007), La rebelión de los indemnes (Ediciones La Luz, 2008), Ante la pérdida del safari a la jungla (Editorial Letras Cubanas, 2009), De los fuegos concéntricos (Eds.Unión, 2009), Espacios imaginarios (Eds. Extramuros, 2010), Caminando en el ocre (Editorial Gente Nueva, 2012). Por el conjunto de su obra, recibió en el año 2019, el Premio Nacional de Literatura de Cuba.



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