ESCRITO EN LA ESPALDA DE UN ÁRBOL
No recuerdo si el árbol daba frutos
o sombra,
sólo sé que dio pájaros.
Que era el centro del patio y
de la infancia
Que en la madera fácil
tallé tu nombre encima
de un corazón deforme
Y no recuerdo más:
tanto subió tu nombre con el árbol
que pudiste escaparte
en la primera cosecha que dio pájaros.
HICIMOS EL POEMA QUE NO PUDE ESCRIBIRTE
En últimas resulta
que los buenos poemas, los mejores,
nunca fueron escritos
Y no podía ser de otra manera:
hay que reconocer, humildemente,
que bastó con vivirlos
Lo demás es caer en tentaciones
de buscar el ahogado aguas arriba
en la pobre memoria.
LUCRECIA
Mi madre nunca tiene en los poemas
un lugar muy exacto
Siempre está dando vueltas
Huyendo y regresando
Aquí y allá de la vigilia al alba,
limpiando
y remendando mis palabras
como si fuera oficio de la casa.