VENTANA AL JARDÍN DE PEONÍAS
a CCRM, entre sueños.
Conmoverme el jardín y su disfraz
de flores dibujado […]
LUZ MACHADO
I
esta mujer está aquí de este lado del mundo
aclimatada y ansiosa
y no quiere más demoras en el devenir de las olas
que saben a lugar con luz peninsular
pero la hora
comprime los espantos a los ojos del que aún no llega
a la habitación
rota y solitaria
donde hincaría su uña a las uvas del desierto
llamándole prisma o
ventana desde la cual mirar lo prisionero,
preguntándose sí vendrán acaso arcángeles con antifaz
a la cama abierta donde sobreviven algunas historias
en algunos de los escondites del cuerpo.
II
pero,
algunos miedos nadan sin anclajes
en el laberinto del jardín de peonías.
III
y déjame estar entre ellas, distraerme
oler a ellas
sufrir su interior ahuecado
sus dobles tonos de esfera vegetal
ir del rojo al negro y devolverme azul en el viento
cruzada de otros ardores
imaginar irregularidades del hemangioma
que oculta alguna vértebra en mi columna
cavar la tierra y sedienta tragármela
como si fuese el calostro
con perfilada geometría dibujada de emociones
aspavientos en nuestra habitación con ventana
sin alcanzar todos los vértices de las medialunas
ni la entrelínea del tiempo de encierro
cuando la ausencia absorbe rumores soslayados.
IV
y déjame procurar serenidad y equilibrio
con el amargo de chocolate
para ser simple peonía con deseos sobre la cama
con punta de estrellas que brillen lejos en el cielo
acaso nocturnidad solitaria en el mapa del amor
recordando cómo espiaban tus ojos mi alteridad
y entre surcos de las manos procurabas esparcir
fortuna o designios o presagios con tus labios
mientras ideamos enfrentarlos y destornillarlos
moviéndoles la cola ensartada en signos de color
sobre los surcos que en cada vida y cada alma
vienen tallándose en cada una de nosotras
hace siglos en el jardín de peonías.
Inédito
ELLA, AVE
El añil se cuece al fondo de mis ojos
cuando tocarte quiero a la distancia
en el espacio donde te haces fértil cuerpo
sin mandamientos ni pactos;
arraigado azogue del inquieto día
en esa isla del resonar y del reflejo
donde alcanzarás a verme en la trampa de luz
con el satén helado que no oculta los pezones
con los nervios aliterados por la espera
y por el tiempo demorado de la música;
y no voy a reclamar si sueltas las aves prisioneras
y el satén sobre el sillón queda como recuerdo;
porque escrito estaba y está el otro día, el quieto,
en el que verás, veremos con ojos propios
la quebrada vuelta de esa imagen al espejo.
ÉL, PIANO
Mirarlo interpretar la partitura
acariciada cada tecla del piano
al oprimir sus dedos la corchea
es estímulo que entra en la médula
y empequeñecemos otra vez como
siluetas apiladas a medio tiempo
en la fotografía que miramos
al fondo del cedazo siendo apenas
esqueleto de lo nombrado
lo que iba a ser y siendo no fue;
donde ahora tecla y tecla suenan
alternando lo suave y lo estridente
en la encrucijada de lo huérfano
mientras afuera arde la ciudad
y sobre el afinado piano
late aún la tecla
imagen-vena:
corazón
del pianista.
a Ansel Adams, pianista antes que fotógrafo
EL SILENCIO ES VACÍO
Tan vacío es o tan vacía me deja
por más que atenta lo escudriñe
lo ande ajena a sus laberintos
él se abre inmenso frente a mí
tienta con tan amargas fauces
al preguntar lo que quiero saber
y al hurgar su interior rojizo
da con el cascabel el grito
el silencio es un vacío sin faunos
distancia con sentidos cruzados
más abajo o más arriba
así es.
LUNA CORNATA
Hay dos personas en toda fotografía:
el fotógrafo y el espectador.
ANSEL ADAMS
Lo fácil no. No lo es. Ni leve ni dócil.
Crecemos en el brote nudoso de las hojas
leaves conflicts
conflicts leaves
Sorbo a sorbo
lo sufrimos o bebemos
sorbo a sorbo
digo: —entra,
cascada de tornillos sin treguas ni luna llena
y dejo que vuelvas
anillado en la montura del día
con la bandana amarrando tu cabeza
y digo: —descansa,
en este ahogo.
Quedarte en silencio
absoluto
penetrado,
o mirar al otro lado
y arrancarle sonidos
a lo oscuro,
calar en la palabra.
Se mira a sí mismo
más allá
hace de sí
un sonido inquietante,
quedarse volteado
en des-concierto
engastado, tal vez,
aquel puente
que intentas a pie
sea arco tendido
a la esperanza.
POEMAS DE LA SED
oh sed
inextinguible sed
desierto sin salida
GEORGE BATAILLE
0
el tiempo azul ciega
dijiste al volver
recogido algún trozo
ciega el desierto azul
que nadie nombra
1
ala sin la huella
aún de lo arbitrario
cómo saciarse
2
fingías la sed
y no podía complacerte ni complacerme
3
pero la arena es más blanca que el áspero arenal
que me esconde de ti
4
brinca y bríncame
de boca he tomado el aire que alimenta este ardor único
5
no va a ocurrir lo que temes: el olvido igual llega
6
si desnudarte era lo temido ¿qué haré ahora con el resto?
7
quedo a solas con la palabra: un deseo
que también se deshace de nosotros
8
vértigo del que vuelve y no reconoce al que deja
cree interrogar los detalles que algo le dicen
pero allí sólo crece la maleza del asombro suyo
una palabra bastaría ¿pero de qué labios saldrá?
9
amurallada en la habitación que se ha ido vaciando
la sombra dice que el eco de arena repite las mentiras
y no le creo, aún no le creo
10
tendida es la sensación repetida y
olorosa, impertinentemente posible
PASO DE NUBES
Cuerpo de viaje cuya mejor señal
es una cicatriz de nube.
JOSÉ CARLOS BECERRA
I
Las nubes sobrias pasan
por encima de nuestras cabezas
y al alejarnos catamos
los separados placeres,
hallando en ellas
nuestra cábala y
la descifrada energía
que nos clava el aguijón.
Sin recoger la huella
el que todo lo ve
las ajusta,
y escondite las hace,
ante la incertidumbre
que nos bate en sus alas.
Que las nubes arropen
los ojos
pero no la alta vista.
La ineludible,
que precisamos
en los tiempos nublados.
Las nubes nos apilan.
En ellas solemos estar.
En ellas te intuyo
flor transitoria del día.
II
En este paso entre nubes rescato
las líneas de una carta que a mis
padres escribí en aquel primer viaje
a Nueva York, al reverso de una
postal de Fanny Brennan, titulada
Birthday- © Artists´ Postcards:
La cinta roja anuda todas las nubes
que nosotros sobrevolando somos en
la ciudad-manzana donde Ricardo
estudia fotografía, y ahora que le visito
juntos la hemos andado deprisa
en estos siete días de julio, sintiendo
como si el suelo, en vez de cemento y
tierra, fuese de escaleras mecánicas.
Algo más real tengo ahora de ellas y
de él, y del armar las imágenes con
el lente fotográfico a la manera aguda
al catar cada tarde como las nubes
se desatan en la corriente del río Hudson
mientras él y yo conversamos, con café.
Este río nace en el lago Tear of the Clouds,
literalmente: ‘lágrima de las nubes’.
La cinta roja me anuda a todas las nubes.
Edda Eligia
NY 17/07/1979
a Jimena Ríos
TREYOLÍ
El ángel insistía en tocar los pechos
cubriéndome
decía que la madrugada reúne a los espíritus
y volvíamos a untar los cuerpos
en la arena más cobriza
Acaso el sol surca los huesos
la boca de la cueva más minúscula me llama
no acepta nombres
no puedo entrar con sueños
esta realidad exige flores de coraje
DOS MIRADAS EN UNA REALIDAD AUTÓNOMA
En una sala de enormes proporciones del Metropolitan
Museum fijé mi vista en el óleo Woman With Parrot,
de Courbet. No tengo noción del tiempo que permanecí
de pie, inmóvil, cautiva, observando como el cuerpo de
mujer con cabellera leonina yacía relajadamente sobre
una manta de arabescos y flores, con un águila posado
en su mano izquierda erguida muy en alto.
Fijando los límites de este mapa, establecía un punto
de partida para no extraviarme. Me interrogaba a mí
misma frente a la aparente fragilidad de lo femenino.
Candor y fiereza del alma. Reveses de la moneda.
Contemplar. Respirar cómplice la bocanada de aire
fresco que expande el campo del Sheep Meadows
del Central Park. Estirarnos. Aliviar las más profundas
tensiones de nuestro ser contemporáneo.
Dualidad. Seres andróginos. Cortezas. Aguafuerte.
Cables de alta tensión. Corriente subterránea. Converger.
Accionar el disparador de la cámara para guardar
la imagen en ambas cámaras secretas. Voces encontradas.
Vigilia del ser. Alcanzas la serenidad en el encuentro.
Enlazas la cúspide de los árboles en el mirar melancólico.
Pactas con el ave de rapiña la reencarnación del alma.
Ganas el vuelo animal. La plenitud del sexo.
La soledad nos alcanza al acabar el placer compartido.
El dolor aflige a la mujer por voluntad divina. Batallas.
Ella victoria. Ella sangre. Ella coraje. Ella pasión.
Ella libre. Ella amante. Ella soledad. Ella guerrera.
Ella ahora aquí infinita, eternizando su mirada
en el ave de rapiña. Nefertiti. Eva. María. Safo.
María Magdalena. Juana de Arco. Ofelia. Julieta.
Lucrecia Borgia. Dulcinea. Isabel la Católica.
Sor Juana de La Cruz. Teresita de Ávila.George Sand.
Rosa Luxemburgo. Greta Garbo. Virginia Wolf.
Clara Schumann. Emily Dickinson. Isadora Duncan.
Justine. Janis Joplin. Marilyn Monroe. Madonna.
Ella Fitzgerald. María Bethânia. Remedios Varo.
Clarice Lispector. Chantal Maillard. Clara Janés.
Teresa Carreño. Teresa de la Parra. Ida Gramcko.
Alejandra Pizarnik. Frida Kahlo. Lady Di. Yoko Ono.
CESTRUM NOCTURNUM
Es el árbol quien ve.
RENÉ CHAR
Cómo puedes, árbol, plenarme sin que tenga
aprendido tu nombre o el de tu especie, y siendo así,
sepa por demás de tu fragancia, semejante a la del
azahar o el jazmín, con tu flor de pequeña trompetilla,
con su elixir dulce que igual atrae avispas y colibríes.
Presencia noble la tuya a un rincón del doméstico
jardín, compañía a la precaria hora en la que dudas y
preguntas: ¿cómo puede la vida regalar la esperanza
del renacer entre verdores sin espinas, en el tejido
nido que la avecilla arma sobre tan débiles ramas?
Una se apega. Cela el lento crecimiento de sus tallos,
el brote rabioso de sus nuevas hojas, las que igual
verás caer, pues el inclemente sol las reseca,
o las abusa el gusano que brinca del árbol vecino, o
los bachacos que ascendiendo la enramada le llegan
a su más tierno núcleo.
Desde que no permito que poden tus ramas has
desplegado tu vigor con brazos arracimados
de menuda carga blanca, y ahora la casa se alimenta
de tu perfumería, siempre nocturna.
Todo árbol plantado en tierra ajena hace duelo al
costado abierto, sin sospechar que su raíz es la misma
que te sostiene en la vigilia intemperante del sentir,
sujetándote a la realidad áspera en la que vives.
AL DESCAMPADO
¡Dios maldiga las guerras,
todas!
Conversaciones, WALT WHITMAN
IV
Golpeo fuerte con los nudillos de los dedos
toda superficie que pueda contener un alma
una llama ardiente
una orilla en cuarto creciente
la arena de los médanos del desierto
hincando los tuétanos
pero están alejados, en ese más allá
con la cabeza abierta, delirantes.
V
Crispados por el frío que enfunda la ruleta rusa
un aire desprevenido nos hace arriesgarnos.
Como destino llevamos la daga,
la daga en el bolsillo.
Mina enterrada en la tierra seca
que han de andar los pies trashumantes
errando, en orfandad.
Nos hace vulnerables el dolor.
¿Dónde un trozo de tierra sin violencia?
VI
Sueño la voz y el cuerpo del hombre
en el desierto que nos reúne
al lomo de la bestia.
La ventisca de arena
sobre el rostro quemado
después del resplandor
la ausencia.
He querido nombrarte
hachazo del eco
en abrazada soledad.
La voz castiga al cuerpo
le da nombre a las ausencias.
Soy la más paciente de la tribu.
VII
La voz amarga
alguien te delata
te siembra en la árida tierra
te mina el alma
no entiende tu naturaleza
ante la barbarie
quedas
a la intemperie
Solo. Desnudo. Cortado
ante la jauría.
VIII
después del resplandor la ausencia quema
he querido nombrarte pero apenas la soledad
acunarse en la orilla asumiendo ser fantasma
Edda Armas (Caracas, 1955). Psicóloga, editora y poeta con obra publicada desde 1975, los libros más recientes: Manos (El Taller Blanco, Bogotá, 2019), Fruta hendida (Kalathos, Madrid, 2019), A la hora del grillo (El Ángel Editor, Quito, 2016), Alas de navío (Ed. Caletita, Monterrey, 2016), Roto todo silencio, ilustrado por Daniel Medvedov (Edición especial 40 años de la1era. edición, Oscar Todman, Caracas, 2016); Sin negativo ni estaciones (Kalathos Caracas, 2012), y la antología personal Dagas y otras flores, en Monte Ávila Editores Latinoamericana. Su poesía figura también en diversas antologías internacionales. Ha recibido los siguientes reconocimientos: Premio Municipal de Poesía, Alcaldía de Caracas 1995, Premio XIV Bienal internacional de Poesía J.A. Ramos Sucre 2002; Orden Alejo Zuloaga de la Universidad de Carabobo 2013, por su obra literaria y sus aportes al país como gestora y productora cultural y el Premio de Honor Naji Naaman’s Literary Prizes 2014, en Líbano, por su trayectoria completa. Presidió P.E.N Venezuela (2005-2009). Formó parte del Comité Editor de la Revista de fotografía EXTRACÁMARA (1994-1998) del Consejo Nacional de Cultura (CONAC) y asesoría del Comité Organizador de la Feria del Libro de la Universidad de Carabobo (FILUC). Ha representado a su país en festivales literarios en España, Francia, EEUU, México, República Dominicana, El Salvador, Ecuador, Perú y Colombia. Editó la antología Nubes. Poesía hispanoamericana 2019, publicada en España por la editorial Pre-Textos, investigación temática con 291 poemas de 291 poetas, de 16 países en homenaje a la lengua que somos.