GUARDO HOSPEDADA EN MI MEMORIA
Guardo hospedada en mi memoria
la imagen apacible del cuerpo del amor.
La luz ha de llegar de nuevo,
pero ahora, en lo real, tan solo la lluvia
cubre la calle como negro alpiste.
Mira descender lentamente
la espina de la carne en la herida secreta.
El burdel, su avaricia, sorbe mi alma agotada,
mi esperanza sedienta de sentir,
por un instante, el sordo crepitar.
En penumbra la prostituta baila
con la sinuosidad de una ancha llamarada.
Ya el ansia se amontona en el espejo,
la sombra de mi mano se prolonga.
Por mucho que el placer arda
siempre su rostro en mi interior se enciende.
EL SUEÑO DEL EXILIO
De pronto me hallo solo
ante el verdor del bosque.
Bajo la luz del sol
camino entre la hierba.
Distante queda el caos
de la ciudad oscura.
El pulso de la tierra
circula por mi sangre.
Extasiado, me adentra
por un camino oculto.
La espesura del bosque
es umbrosa, dentada.
Por un pausado instante
el espanto me colma.
Pero una clara luz
asoma de repente.
Este es el centro
de la calma, el espacio
donde el silencio brilla
en toda su existencia.
Ya desciende la sombra
inquisitiva de la muerte
en espiral, veloz,
por sobre mi cabeza.
Yo busco, dentro
de la tierra, un espejo.
SOLO DENTRO DE TI
Oh espejo de obsidiana
encendido en la sombra,
oscuridad del alma,
olvido del asombro,
ventana imperturbable,
cristal de huraña nitidez,
tentacular dominio
del tiempo entumecido,
voracidad oculta
en el anonimato,
exilio peligroso,
escudo tremebundo,
solo dentro de ti,
en tu insaciable hondura,
suplico sin sentido
una brizna de luz,
un rapto iridiscente,
ilusorio consuelo,
vano espejismo
de la perdida dicha.
TRAMPANTOJO
De madrugada, bajo la luz del alumbrado,
con la mirada en la calle desierta
pienso en el corredor
de Borromini en el Palacio Spada.
Como tal corredor, oh pobre alma tediosa,
que te seduce con su longitud
por una ideada suerte de astuta perspectiva
la luz de la pantalla te embelesa
sin pausa ni reposo, siembra en ti solo olvido.
Toda tu historia irremediablemente
es este simulacro desolado,
el dominio absoluto del ojo por la imagen.
THE NIGHTMARE
Como enterrado vivo
despierto de repente
sin movilidad ni habla,
tan preso, tan inerme,
bajo el peso aplastante
de una horrenda negrura.
¿Es acaso esta sombra
el perverso dominio
de una oscura entidad
hambrienta de mi vida
o es tan solo mi propio
cuerpo paralizado
por todo el vil veneno
de mi mismo odio?
Completamente tieso
oigo con inquietud
el ruido alrededor
de mi siniestra cama.
Cada punto del sueño
es un incesante ahora.
Poemas de El abismo del hombre, 2020.
Elí Urbina (Chimbote, Perú, 1989). Es Licenciado en Letras y Magíster en Docencia Universitaria e Investigación Pedagógica. Ha publicado los poemarios: “La sal de las hienas” (Plectro Editores, 2017) y “El abismo del hombre” (Buenos Aires Poetry, 2020). Su poesía ha sido traducida al griego, serbio, francés, italiano e inglés. Fundó y dirige la revista de poesía Santa Rabia (www.santarabiamagazine.com).