LI YAO TANG
Y si de nuevo estuviéramos a las puertas del 113 en Wakang Road,
levantaría mis brazos con el mismo asombro y con mayor certeza
para alcanzar la estancia, el recibidor de los amigos
y esa luz que se posa sobre el siglo de magnolias
que sus manos plantaron como retazos ajenos
para trazar sus libros.
.
Porque nos despedimos muy pronto.
Y unos minutos no bastan para sentir a los justos solitarios de las guerras.
La fiebre rebelde de los que no pueden matar.
Los golpes de las manos que no se sabrán nunca
a campo abierto o en el pabellón de un hospital.
La duda, la duda perpetua sobre el despertar del hombre.
Así fue que abandonamos el arco del zaguán,
los agitados sueños de Li Yao Tang
para atravesar los pasillos encubiertos de Shanghái,
sus troncos sosteniendo el infinito enramado del wutong,
su descarnada y suave luz.
Pero ahora es la ocasión, Li Yao Tang.
Han transcurrido los días, y aunque los mapas mienten y nada se ve de lejos,
mientras respiro mi tierra
me llega un nuevo ímpetu que me conduce a Sichuan,
al juego de tus máscaras,
y a la mirada final, a la más limpia mirada, la última de todos.
ENTRE LA SOMBRA EL CANTO
Y he aquí que hoy, Roque Dalton, no asesinaron al cisne.
A eso de las siete
se llenaron las tribunas
y nuestros cuerpos se plantaron como árboles
en turbulencia y en sosiego.
No asesinaron al cisne.
Fuimos riego de luz
por un instante
hojarasca, osadía, atrevimiento,
un exceso de realidad
por centenares
que supo flotar en el silencio y duele
porque todo ha sido palabra-tachadura:
la persecución, el crimen, la masacre.
Cenizas pasajeras que se juntan, se dispersan
para perderse en lo más ancho del tiempo, en el olvido.
Lo que quedó de un hombre perseguido por la Sombra, somos.
Lo que quedó de las madres tras los huesos de sus hijos,
vertidas ellas en el mar que los extiende,
o en la celeridad del río, somos.
Somos lo que pasó y está pasando todavía.
Pero entonces, leímos:
Sus estertores anegan de suciedad los trajes de los transeúntes.
Y lo supimos: fuimos la misma llaga antigua y nueva,
el barro, el animal fundido ya en el tronco
mientras la hora hacía maravillas.
Oh, luz iluminada que hoy pareces tan nueva:
que tu silencio no ensordezca a los verdugos.
Que confusos de vivir,
se plieguen solemnes en la plaza.
Que sus manos penetren los corredores de los árboles,
y excaven la memoria toda
antes de que este claro de luna disipe tu nombre, Roque Dalton.
y borre las tinieblas de la noche.
DESAIRE
¿Cuál de las noches?
¿Cuál noche para explorar ese que soy cuando me acecha el rostro de mi mejor enemigo?
¿Cuál rostro para saber quién soy si lo que veo es su delirio?
Y entonces cierto desdén
Este desdén con que lo alcanzo le disparo
Justo
En el centro
Me hago fuego
Invierto los deseos
Lentamente
Suplanto a mi enemigo
Para salvar mi honor
Ya no me veo.
NN
Pero es necesario el llanto
Es necesario el llanto para ordenar el tejido de la trama
del gran lamento sin voz.
Un llanto más enorme que el insondable llanto de los desposeídos
que el llanto terrible y moderado de las mujeres violentadas
que el inocuo llanto de los arrepentidos y los necios
que el llanto miedoso de los niños, los atolondrados y los sabios
que el llanto cansado del amor.
Por el pasado infructuoso que nos tocó
Por el futuro infructuoso más viejo que el ayer
Tanto ardor
Tanto ardor
Atravesando
Invisibles
Nosotros
el más antiguo miedo.
AUTOPISTA MEDELLÍN (Km 42)
Suspiro.
También tú: la felicidad llegó a su límite.
Sonrío.
También tú: las imágenes frescas del paisaje se resisten a la época.
Y de pronto, el silencio suspendido:
Como un perro trotando, un joven surge del camino.
En su mirada, la nostalgia de la muerte.
Recogemos nuestras manos.
Tallulah Flores Prieto. Barranquilla, 1957. Dedicó toda su vida a la docencia como profesora de Literatura y en las cátedras Semiología del Cine y Argumentación de la Universidad del Norte. Poeta y traductora. Sus poemas han sido incluidos en libros, tales como Poetry Monthly, China; Oír ese río; Voces de poetas mujeres colombianas (un libro por centavos); Ellas cantan, Universidad Externado de Colombia; Como llama que se eleva- Exilio; Poesía Colombiana, Confabulación; Un país que suena, Cien años de poesía colombiana, Embajada de Colombia, Assírio & Alvim, Lisboa, Portugal; Unión Nacional de Escritores, Rumanía, y Caravelle, Cahiers du monde hispanique et luso.bresilien, Francia, entre otras publicaciones. Sus poemas han sido traducidos al inglés, portugués, francés, rumano y chino. Ha publicado Poesía para armar, Cinematográfica, Voces del tiempo y Nombrar las voces. Reconocida por la Asociación de Periodistas del Atlántico; Universidad Simón Bolívar y la Asociación de Mujeres de Barranquilla. Premio de Arte y Poesía, Festival Internacional de Poesía de Curtea de Arges. Su poesía reunida El revés de la caída y otros poemas fue publicada por Uniediciones, Colecciòn Zenócrate. Es subdirectora de PoeMaRío, Festival Internacional de Poesía en el Caribe; y miembro del Consejo Editorial de la revista víacuarenta de la Biblioteca Piloto del Caribe. Prepara el libro Poemas Ocultos.