EN LA BONDAD PULÍA MI ROSTRO
Dame la bondad de un claro en el bosque
como buen humano
podré llenar su vacío sembrando
árboles más frondosos y altos
(Soñé
que me daban la tarea de aserrar por la mitad
a un santo
era santo porque sus ojos tenían la calma
de una nube que se deforma
y de pronto es cielo)
No me creo capaz de talar un árbol
y menos de aserrar a un hombre
les dije
Los atenienses que morían de sed
en las canteras de Siracusa
fueron capaces de seguir bebiendo del río
con una flecha en su garganta
me respondieron
Desperté bondadoso
fui en busca de un árbol que sembrar
Me vi ante el espejo
con una sierra en la mano.
LAS BÓVEDAS DE SVALBARD
De habérmelos pedido
hubiera enviado a Svalbard las semillas que pulí de niño
las semillas y gusanos del guayabo
que daba trompos cantos y hondas
las semillas del limonero
que cubría hasta la mitad del patio
las moras silvestres que mancharon
el bolsillo de mi camisa escolar
y que se notaron hasta en la foto de último año
las semillas de la dulce granadilla de Esquipulas
las semillas de ciruelas del sur
soles osificados dentro de la pulpa crujiente
las líquidas semillas de la jagua
sorbida a solas una tarde de 1984
las semillas de paterna de sabor indefinible
aunque cercano a la avena
las pasas robadas de las cajitas compradas
por tía Lauren - viejecillas de fiesta
con ínfulas de viajeras-
los mamones atragantadores
palabras redondas que no querían salir de mi boca
las semillas del mango miliar
frontera vertical de mi impotencia
(nunca pude subir a él
y creí que desde su copa iniciaba
la redondez y dulzura de la tierra)
La bóveda del fin del mundo
estará por siempre incompleta
El desastre que nunca esperamos es el tiempo
que va borrando y arrancando a fondo
las semillas de tu infancia.
LAS CARTAS ME LAS TIRARON MARCADAS
Y también me han tirado las cartas
las brujas más blancas y zafias
y todas leyeron en mí
los vicios más atávicos de un centroamericano
Practica la quiromancia sugirieron
se convierte en tapir y se come los sueños
insistieron
transformado en lechuza
chupa el ombligo a los amores recién nacidos
no deja milpa en pie
dinero que agarra dinero que desgrana
Las arrogantes brujas
tan blancas como el vaso blanco
barajaron mi suerte y consignaron
pocos días de amor y pecado
advirtieron
te dejará por el primer barco que salga
colecciona pasaportes y recibos de western unión
se convierte en sueño pero es un tapir
¡santa virgencita del cobre
mira su piel entre el barro y el olivo
no es negro pero te juro que tiene de negro!
Debió practicar la brujería comer lenguas
zapatear los techos tocar zarciles comer ceniza
¡tuerce los tobillos como un sisimite!
¡no es de fiar ese hondureño!
detrás de él vienen miles con bandera y todo
Yo que usted mamita no le ofrezco ni la sombra
Se le nota en su mirada
y en sus poemas de capirote
APOLONIO LE DECÍA A JULIA, HIJA DE CÉSAR
que al morir
nuestra alma iba a un lugar
donde todos los círculos eran perfectos
todos los lechos de humanos o ríos
la arena, el mendigo era perfecto
la madre suplicando por el hambre más tenaz
la sed del condenado a muerte
la uva del miedo juntada en racimos perfectos
Apolonio
miraba un caballo y le predecía una muerte perfecta
junto al jinete con su penacho de plumas
y la coraza perfecta atravesada
por un venablo perfecto
Todos nuestros errores ascendían, al morir,
un grado de perfección
todos los adioses eran besos perfectos
la emulsión del crepúsculo
las decrépitas habitaciones
el hueso de una pera mordido hasta la semilla
y también su lenta descomposición en un resto perfecto.
No temo ya las palabras imperfectas
ni una sola de ellas
se perderán la dicha de todo lo perfecto
que aguarda por ellas.
POEMA DE UN BEST BOY
Olías a repostería a la entrada de un cine
y juro que jamás he ocupado
de entenderte con subtítulos.
Llegaste ingrávida
hablando el idioma de un zeppelin en llamas.
Yo solo tuve que amar tus historias
de finales felices.
Lo demás
hubiera sido repetir
la misma cinta que nadie entiende
más que nosotros
entre las sombras.
PETICIÓN DEL BIBLIOTECARIO DE XI’AN A QIN SHI HUANG
Y si te dijera
que mis libros
intactos y estoicos en los estantes
son cientos de guerreros
dispuestos a acompañarme en mi tumba
sin límites
¿Me dejarías morir
leyendo?
Fabricio Estrada. Honduras, 1974. Publicaciones: Sextos de Lluvia, 1998, Poemas contra el miedo, 2001, Solares, 2004, Imposible un ángel (antología) 2005, Poemas de Onda Corta, 2009, Blancas Piranhas, 2011, Sur del mediodía, 2013 (México -Costa Rica), Houdini vuelve a casa, 2015, Blake muere en París a causa de un paparazzo (antología personal) 2018 (Puerto Rico). 33 Revoluciones para Rodríguez, 2018 (Honduras). Osos que regresan a la radioactiva soledad de Chernobil, 2019 (Uruguay), Piedra boomerang, 2019 (México). Sus poemas aparecen en antologías iberoamericanas e inglesas. Ha participado por Honduras en diversos festivales internacionales. Prepara la publicación de su narrativa. Sus artículos de opinión han sido publicados en revistas impresas y on line de Iberoamérica. Integró el Taller de Poesía Casa Tomada (1993-1996) Teg.; Miembro Fundador del Colectivo de Poetas Paíspoesible, Teg. (2004-2008); Miembro Fundador de Artistas en Resistencia, Teg. (2009-2011), Primer Lugar del Premio Nacional de Poesía de Los Confines, Honduras 2017. Ha sido traducido parcialmente al inglés, sueco, árabe, portugués e italiano.