22 Nov 2024

134. POESÍA COLOMBIANA. PEDRO ARTURO ESTRADA

-09 Ene 2021
Poesía

 

DEL TIGRE Y TU MEMORIA

 

Al primer fogonazo de la fiebre

el tigre te saltaba del fondo de los párpados

 

La asfixia de sus zarpas en la noche sin ángel

—sin miradas

 

Era la sombra que acechaba tras el día turquesa

El rostro atravesado de gestos oblicuos

 

La risa tarántula de las visitas

 

Nadie salvaba tus ojos reventados

detrás de las endijas del postigo

cuando pasaba lento

el cortejo del mundo ya sin máscaras

 

Sin embargo es ahora

Para siempre es ahora cuando no acude nadie

 

y el tigre del vacío

—es tan real.

 

Poemas en blanco y negro, 1994

 

 

SABER PERDER  

 

Acaso nada se pierda

ni la vida cuando en verdad

nada antes teníamos

 

Ni el amor

que nunca fue completamente nuestro

 

Espejismo salvaje

una costumbre más

un sueño menos

 

Saber perder

saber pasar sobre las cosas

camino de la nada

 

Saber ganar

bajo tanta pérdida aparente

 

Saber vencer

en el despojamiento de uno mismo

 

Todo olvido

todo fracaso

 

—única y última

victoria posible.

 

Poemas en blanco y negro, 1994

 

 

TRENO POR LOS MUCHACHOS MUERTOS

 

Para Javier Ángel y Diego Alexánder Estrada, en memoria

 

Su silencio es herida mortal, oscuro labio

que condena la luz de una ciudad que, como pájaros

los vio pasar y caer sobre sus calles

una noche, una tarde, una mañana cualquiera…

 

Dónde están hoy sus rostros de estrella medular,

sus ojos de inquietud, su fuego, su deseo insaciable?

...Sus gritos, ¿a qué fondo, a qué altura,

a qué extrema frontera se lanzaron?

La noche los acogió bajo su ala de cuervo

y entre estallidos cósmicos sus voces

melodías eléctricas modula con la mecánica estelar

 

Pero sólo el asfalto aquí abajo

piedra de sacrificio

sólo el perfil danzante de la nube

en lo alto de la casa, ese rincón donde alguien

que los amó los recuerda

 

Sólo el libro, la flor que nuevamente se abre

en el pequeño jardín, la música y las fotografías

en el álbum guardadas, son vestigios

de su paso apurado por la tierra

ángeles adolescentes súbitamente desaparecidos

 

En otras bocas, otros ojos, volverá a moldearse

acaso su milagro, pero quién nos dirá

qué verdad, qué grandeza, qué mundo irrepetible

se ha perdido

se ha ofrendado

 

—al abismo.

 

Fatum, 2000

 

 

OTRA CASA

 

Para Javier Naranjo

 

Habito después de todo la casa

construida en sueños, la casa

levantada en la región translúcida

en el deseo inmensurable

 

Sus cimientos se afianzan en la niebla

junto al acantilado de la nada se yergue

 

Y sin embargo

por sus pasillos me extravío

en sus profundos salones silenciosos me refugio

 

Crezco, vivo y espero tanto

detrás de sus ventanas, bajo su techo cóncavo

descifro la luz famélica del mundo, la imagen

y el lenguaje sin edad del vacío…

 

Sus paredes no ocultan

—revelan mis secretos

al sol furtivo que las hiere

 

Mas no está en sitio alguno nomenclada:

mi casa soy yo mismo

 

—heredará la muerte sus jardines.

 

Fatum, 2000

 

 

PAÍS DE SILENCIO

 

Alguien se atreve a preguntar por el que no ha vuelto

y las sombras le contestan: nada, nadie, ninguno

 

Alguien deambula husmeando los últimos pasos

los ayes que dejó en el aire, las voces que aún

se cuelan debajo de las puertas. Alguien

bajo las sábanas húmedas de la medianoche

no logra conciliar el sueño, espera hasta la alta

desolación del alba esa noticia, ese ya, ese basta

 

—Ese grito final que restablezca el curso de los días

y desate la voz sobre el vacío

excavado por años de silencio

 

—y miedo.

 

Oscura edad, 2006

 

 

DE LA MUCHACHA ASESINADA

 

Ante quién

por mis manos y pies hechos polvo

mi rostro en su primera lozanía, calcinado

 

por mis pechos cercenado esa noche

 

—clamaré restitución

 

Ante quién

por los días más bellos arrojados al fuego

por la risa de la mañana, aniquilada

 

la fuerza de mi sangre sembrada entre piedras

 

—tasaré la pérdida

 

Ante quién

del amor destruido, los sueños bajo tierra

la belleza reducida a un montón de vísceras abiertas

el deseo mutilado

 

del grito y el sollozo sólo oídos

por las potencias indiferentes

 

—pediré respuesta.

 

Ante quién

por la palabra todavía crédula o apenas ingenua

de la vida y el espanto que la ahogó

 

—obtendré explicación.

 

Oscura edad, 2000

 

 

SE LLAMA POESÍA

 

Homenaje a Aldo Pellegrini

 

Se llama poesía todo aquello que cierra

la puerta a los imbéciles, sí. Todo aquello que abre

en cambio, la visión y el secreto del mundo a los inocentes

a aquellos que lo apuestan todo a nada

los que no guardan, no se cuidan, no acechan

no calculan y sin embargo están siempre a punto

de encontrar como por casualidad

incluso el amor, la muerte, la vida misma

 

Se llama poesía todo aquello que tira los pies

tras lo imposible, lo que revela el otro lado de las cosas

lo que canta al final del desastre sin motivo alguno

lo que te avienta inclemente fuera de tu ser

o invade en silencio —marea extraña

el interior hasta ahogarte los ojos

 

Se llama poesía todo aquello que estalla

de golpe en la palabra sin aviso y sin lógica

lo que no puede explicarse propiamente a los listos

a los que siempre tienen la razón

 

Se llama poesía todo aquello que vuelve luego del exilio

la derrota, los miedos. La luz que un día retorna

a los cuartos cerrados de la vieja memoria

la antigua, recuperada simplicidad de los días

 

el viento que reaviva una llama en la noche

lo que nos sobrevive

lo que siempre nos queda más acá de la herida

la pérdida más honda

como una última, callada

—oculta fortaleza.

 

Oscura edad, 2000

 

 

MIENTRAS CIORAN ENMUDECE

 

En las cimas de la desesperación

también el silencio

la ebriedad del silencio

 

En las cimas de la lucidez

también la alegría

de no ser nada

 

En las cimas de la soledad

también la risa

la máscara de la risa

 

En las cimas del vacío

la rotundidad de un cuerpo

el deseo

 

En las cimas del deseo

también la rotundidad

 

—de su vacío.

 

Poemas de Otra/parte, 2012

 

 

LA RUEDA LENTA QUE TE MUELE

 

Esa quemadura

esa luz que cava y revienta

silenciosa por dentro

 

Uñas rasgando desde el fondo

como si alguien estuviese asfixiándose en ti

o buscando salir de ti

 

Tal vez el que eras hasta ayer

quizá el que serás mañana

 

Entonces es afuera igual la náusea

antes de escalar el vacío

 

Aferrarse a la rueda lenta que te muele

segundo por segundo

silenciosa, eficaz

 

Mientras cierras los ojos e inclinas la espalda

ensordecido, perfectamente

aleccionado

 

—en el terror.

 

Locus solus, 2013

 

 

ANTIORACIÓN

 

Que la vida me agarre confesado

boca arriba del miedo

aleteando en el azul

 

Una sola canción

una palabra sola

—dioses desconocidos

cantaré para vosotros

 

No pido ningún cielo

no ignoro vuestro infierno

 

Sólo este instante es mío

no lo carguéis de eternidad

 

Dejadme ir cuando quiera

no me atéis

no pidáis mi fidelidad

 

—Mi fe última

 

Esa apenas me alcanza

—para el día.

 

Monodia, 2015

 

 

Pedro Arturo Estrada nació en Girardota, Colombia, en 1956. Ha publicado los libros: Poemas en blanco y negro (Universidad de Antioquia, Medellin 994); Fatum (Colección Autores Antioqueños, Medellín 2000); Oscura edad y otros poemas (Universidad Nacional de Colombia, Bogotá 2006); Suma del tiempo (Universidad Externado de Colombia, Bogotá 2009); Des/historias (Cuadernos Negros Editores, Armenia 2012); Poemas de otra parte (Cuadernos Negros Editores, Armenia 2012); Locus Solus (Sílaba Editores, Medellin 2013); Blanco y Negro (Selección de textos, Amazon, NY., 2015), Monodia (Amazon, NY. 2016); Quién juntó la ceniza (Seshat editores,  Bogotá, 2020); Canción tardía (Ediciones Grainart, Bogotá, 2020) y Palabras de vuelta (Antología personal, Editorial Universidad de Antioquia, 2020). Es premio nacional Ciro Mendía (2004) y Casa Silva (2012) entre otros. Textos suyos aparecen en distintas antologías del país y del exterior, con traducciones al inglés, francés, portugués, rumano y árabe.

 



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