Jorge Debravo y el fulgor de los despiertos
por
Javier Alvarado
Existen momentáneas mudanzas y eternas mudanzas. Una poeta que hace dos décadas siempre estaba moviéndose de un lado hacia el otro, cambiando de entorno, de barrio, de casas, de vecinos, era mi compatriota Consuelo Tomás. Luego de una llamada telefónica para ponernos al día me comentó que se mudaba y que si podía visitarla pues tenía una cajetita con libros que me podría ser de utilidad. Concertamos la cita y luego de conversar, observar bultos embalados, muebles y el deseo de empezar otro ciclo; llegué a mi casa con varios tomos y uno de ellos llamó mi atención: Antología Mayor de Jorge Debravo, del cual ella había extraído un epígrafe para su libro Las preguntas indeseables. En ese tomo significativo, publicado por la Editorial Costa Rica, reunía testimonios sobre la vida de un poeta nacido en Guayabo de Turrialba el 31 de enero de 1938 y que había aprendido a leer y a escribir gracias a su madre en hojas de plátanos, donde trazaban las letras con un palito. Jorge Debravo se desenvolvió en un ambiente rural y tras ese escenario; aunado a sus lecturas; decidió escribir poesía. Dicen que, por leer a la luz de una lámpara de fuego, se le acortó la vista. De allí, sus llamativos anteojos. Entre las grandes lecturas e influencias del poeta están la Biblia y Miguel Hernández. Su poesía se desenvuelve entre la corriente amorosa-erótica y la de tópico social con trasfondos familiares, políticos, existenciales y matices religiosos. Hay algo sumamente curioso, Jorge Debravo era conocido por su ateísmo. Cuentan los asistentes a su entierro y partícipes de sus últimas voluntades de no ser enterrado con cruz. Algunas veces apareció el símbolo y volvía a desaparecer. Hoy día, en el cementerio de Turrialba una piedra señala el sitio de su sepultura. Con todos estos sesgos, figuras bíblicas, resonancias de salmos, de evangelios, de pasajes de ángeles y revelaciones están presentes en la obra debraviana. Jorge Debravo tenía una fuerte convicción, pero tenía un profundo conocimiento de un libro que a pese a limitaciones, estuvo a su disposición. Veamos unos versos dedicados a Cristo:
Nosotros dos hemos hablado mucho,
en horas de esperanza y de miseria.
No creo que te avergüences
de esta amistad sincera
y de haberme contado algunas cosas
con el ruego que a nadie lo dijera.
Cristo como el ente de cambios, el que abogaba por los pobres, por los necesitados; había una atmósfera de unión en cuanto a los credos sociales; más allá de la religión, estaba el sentido de lo humano, de lo solidario.
Luego de realizar varias lecturas de esa Antología Mayor y de apasionarme en especial por el Salmo de las maderas; en muchos de los viajes que he realizado a Costa Rica, he podido obtener primeras ediciones, reediciones de los libros de Jorge Debravo. Es apasionante también recabar testimonios de poetas, escritores y personas que lo conocieron. Su muerte fue trágica, a los veintinueve años (1967); regresaba de un velorio en su moto y murió atropellado por un conductor en estado de ebriedad que iba en un jeep. Según me cuentan, los policías reconocieron a la víctima y reprendían al chofer, pues había matado a un gran poeta. Años después, gracias al poeta Juan Carlos Olivas, además de visitar con él su tumba, pude realizar una fotografía imitando la postura de Jorge Debravo leyendo un libro junto a una estatua que le fue erigida en la entrada de la tropical Turrialba. Las gentes dicen que solía leer libros aún caminando por las calles. Poco a poco, año con año, su figura permanece allí en la tradición poética de Costa Rica; como un referente al igual que la emblemática, Eunice Odio.
Tanto dentro como fuera de Costa Rica, he podido observar y ser partícipe de debates y opiniones ya sea en persona o por las redes sociales del fenómeno que aún sigue causando la figura del poeta perteneciente al Círculo de Escritores de Turrialba. Desde adeptos, quienes realizan ciclos sobre su vida y bibliografía; hasta detractores con poemas, diatribas y otra serie de recursos que avivan la polémica sobre la calidad y el impacto de su obra. Y es una circunstancia que ocurre cada 31 de enero (Día Nacional del Poeta en el país centroamericano, según decreto ejecutivo tomando la fecha de su natalicio) u en otros contextos. Lo vehemente del asunto es que tanto seguidores como opositores han tenido lecturas minuciosas del vate turrialbeño; pues se refieren a sus contextos mencionados, a lo social, a la hondura amorosa-erótica y combaten sobre estos aspectos. Para llegar a estos polos opuestos, quienes pertenecen a ellos, han tenido que leer escrupulosamente los libros: Milagro abierto, Consejos para Cristo al comenzar el año, Devocionario del amor sexual, Nosotros los hombres, Canciones cotidianas, Los despiertos, Vórtices, Guerrilleros, El grito más humano, Tierras humanas, entre otros. Sorprende, que un poeta muerto en plena juventud creativa, siga siendo un referente de muchas generaciones y de lectores y poetas jovencísimos que se acercan a su obra y luego toman la determinación de admirarlo, respetarlo, seguirlo, defenderlo o de rivalizar con su credo poético.
Jorge Debravo seguramente nunca hubiese imaginado lo que ocurre hoy día en su país natal. Su opinión al respecto ya no la sabremos; pero lo que, si es cierto, es que esta polémica lo sigue manteniendo presente y vigente. Sus defensores y opositores mantienen vivo a uno de sus poetas. Es un efecto producente y aleccionador. Pueda que ocurra en otros países con otros escritores; pero en Costa Rica es siempre recurrente.
Por mi parte, siempre vuelvo a él; lo leo, lo releo y trato de comprender su contexto humilde, sus circunstancias de vida, sus limitaciones y a indagar más sobre su legado, el cual sigue siendo reeditado y conocido:
Vengo a buscarte, hermano, porque traigo el poema.
Y aquí está, como una evidencia de humanidad y de humanismo, la obra debraviana.
***
Para este recuento, en Nueva York Poetry Review, incluimos el texto Mi posición, especie de prólogo a su libro Los despiertos, una muestra de poemas y una galería fotográfica.
Portada diseñada por el poeta para la primera edición de uno de sus libros.
MI POSICIÓN
Tengo fe en el hombre. De siglo en siglo ha venido ascendiendo por una interminable rampa de progreso. Aparentemente algunas veces ha retrocedido. Sólo se ha detenido para afirmarse.
Creo que este tiempo que habitamos es mejor que todo tiempo pasado.
Y que todo tiempo futuro será mejor que el presente.
Soy poeta de la esperanza, pero no soy ciego. No creo que la fraternidad y el amor nos sean dados de regalo. No creo que los antagonismos que nos desangran desaparezcan por artes milagrosos. La perfección es el resultado de la lucha. Hay esperanzas endebles, arraigadas por el sueño. La verdadera esperanza se sostiene y nutre en las realidades diarias. Porque la realidad es amarga, mis poemas a veces gotean angustias y sangres.
No creo que haya temas vedados para la poesía. Todos los temas son buenos para ella. Tampoco creo en la limitación geográfica del poeta. El hombre actual tiene una visión amplia como nunca, del mundo entero.
Por eso los poetas podemos escribir hoy sobre la guerra, aunque las guerras estén quemando carnes lejanas. Cinco mil kilómetros no pueden empañar los ojos del poeta.
El poeta debe ser libre, si no como hombre, como poeta.
Si se le mata por libre, se le hace más grande. Contra el poeta no valen cárceles ni fusilamientos. Con pólvora y sangre la poesía sabe fabricarse alas, lo mismo con amor y esperanza.
Soy poeta de un tiempo terrible y maravilloso. La humanidad va desbocada hacia el futuro. Hay un camino que desemboca en la muerte y un camino que desemboca en la fraternidad. ¡Ay del poeta que empuje a los hombres hacia el camino de la muerte! ¡Y ay del que se siente en una piedra a cantar odas abstractas, mientras los hombres van hacia la muerte!
La poesía es un arma. Yo estoy dispuesto a usarla en la lucha por la justicia, la fraternidad y el amor. Si no la usara, más me valdría suicidarme. Mi conciencia tiene siempre los ojos muy abiertos. No podría soportar los ojos de mi conciencia acusándome siempre desde el fondo de los huesos. Además mi conciencia resume la conciencia de la humanidad. Si alguna vez me equivocara, ¡perdonadme!. Siempre he querido y querré decir la verdad. No creo en la poesía por la poesía, creo en la poesía por el hombre. Detesto la poesía sin mensaje y sin contenidos humanos. La leo y no me nutre. Es como si quisiera alimentarme con piedras pulverizadas. Amo le poesía que hace sentir viva y a mi lado la sangre de mis semejantes. Pienso que la poesía abstracta es una manera de soslayar responsabilidades. Se puede escribir poesía abstracta cuando no se tenga nada que decir o se tenga miedo de decir lo que se piensa. Creo que todo poeta tiene mucho que decir a sus hermanos. Si no lo dice es un cobarde. ¡No quiero que se me llame cobarde! El poeta debe volver a dignificarse.
Durante mucho tiempo fue un fabricante de suspiros. Deseo que vuelva a ser guía y
conductor de pueblos.
El mundo camina hacia una era de amor y de fraternidad. La miseria desaparecerá de la faz de la tierra. La igualdad de derechos y de oportunidades se impondrá a pesar de los que luchan por esclavizarlo. ¡Venid a la lucha, hermanos! ¡Que lo que ha de ser será más pronto si nuestros brazos empujan los molinos de la historia!
La canción del poeta debe alumbrar el camino de los pueblos. Y, ¡ay de los que hagan canción de sombra, porque los pueblos lo arrojarán al despeñadero de los olvidados!
He tomado partido. En la lucha que se libre entre los detentadores del poder y de la riqueza y los desposeídos, yo he tomado partido con los desposeídos. Todos los hombres somos hermanos. Amo, por eso, a todos los hombres. Comprendo, sin embargo, que a algunos habrá de obligarlos a comportarse como hermanos. Porque hay hombres que todavía no son humanos. Debemos enseñarles a serlo. Y exigirles que lo sean. Siempre la poesía ha estado unida a las luchas sociales, religiosas, políticas y económicas, el cuento sobre la poesía no comprometida, lo inventaron y mantienen los interesados en que no se comprometa.
Porque un poeta no se comprometerá con los que detentan el poder y la riqueza. El poeta se compromete con los que lo necesitan, y eso no es conveniente para muchos pontífices de nuestra época.
Mi poesía no se sujeta a ninguna norma ideológica preconcebida. Nace simplemente, dice lo que se ha de decir y nunca calcula los intereses que resultarán favorecidos o golpeados.
1967
CONSEJOS PARA CRISTO
AL COMENZAR EL AÑO
Para José Joaquín Bravo y María Cristina Brenes, padres míos.
Para los poetas turrialbeños, compañeros de lucha por una poesía nueva.
Para Costa Rica.
El autor, Turrialba 1960
1
Yo sé que tú conoces esta angustia
que llevo en los costados.
Estas ansias de ser lo que no he sido
que me queman los labios.
Hemos paseado juntos, muchas veces.
Mirándonos las manos.
Y te he encontrado siempre como amigo.
Por esto te he invitado
a caminar con paso distraído
alrededor de la ciudad y el llanto.
2
Una vez me contaste tu milagro
hecho en las Bodas de Caná. ¿Recuerdas?
Dijiste que te había causado mucha
emoción por haber sido la primera
vez que hacías cosas grandes.
Melo contaste guiñándome los ojos,
como si yo no lo supiera.
Se te volvió el semblante ancho y alegre
y la cara de fiesta...
Nosotros dos hemos hablado mucho,
en horas de esperanza y de miseria.
No creo que te avergüences
de esta amistad sincera
y de haberme contado algunas cosas
con el ruego que a nadie lo dijera.
3
Ya que somos amigos (en secreto,
para nosotros dos), dime: ¿Qué piensas
hacer en este año
que comienza?
Muchos sueñan temblando,
porque esperan
la súbita caída sobre el mundo
de un vendaval de guerra.
Yo sé que habrá sollozo,
soledad y miseria
y esquinas inundadas por el chisme.
Y hasta es posible que, las malas lenguas,
sin nos ven conversando tan a solas,
digan que tramamos alguna contienda.
4
Siempre he deseado que me digas Cristo,
qué piensas preparar para el futuro
¿Piensas dejar que sigan desangrándose
los hombres por el banquillo sucio
de una Presidencia?. Ya es hora
de cortar con machete estas tristezas!.
Debieras ordenar
que haya más siembra
de esperanza y amor,
y menos guerra
y crimen en el mundo.
Yo – el menos - ya estoy bien cansado
De oír que llaman héroe al que mata
Cien hombres defendiendo a un tirano
Que se mama los pechos de la patria.
5
Muchos niños se caen en el pozo
del hambre y de la muerte, noche a noche.
Muchos hombres fallecen en aceras
olorosas a alcohol, negros y pobres.
Muchas mujeres compran pan y carne
con el sexo blenorrágico y deforme.
Los más fuertes hornean capitales
quemándoles los dedos a los pobres.
Unos rezan a Dios pidiendo llanto,
dolor y crimen para los enemigos.
Otros vienen con panes en la boca
y en las manos venenos y cuchillos.
A mí, personalmente, me parece
que deben acabarse estos suplicios.
6
Pero en fin, tú conoces
más que yo estas cosas.
Has vivido casi 2000 años,
que son bastantes para una persona.
Yo apenas tengo un poco más de 20
y ya me siento con las manos rotas.
No porque haya sufrido demasiado:
sino porque me duele lo que otras
gentes padecen en el mundo entero,
donde sufren igual que fieras locas.
¿Qué te parece, Cristo, si arrancamos
este volcán de plantas venenosas?.
7
Yo casi estoy seguro que los hombres
desean ser buenos.
Claro que no lo pueden por sí solos:
Necesitan maestro
¿Por qué no nos ayudas un poquito?
Ya ves que en esta tierra hay mucho cieno
que limpiar.
Yo a veces pienso
que Dios la hizo con las manos sucias.
Sería bueno
que vinieras, allá de cuando en cuando,
a pasar por lo menos
los fines de semana
en estos pueblos.
8
Perdona si te doy estos consejos:
Sabes que lo hago en calidad de amigo.
Yo no quisiera que las gentes hablen
mal de ti, Cristo.
Por eso te propongo que en este año,
aún recién nacido,
vengas a visitarnos con frecuencia
y nos ayudes a buscar caminos.
Podrías darles lecciones a los curas,
recordarles lo que es el Cristianismo,
cambiarles el cerebro a algunos tipos:
A los políticos
y a algunos dictadores
presumidos.
Podrías darles consejos a los padres
y a los hijos.
También podrías traer algunos panes
para los mendigos.
En fin ya tendrás tiempo de ir pensando
todo lo que hay que hacer en estos sitios.
Margarita Salazar junto a sus hijos Raymundo y Lucrecia Debravo, recogiendo el Premio Aquileo J. Echeverría concedido al poeta Jorge Debravo de forma póstuma.
9
¿Te marchas ya? Perfectamente, Cristo.
Ya tendremos un rato para hablarnos.
Yo siempre te he querido como amigo.
Por ahora, permíteme decirte
que ha sido un gran placer charlar contigo.
Espero que de vez en cuando vengas.
Hay mucho por decir que no hemos dicho.
Y ojalá que pienses mucho, hasta los huesos,
todo esto que hoy te puse en los oídos.
LA MISA BUENA
Vamos a celebrar
la misa del amor esta mañana.
Haremos una hostia
con masa de maíz, harina y esperanza.
En un filo de roca,
sobre el vientre de un cerro,
consagraremos la hostia de la vida
y el vino del derecho.
(Los que no vengan,
los enemigos,
rodarán solos
a malos ríos).
Ninguno de nosotros
rezará arrodillado:
rezaremos de pie, listos para la vida,
con los ojos volando.
(La rodilla se dobla
cuando las manos
están apabulladas
de fracaso).
De noche llegaremos a nuestro altar, unidos,
mezclados en abrazo,
rezando la oración de la alegría,
el beso de los libres en los labios.
(Cuando se abraza
diciendo hermano,
los que no abracen
quedarán mancos).
Todos seremos sacerdotes, todos.
Los altos y los bajos.
Y todos comeremos la hostia del amor
como animales cálidos.
Invitaremos a la misa a todos:
niños, ancianos, presos,
pilotos y mecánicos,
arzobispos y obreros…
(Cuando se reza
de pie y cantando
los de rodillas
son los paganos.)
TRAJES
Hace mucho tiempo que usamos este mismo vestido
en la casa,
en la iglesia
y en el gobierno.
Nos hemos habituado tanto a usarlo
que ahora nos da miedo
y no nos atrevemos a cambiarlo,
como si con el cambio nos quedáramos muertos.
Ajustamos los pasos,
las costumbres, los credos,
el amor,
los pensamientos,
a la estrechez reseca de este traje
apolillado y viejo,
que empezó siendo objeto de servicio
y se nos ha trocado en carcelero.
Yo digo, sin embargo, que en la vida
hay mucho fresco,
que debemos quemar este gangoche
donde ya no nos cabe el pensamiento.
Lo importante es decir un día de todos:
-¡Al diablo este vestido polvoriento!
y agarrarlo con cólera y rasgarlo
y quedarse desnudo en medio viento.
(Estando uno desnudo busca traje
aunque tenga que hacerlo
deshilándose el cuerpo).
Lo importante es estirar este vestido,
encontrar uno nuevo
y no dejar jamás que se nos hunda
en la piel y en los huesos,
porque entonces, amigos, deja de ser vestido
y se nos hace amo y carcelero.
Jorge Debravo junto a un compañero de trabajo de la Caja de Seguro Social en sus inspecciones por zonas rurales de Costa Rica.
PATRIA
Tengo a mi patria
siempre en la mano.
La miran mucho
mis ojos claros.
La besan mucho
mis labios mansos.
Quiero a mi patria
siempre en la mano.
Mansa y pequeña
como un garbanzo.
Sin rifles negros.
Sin sables blancos.
La quiero dulce
para los bajos.
La quiero tierna
para los altos.
La quiero buena
para los malos.
Por eso a veces
la llevo al campo,
le cuento historias
de niños sanos,
de ancianos dulces,
de lindos ranchos.
Le digo que hay
países anchos
donde no existen
dioses metálicos.
Donde no hay primos:
que sólo hermanos.
CANCIÓN EN TIEMPO DE ESPERANZA
Te estoy poniendo, América,
La mano en esos pechos
De muchacha entregada.
Te estoy acariciando con mano de ternura,
Con pequeña caricia de niño cincoañero.
Te estoy soñando ahora
Como si nunca hubieras sido desnudada,
Como si nunca hubieras aceptado
Monedas por el pan de tus amores.
Sé que no eres pura, intocada, silvestre.
Sé que manos oscuras se han posado en tus muslos
Y en tus hombros.
Sé que has vendido el cuerpo por la luna del dólar.
Sé que de tu inocencia sólo quedan los mapas
Como viejas fotografías dónde ya no te reconoces.
Pero te quiero América,
Y puedo perdonarte.
Sé que bajo tu piel ronca la savia limpia y fuerte.
Que bajo tu carne aúllan los pumas indomables.
Sé que has nacido para
Ser madre,
Esposa,
Abuela de todos los humanos.
Sé que un día cualquiera sacudirás los hombros
Y todas las manos sucias
Rodarán en el barro.
Que marcarás con sangre las monedas
Para que nunca más nadie las toque.
Te tomaré del brazo y te hallaré de pronto
Un rubor virginal en tus mejillas.
Jorge Delio Bravo Brenes junto a Margarita Salazar, recién casados.
ALIANZA
Hospitalaria y dulce has de serme en la tierra,
casa de huéspedes tu corazón; agua para viajero
con sed tu mano blanca.
Olvidarás que tus labios pueden decir que no; los
coserás con hierro cuando quieran negarse a dar
casa de amor, cama de cielo.
En la entrada de tu alma escribirás: "Hay lecho,
vino y pan de balde para ti; no es necesario que
alargues la voz: basta con que te acerques a la puerta".
Me llevarás de noche a orillas de tu sueño y clamaremos
juntos por los que no hayan ido.
Abriremos las arcas de la codicia, juntos; repartiremos lo
hallado en parcelas iguales.
Saldremos a predicar alianzas como la nuestra;
llevaremos el grito a flor de piel, listo para cualquier
emergencia; la protesta en la mano, como una navaja.
Recorremos puertas con las manos unidas. Abriremos
la noche con espada de fuego. Entraremos
secretos en las calles cerradas.
Si el solitario llega que se haga dulce. Le pondremos
entonces las manos en el rostro y lavaremos su cara con agua de esperanza.
(He hospedado culebras en mi alma. Pero ninguna
se ha atrevido a beber mi sangre: debajo de mi mansedumbre
se han curvado como manos dispuestas para el rezo.
En medio de la noche encenderé fogatas para que tú me
veas cuando me encuentre solo. Para que
nunca ignores dónde está mi alma y cómo giran
los goznes de sus puertas).
Juntos predicaremos alianzas como la nuestra.
Hospedaremos fieras y culebras. Les abriremos
almas, ternuras y corazones. Posible es convertirlas
en animales domésticos. Posible que sean ángeles disfrazados
o tiernos corazones con apariencia de piedras.
PEQUEÑO FUNERAL
Para ti y yo acabaron los diciembres
de viento frío y de alcoba sola.
Tu patria se ha ido lejos de mi patria
y tu boca no encaja ya en mi boca.
Nos agarró el Destino por los brazos
y no nos permitió la despedida.
Algún dios rencoroso partió en cuatro
pedazos nuestras últimas caricias.
No podremos volver a tomar juntos
el desayuno, en platos hermanados,
nuestras piernas en cruz bajo la mesa.
Nuestras manos no son ya nuestras manos.
Se nos ha muerto —como un buen amigo—
en la sala del alma, el entusiasmo.
LA PAZ (BALADA FUTURA)
—Padre, píntame la paz
en la palma de la mano.
—La paz es ancha y no cabe
en los mapas planetarios.
—¿No ha muerto entonces la paz?
¿Aún habita algún astro?
—Hijo, la paz te recorre
el corazón como un canto.
—Yo creía que la paz
era un animal antiguo.
—Hijo, la paz es el aire
y el amor con que te hicimos.
—¡Es que no la veo, padre,
ni la sienten mis dos brazos!
—Hubo un tiempo en que la paz
era un vago sueño humano.
La sangre mojaba el mundo
como si todos los astros
fueran cántaros de sangre
y hubieran roto los cántaros.
La paz es tener amor
y no conocer la herida
y no hallar las calles rojas
como si estuvieran vivas.
—¿La sangre mojaba el mundo?
¿Corría por las avenidas?
—¡Mojaba todas las cosas!
—¡No entiendo, padre! ¿Morían
los hermanos por la paz?
—En aquel tiempo la vida
era diferente, hijo.
Todo era una herida viva.
La fruta de la hermandad
aún era desconocida.
—¡Padre, píntame la paz,
que no entiendo todavía!
—Hijo, la paz es un cuento
que no comprenderías.
El poeta Jorge Debravo junto a su hija Lucrecia.
EL SALMO DE LAS MADERAS
Hay maderas oscuras y profundas como tus ojos y tus cabellos.
Porque tus ojos y tus cabellos son como maderas profundas y charoladas.
Hay maderas suaves y livianas como tu piel y tu alegría.
Porque tu piel y tu alegría son como maderas suaves y livianas.
Hay maderas recias y macizas como tus piernas y tus espaldas.
Porque tus piernas y tus espaldas son como maderas recias y macizas.
Hay maderas húmedas y rojas como la piel de tus labios y de tu lengua.
Porque la piel de tus labios y de tu lengua es como una madera roja y empapada de
savia.
Hay maderas olorosas y vivas como el olor de tu cuerpo.
Porque el olor de tu cuerpo escomo el olor de las maderas cortadas en los tiempos de
lluvias
Hay maderas que al ser trabajadas dan notas musicales y perfectas.
Tu amor es una nota musical y perfecta como el sonido que dan ciertas maderas cuando
son trabajadas.
Hay maderas que se quejan en las noches de lluvia y en las tardes de tormenta.
Porque eres triste, y esto te embellece y purifica, te pareces a esas maderas
que se quejan en las noches de lluvia y en las tardes de tormenta.
Hay maderas que tienen un sabor y perfume tan propios que, cuando se las huele o se
las besa,
ya no son olvidadas nunca más en la vida.
Porque eres fatalmente inolvidable, te pareces a esas maderas que se recuerdan hasta la
muerte
cuando se las huele o se las besa.
BIOGRAFÍA
Una mañana como esta dicen que nací.
Quizá por eso mis manos son anchas como la mañana
y como ella saben acariciar sin posarse en el objeto acariciado.
Sin embargo,
yo sé que mi nacimiento ocurrió una noche,
hace pocas semanas...
Caía el viento desgarrado entre mis manos
y era feliz todo rostro que se encontrara húmedo de silencio.
Nunca has tenido la sensación de nacer?
Subí lentamente a una montaña viva.
Amontoné todos mis recuerdos.
Hice fardos con ellos,
y los tiré al vacío...
Rodaron como una manada de piedras desprendidas.
Al chocar con las rocas se deshacían unos.
Sonaban como cristales los menos.
Producían, los más, sonidos toscos y desagradables.
Qué hermoso alud el de mis recuerdos rondando!
Cayeron al fondo, cerca de un camino.
Hechos trizas de cristal los encontraron los viajeros,
se los guardaron en los bolsillos
y les enseñaron el arte de viajar.
Ahora sólo guardo mis nuevas experiencias.
Es más hermoso.
Algún día te las mostraré todas juntas.
Son suaves y enormes bolas de algodón.
Lástima que las nuevas experiencias
tengan que convertirse también en recuerdos!
Sería tan hermoso conservarlas siempre frescas,
como frutas nunca tocadas por la mano del hombre!
Jorge Debravo junto a compañeros de trabajo de la Caja de Seguro Social de Costa Rica
El equipo de la revista Nueva York Poetry Review agradece a la familia del poeta Jorge Debravo la autorización del uso de los textos y las fotografías.
Jorge Debravo (1938-1967). Seudónimo de Jorge Delio Bravo Brenes, poeta costarricense. Creció en una familia de campesinos humildes y trabajó desde niño para poder ayudar a su familia. Murió a los 29 años cuando viajaba en motocicleta por asuntos de trabajo. Pese a su breve existencia, Debravo es poseedor de una ingente obra poética que lo ha situado como una figura emblemática de la historia literaria costarricense. Ganó el Premio Nacional de Poesía, Aquileo J. Echeverría, en 1966. El 31 de enero, fecha de su cumpleaños, se celebra el día de la poesía en su natal Costa Rica.