22 Nov 2024

175. POESÍA ARGENTINA. LUIS BENÍTEZ

-20 Feb 2021
Poesía

 

 

LAS PERSIANAS

 

cada noche me dices

que ponga la mayor atención

en dejar bien cerradas las persianas:

el casero perfume de la cena

aún no se desvaneció

nuestros ojos todavía

no se abrieron dentro del sueño

pero antes es preciso

repetir esa cotidiana precaución

no por el alternado ataque

de los vientos y las lluvias

ni por el sol siguiente.

las persianas deben estar bien cerradas

para que nada entre nosotros

ingrese como un insecto

llevando entre sus patas

un veneno exterior

algo que corte u obstruya los puentes

que tan cuidadosamente hemos tendido

durante todos estos años entre tú y yo.

eso es    sí    exactamente eso:

para que no entre ningún insecto.

 

 

HAUTE COUTURE

 

no hay profesión peor

que la de los diseñadores de moda.

esos que dictaminan convencidos 

si para esta prolongada temporada

el largo de los versos

debe llegar hasta la rodilla

o bajar hasta los tobillos.

sus agrias mannequins desfilan luego

por todas las pasarelas disponibles

semejantes a enormes frutillas

—un gran salmón encarnado

trastabillando sobre altísimos zapatos—

o parecidas a ridículas cacerolas vueltas abajo

listas para el prometido aplauso

de la repetida tediosa novedad.

si el “cómo” debe estar medio desnudo

si corresponde que se vea el “qué”.

sus creadores aseguran que de haber sido invitados

homero y t.s. eliot dirían “está bien”

y casi ninguno vacilará en aceptarlo.

en todo asunto el dictado de la moda

es la peor cosa de este mundo.

 

 

DARLE CUERDA A LAS COSAS

 

el viejo reloj    olvidado sobre la mesa

tuvo su infarto y hubo que reanimar

con los dedos su trabajo.

lentamente volvieron a correr

los días y las horas y por segunda vez

sucedieron las cosas: las catástrofes en países lejanos

todas esas muertes y la suma de cada pasado nacimiento

las dudas que mordieron los minutos de cada uno

aquello que pasó un martes y se desmintió el jueves

el dolor de estómago del viernes

la esperada llamada del teléfono

la vacía sustancia de aquel sábado.

siete días arrastrando sus noches

tornaron a cruzar veloces esas vías

pero sin parar esta vez

en ninguna de sus estaciones.

Así    entre los dedos    hasta llegar al hoy

a este presente    cuando el reloj ya en marcha

se apresura a expulsarlo.

y en cada casilla que va recorriendo la hora

devuelta a sus dominios

la misma pregunta exacta vuelve a esperar

ardiente como una antorcha

sigilosa como una araña:

 

cuál de estas    de todo el círculo

será aquella que todo lo detiene.

 

 

PEQUEÑAS VICTORIAS

 

una buena noticia llegó hace una hora.

otra todavía no olvidada

repite una y otra vez

su salmo en el contestador telefónico.

el hombre que fuma cada tarde

y mira a través de su ventana

se anima a sonreír con disimulo

aunque obscuramente teme

hacerlo con exceso.

en su cielo interno el viejo avión

por el momento ha estabilizado de nuevo

sus alas y aunque casi todas las nubes

siguen en su sitio por ahora

un hueco existe por donde pasar.

dos novedades muy pequeñas

detuvieron con sus mínimas fuerzas

a los hermanos fatídicos:

el temor    la angustia y el remordimiento

cerraron sus bocas rencorosas.

“que solo entre ellos peleen por ahora”

piensa el hombre que fuma cada tarde

y mira a través de su ventana

como si el futuro estuviese a punto

de pasar caminando por la calle

y él pudiera saludarlo.

 

 

UN PEZ EN EL ACUARIO

 

su crimen fue la curiosidad o el hambre

tal vez sus padres ya eran esclavos

de esos enormes rostros que de tanto en tanto

se asoman entre la niebla del límite

a ver al detenido o golpean el vidrio sin respuesta.

¿a dónde se fue el océano    el océano

sin paredes traslúcidas y sin luces lejanas?

el misterio es un inmenso afuera

que lo rodea todo y que le está prohibido.

lo sustituyó este mar minúsculo

donde cada tarde un dios avaro

deja caer comida de los cielos:

hojuelas que el cautivo atrapa escupe y luego traga

antes de que se pudran entre las algas de plástico.

siempre activo como un pensamiento

dando vueltas y vueltas y vueltas

en una cabeza que no lo deja partir

mirando permanentemente

lo que no puede entender.

la única certeza

una vianda que no se quiere admitir.

 

 

TENGO PLANES PARA EL PASADO

 

tengo planes para el pasado

que contemplan el uso de gasolina

y un solo fósforo aun sabiendo

que contiene materiales incombustibles

como esas gastadas momias

que conocí en vida

y yacen allá atrás

todavía con el corazón latiendo.

sería mejor que la memoria

dejara sus tareas: su día libre

sería el mío y así de la línea de montaje

ella levantaría los ojos para atisbar

-siquiera por un momento-

el paso silencioso del presente

esa visita que ya se va.

tengo planes para el pasado:

escupirlo con desdén irresponsable

contra un muro cualquiera

dejarlo pegado como un chicle

allí donde quede bien oculto

o bien mascarlo como una vaca lo hace

inmóvil al costado de esa ruta vertiginosa

hasta que pierda todo sabor

y pueda tragarlo sin peligro

mientras los días pasan

llevándose todo por delante.

tengo planes para el pasado

solo porque es lo único que

-posiblemente- se puede modificar.

 

 

HORMIGAS

 

este camino viviente

que atraviesa el jardín

viene de un país

que no es el nuestro.

aunque todo el tiempo

atravesamos la superficie del otro reino

desconocemos sus selvas diminutas

el desolado desierto de una baldosa

la efímera catarata de una canilla abierta

los sucesivos abismos que abre una escalera.

abajo y alrededor de nosotros

otro mundo infinito se derrama.

nos inquieta que ese entrevisto dominio

se asemeje tanto a lo que vemos

desde la ventana de un vigésimo piso.

muy lejos y a nuestros pies

otros asesinatos heroísmos y maldades

tienen sus tiempos y ocupan sus lugares

de un modo que juzgamos mecánico:

el sentido de esos días que transcurren distintos

como mucho es un enigma

que enseguida desdeñamos.

su remoto parentesco nos asusta

cuando observamos a un niño

prestarle su atención más entera:

olvidará al crecer las veces

que fijó los ojos en el otro reino

aquel que como el nuestro

comenzó el mismo día.

 

 

Luis Benítez, poeta, narrador y ensayista, nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956, ciudad donde reside actualmente. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra literaria, entre ellos el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum Di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003) y el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007). Sus 36 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay.

 



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