22 Dic 2024

21. POESÍA ESPAÑOLA. CARMEN NOZAL

-28 Feb 2021
Poesía

 

DOS SIGLOS O DOS OJOS

 

La ciudad nace.

Sale del vientre de un río seco,

del más agonizante, del más mudo.

No dice nada pero nos mira

con sus ojos de piedra y soledades.

No sabe llorar, aún no comprende.

Se deja desvestir a media calle,

la van pintando de blanco,

la llaman Virgen.

 

La ciudad va creciendo a latigazos

porque es deforme y negra y prostituta

que amanece por la esquina

con cualquiera, enlazada, siempre sola.

No se puede dormir. Es un delirio

de luces condenadas a la espera.

Nos oye conspirar todas las noches,

en todos los silencios y los labios.

Quiere gritar

y escapa por la boca

de un túnel de fantasmas y lamentos.

No puede, no lo sabe, se le olvida.

Es una isla de rumores

que taladran la tierra a todas horas.

 

La ciudad se vuelve vieja,

se está encorvando en la basura.

Nadie la mira, ni la huele nadie,

por eso se santigua en los tejados

en el nombre del polvo, de los humos

y de los brazos que rodean

a una plaza abandonada.

Tiene los labios tatuados

de llamas sin encender

desde el principio del sol,

después del fin del mundo.

No puede hablar, aún no se quiebra

la roca que le aplasta las entrañas.

-La ciudad, como estatua de recuerdos

tumultuosos, temibles, encogidos-.

Las paredes lo saben,

lo han escuchado todo; se lo cuentan

a los muros derruidos,

a las grietas que beben el pasado.

La ciudad se está muriendo,

Muere sola como una ausencia

esperando a que las luces se ablanden,

a que amanezca por la esquina,

y entonces grita

y por primera vez se enciende

y se incendia bocarriba

para que el mundo la vea

mientras huye, y no la olvide

o no se olvide de aquellos

que la pintaron de blanco como una tregua

y que ahora estalla

(dos siglos

dos ojos,

dos esperanzas)

desde cualquiera de sus silencios.

 

La ciudad se ha sepultado

sin un descanse en paz en la mirada.

Ha logrado llorar, ha comprendido

el pasadizo eterno de preguntas.

Arriba nada gime.

Los perros del alba se han inclinado.

Ni un olor, ni una palmada, ni un desperdicio,

sólo el rumor inmenso de un vientre amargo,

           el más agonizante, el más hermoso.

 

De Visiones de piedra. Premio UNAM, 1991. Praxis, México, 1994

 

 

RUMOR

 

Sé tu nombre, nunca tu cuerpo,

nunca tus manos cayendo en mis hombros

como lluvia por la hierba,

durante breves latidos

que son un mundo desbordado.

 

           Sé tu nombre y el olor de tus letras

           que por tanto pronunciar les salieron

           tallos de voz y flores locas,

           porque el sonido es duro en la distancia,

           necesaria frontera que desune

           el puñal de la piel,

           el llanto de la soga.

 

           Sé tu nombre, no sé como escribirlo

en los rincones de estas sombras

que escalan las esquinas con las uñas.

Rumor te dije,

supuse tu mirada

y después de mis sueños

sólo tu nombre repito

en una eternidad de veladoras.

 

De Vagaluz. Premio Nacional de Poesía “Elías Nandino”, 1992. Segunda Edición. Proyecto Literal. México, 2018.

 

 

FRAGMENTO

 

Mi amor destruye. Vete.

 

Mi amor es animal agazapado,

agua indomable,

deleite que me funda en otra vida.

 

Mi amor es la venganza,

niño que escupe cuando lloras,

ángel deforme,

posesión de la guerra y la locura.

 

Te domina. Tú pides que domine.

 

           Mi amor desuella lento. Lento.

           Tiene tus ojos.

           El nombre de mi amor está en tus manos.

 

           De Hacia los flecos del frío. Premio Nacional de Poesía “Salvador Gallardo      Dávalos”, 1993. Instituto de Cultura de Aguascalientes, México, 1994

 

 

RELOJ DE CADENA

                                      A mi hijo Jassín

 

Dios

         condena de no cerrar los ojos

         precio del hombre en la diversidad del humo

 

Adapta su ser

                           contorno de silencio

                           fragmento en voces

que se reúnen como polvo en piedra

                                                         piedra aburrida de sí misma

                                                         piedra de dios y dios de piedra

que pudo ser  coral  pero fue  piedra

insomnio del desierto

 

Se despiertan los oasis

 

El sueño de los peces tiene párpados

 

De El espejo de Luzbel. Premiado por la Universidad Veracruzana en 1994 y editado por la Universidad Autónoma Metropolitana, México, 1999

 

 

JUGLAR DE SILENCIO

 

Fragmento

 

Gira la luz

Huye mi sombra hacia otros hormigueros

Mi figura ya es un barco de alabastro

                             ese girasol que nunca mira

                             la frente adentro de mi frente

 

Porque a la luz del sol garfio nacido

porque a la luz del sol ya no se siembra la nada

porque a la luz del sol ni látigos en los portales

porque a la luz del sol un muerto cruzó mis dientes

porque a la luz del sol tengo un paraguas inútil

porque a la luz del sol el sol burla del alaba

porque a la luz de luz el sol es un ramo de uvas

porque a la luz la zorra del sol se escapa

porque de tanto mirar luz tengo dos astros

dos trampas de Dios a vista de un cubero

y buitres en el lomo de las nubes

 

De Juglar de silencio. JGH Editores, México, 1997

 

 

VISITACIONES

 

I

En las noches heladas

mi casa es un corazón abierto

donde entra el silencio de los pájaros

y el silencio

picotea las paredes

donde se apoyan los ángeles.

 

II

El sueño

              de la tierra

                            tiene un párpado

                                            que vuela

 

III

El límite de la memoria

es un blanco muro de llanto

 

El límite de la memoria

es un blanco muro de llanto

 

El límite de la memoria

es un blanco muro de llanto

 

IV

Los espejos se mueren de ausencia

 

Por eso entro en su casa

Soplo desde la profundidad de los deseos

y el polvo del azogue vuelve al polvo

 

Alguien sopla mi rostro

 

Ya soy un fragmento de polvo del espejo

 

V

Los sueños son semilla

de los ojos

 

VI

Ella tiene la sed de los triángulos

la sombra de su distancia

el vacío que renace por las penas de la luz

 

Ella es el tiempo de las visitaciones

 

De En el reino de la luz y otros poemas. Accésit del Premio Internacional de Poesía “Ateneo Jovellanos”, 1998. Publicado por Ateneo Jovellanos, Gijón, España, 1999

 

 

MÉXICO

 

Al cuñado de Paquita

lo denunció su hermano.

 

“Esta noche vendrán por ti”,

le dijeron los vecinos

cuando sacaba el ocle de los pedruscos.

 

Tragó saliva,

se secó el sudor viendo las olas

y encontró un barco a punto de zarpar.

 

Toda la vida le pasó por su frente.

 

Con los pantalones arremangados

y el pecho saliendo de su camisa

echó a correr sobre la arena quemada.

 

A zancadas venían los pensamientos.

Los tres años de su hija

y su esposa por parir.

 

Entre la muchedumbre,

miró por última vez el cielo.

No había viento, ni nubes, ni aves.

 

“¿Cómo se quita el sol?”,

dijo, mientras marchaba sin saber a dónde iba.

 

En la cubierta estaban las mujeres.

Nadie hablaba.

La miseria olía a sal.

Comenzó a oscurecer.

Los disparos salieron de la bruma.

Vio cuerpos lanzarse por estribor

Y se escondió en un tonel donde dormían las ratas.

 

“No pude ir a la guerra”, se dijo

y decidió luchar.

Pensando que las ratas eran fascistas,

sacó valor.

Mientras las estrangulaba

recordó a su hermano.

La traición no tiene cuello.

Es una lengua sin fin.

Ensangrentado y famélico

puso los pies en la tierra.

Arpas y marimbas. El aire cálido.

Las nubes tropezaban por el cielo.

Y él, descalzo,

sin saber a quien decirle:

“Mi hijo acaba de nacer”.

 

De República. Parentalia, México, 2018

 

 

DE LA LIBERACIÓN QUE TRAE CONSIGO EL PERDÓN

A mi hijo Rumi

 

Quería la piedra salir de su dureza, ser

quería las alas de un ave,

un espíritu en su mineral silencio,

piernas para correr sobre la primavera,

lengua para que los nombres pudieran acostarse,

una respuesta lanzada sin quebrar los vidrios.

 

Quería la piedra mirar por los ojos de las vacas

un campo de esbeltas flores

y dejar de rumiar viejas heridas,

echarse a llorar sobre las piedras grises,

piedras que soñaban no ser piedras

y se lanzaban rodando por una gran muralla

y se pedían perdón las unas a las otras

cuando escuchaban la Canción de la alegría.

 

Sí, quería la piedra, quería ser.

 

De De la confesión nocturna. Inédito y finalista en el Premio Mundial de Poesía Mística “Fernando Rielo” 2020

 

 

Carmen Nozal (Gijón, Asturias, 1964) Reside en México. Tiene publicados dieciséis libros de poesía, teatro, guión de cine para animación y testimonial. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales. Poemas suyos se recogen en medio centenar de antologías y han sido traducidos al inglés, francés, italiano y portugués. Ha sido incluida en la Enciclopedia de la Lengua Asturiana. Se ha desempeñado como promotora cultural en la Casa del Poeta “Ramón López Velarde”. Actualmente, trabaja como coordinadora de comunicación, difusión y prensa para el Museo Nacional de Arte, (MUNAL).

 



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