QUÉ NOS PASA?
Falta tiempo para escribir sonetos,
para hacer el amor,
para esperar en una misma esquina.
Falta razón para otro brindis,
para una mano más,
para una lágrima escondida.
Falta espacio para un abrazo tibio,
para el silencio de la música,
o el misterio burlón de la alegría.
Falta el verde en las calles,
el rojo en los vestidos,
el blanco en las heridas.
Falta emoción en las palabras,
escrúpulos en el espejo,
calor en las nostalgias compartidas.
Falta la luz en los amaneceres,
los surcos en la tierra,
el lápiz y el pincel de los suicidas.
Falta pan, falta envido, falta vida.
LAS MUCHACHAS QUE YA NO
Las muchachas que ya no puedo amar
llevan enjambres de peces alborotados en sus mochilas,
tiñen sus cabellos del color de las hojas del ciruelo,
vuelcan collares de almendras en sus camisas,
desvirgan sus orejas
con setas y caracoles hundidos.
Las muchachas que ya no me miran
vuelan con alas de seda de bautismos,
toman lo que quieren de los escaparates
elevándose en un vuelo infinito,
llevan guirnaldas encendidas en la frente,
y una cajita de música por vestido.
Las muchachas que ya no me aman,
me dicen: señor, me da permiso?
tienen un aire tan elemental, tan Blancanieves,
que piden desvestirse con la luz encendida
y muerden las manzanas de a poquito.
Las muchachas que ya no me nada
portan panales pequeños en sus corpiños
y vierten sus primeras mieles escarlatas,
en el trono de un príncipe maldito.
Las muchachas que digo, que ya no conmigo,
llevan entre sus piernas
perlas y animalitos.
Dicen que sí tantas veces,
que enamoran hasta a los grillos
y lanzan por las ventanas
sus desnudos cristalinos.
Las muchachas que ya ni mirar puedo
se sacan el corazón para exhibirlo,
tienen dientes de risa nacarada,
pies de mariposa albina,
boca de azúcar y membrillo.
Las muchachas que ya no puedo amar, ni me aman,
que ya no me miran, ni miro,
las muchachas que ya no me nada,
que ya no conmigo,
traen la muerte blanca en sus caricias
y yo les acerco la mejilla
en una suerte de suicidio.
DECÍ PORQUÉ NO QUERÉS
Y nuevamente la palabra te invita a morir,
y te preparás ceremonioso, vas a la cama,
te vestís de blanco mortaja,
te corregís el pelo,
te acostás sereno, desnudo de anillos y sin dientes,
estirás las piernas con sus últimos crujidos,
cruzás los brazos, pensás,
tal vez sea éste tu primer abrazo.
La palabra que te invita a morir,
la que escuchó tu padre,
la abuela francesa,
tu perro enfermo y el desaparecido,
anda de visita, de ronda.
Y cerrás los ojos de miradas,
te alistás a escuchar
primero el silencio,
luego unos pasos,
unos labios que se acercan a tu oreja,
un aire cálido con olor a ajo, un susurro.
La palabra que te invita a morir,
te acomoda la infancia,
no se ríe de los sueños,
es una náufraga de la primer llovizna,
reverbera mientras muerde tus miedos,
baila con fulgor de cuervos
pero presume de paloma, grita.
Nuevamente la palabra te invita a morir,
y esta vez, con una sonrisa descalza de tristezas,
aceptás.
PARÍS-PARÍS
Yo te saludo París,
cuando una rebelión de gárgolas
ebrias levanta el vuelo,
llevándose la catedral a los barrios pérfidos,
donde los jorobados por la vida,
ven cumplirse sus sueños jodidos de locura.
Y una tormenta venérea,
ahuyenta las baladas de los inválidos
que encendieron sus barcazas
en la Isle de la Cité,
para morirse putrefactos o buenos.
Ahí va, toma la ballesta, apunta,
el ángel de los pelos rubios
vuela con los dos corazones galos
y el mismo hábito de ausencia, macabro,
y otra vez errás el disparo,
que mata al gorrión parisino,
que escupe miserias en el pont d’alma.
Y otros también disparan,
con poderosos flashes amarillos
al ángel, a las gárgolas, a los títeres de los claustros,
a los miserables que ahora, roban el pan.
Y mientras corro por las calles
mirando como vuela Notredam,
con sus alas de oro, dorado,
una mujer me patea un penal con una estrella,
en el arco donde se escondió tantas veces el sol
y que le da el tanto del triunfo
entre mis piernas agotadas por el espanto.
Yo te saludo París,
porque tu belleza tiene hedores del infierno,
porque tanta sangre ha corrido por el Sena,
porque eres el alma enamorada de un pintor enano,
porque cobijas a Chopin y hueles a cebolla,
porque de allí vinieron mis ancestros
sin saber que además traían el tango.
Y porque mi corazón sagrado,
volverá un día en una cigüeña negra,
a devolverte aquél pan que me traje,
y así me condenes para siempre a tu milagro.
NAINILEVEN
Para Craig Czury
Ella disfruta de su cuerpo
en la mirada de él.
El la ve con las manos
y la viste con sus ojos.
Alguien los espía con un prismático
desde una torre que está por estallar,
siempre lo hace.
El piloto observa aproximarse un espejo
la imagen del sol, su propia imagen,
un hombre que espía
con un prismático detrás de la ventana.
Otro desde el aire suelta al piloto
hace un gesto religioso en señal de victoria
y esboza una mueca que no se entiende.
Una japonesa mira al cielo con su cámara sony
un niño le tira de la pollera
y ella desvía su lente hacia un avión que aún vuela.
Un mexicano le ofrece un chupetín al niño
con la otra mano toca en la armónica en re
una canción que repetirá dos años después
en un acto de Dolores y poemas
por su hija que estaba limpiando un baño
Un perro al que le harán un monumento
orina sobre el sombrero de un bombero
que no festejará su próximo aniversario
y lo patea con su bota de caucho
Su mujer que ya no lo ama
lo despidió con un ojalá te mueras
al salir del departamento a la mañana
Nosotros que nos habíamos quedado en casa
bebiéndonos los abrazos
estábamos mirando la tele en la cama
mientras suena el teléfono
y no contestamos no podemos levantarnos
Por un tiempo largo
no sabremos qué hacer
ni qué decirnos.
BUENOS AIRES
La ciudad está en mí como un poema
que no he logrado detener en palabras.
JORGE LUIS BORGES
Si tuviera que describirte
diría que vas descalza
adoquinando un ritmo de gardeles
haciendo equilibrio por los cables
y que andás presa de lágrimas
moviendo tus curvas con ternura de café
A veces pienso que estás sorda
almacenada en poesía y tango
tiritando un frío atroz de ausencias
víctima de magos y de alcahuetes
ahogada en una soledad de risas
revólveres tormentas alcantarillas
Te juzgo pesadilla en la peor distancia
meretriz enamorada, sangre de bohemia
poética absurda, prosa de fango
Te dibujo corta de abrazos
ancha de ancas, campeona de derrotas
Vivo silencios para callarte
Te pinto en un grafiti que te quiero tanto.
CONJUGACIÓN TEXTUAL
Me sujetas
Te adjetivo
Nos gerundiamos
en preposiciones horizontales
Sin adverbiarnos
de que finalmente
y sinestesia
terminaremos siendo
objetos directos
de nuestro “Predicado original”.
Esteban Charpentier. Buenos Aires, Argentina (1958) Presidente Fundación PIBES www.fundacionpibes.org. Traducciones: al inglés, francés, italiano, alemán, catalán, albano, malayo, chino, árabe y Braille. Libros publicados: Taller de memorias, La otra luna, El jinete de tu galope de risas, Queridos Poetas Homenaje poetas de España, Final Poético, Me lo pedía el corazón, Me Alejo Charpentier, Marinero Bengalí, Reversible, No seré marido pero tengo un remís, La poesía es un alma cansada de futuro, Antology Paper Kite EEUU, Aguafueres Porteña, Ya nunca me verás como me vieras. Coeditor de las Antologías, OÍR ESE RÍO y ARBOLARIUM. Participó en la dirección de las revistas Tramas literarias, El aullido, y Tres virgos. Condujo Maldita Ginebra, ciclo poético de Buenos aires. Hoy conduce DENSERIO por www.radiomaspilar.com.ar