FIRST SERIES
VITRAL INMEMORIAL
¿Y qué decir del viaje de nueve meses
en la nao de la madre?
¿Qué de su voz y cuanto dijo
en las calles y los cuartos
o al pasar por el mercado
con nosotros dentro,
anteriores al lenguaje,
aguaitando
con el oído en ciernes y adheridos
a las paredes de su vientre
sin entender un ápice
del maremagno de sonidos?
¿Qué del corazón incipiente y su latido
al percibir el susto de ella
al caerse bajando la escalera
o resbalarse al encerar el piso?
¿Qué de su deseo, algunas noches,
por el cuerpo de nuestro futuro padre
o el de él ––sin duda más apremiante––
por el de ella con nosotros ya habitado?
¿Y qué del júbilo de ambos
cuando tras la riada de sangre
y el agónico espasmo
por fin tocamos tierra y aire,
con tanta luz enceguecidos
nuestros ojos marsupiales?
¿Cómo trazar la travesía
de uno hacia sí mismo
si el pasajero se vino forjando
al mismo tiempo que la nave?
¿Será morir emprender un viaje parecido
y la muerte una nao como la madre?
ENVÍO
Te envío, Lejana, tres versos
que no son míos
sino de César Vallejo.
Y te los dedico
como si para ti
acabara yo de escribirlos:
No será lo que aún no haya venido, sino
lo que ha llegado y ya se ha ido,
sino lo que ha llegado y ya se ha do.
Contigo, Lejana,
hace y no tiempo,
contigo.
ADVENIMIENTOS
A Sofía Mitre Khek.
La noche que nos anunciaron
que ya estabas de viaje,
un relámpago de júbilo
recorrió nuestra sangre
bajo el cielo de Brooklyn.
Ahora que ya llegaste
en Santa Cruz de la Sierra,
qué ardua aquí la espera
para poder abrazarte,
contemplar tus cejas
y conocer tus pupilas
que mirarán las palmeras
y la Cruz del Sur.
Pero te cuento, Sofia, que hoy,
súbita como una golondrina
que borra la distancia,
me llegó la imagen de tu sonrisa,
y en la pila del instante
incliné la cabeza,
y tú: belleza venida de lejos,
con la luz de tu mirada
me bautizaste abuelo.
DE UN RETORNO
A Gabriel
He vuelto a Granada
donde estuviste de niño.
Como entonces, sobre mis ojos
han llovido el asombro
los lechosos racimos
de la Alhambra.
En el patio de los Arrayanes
he bebido, a sorbos,
el rumor continuo del agua.
Al final de la tarde,
bajo la luna y los pinos,
he descendido
por la Cuesta del Chapiz.
Y tras la Fuente de las Batallas
he pasado cerca del aula
donde hace años
aprendiste a leer y a escribir.
BORDES
El borde de la cuna
donde el amor se inclina
a contemplar a la criatura.
El borde del aro
que con una pelota
nos suspende el ánimo.
El borde de la blusa
por el que asoman dos lunas
que el deseo despuntan.
El borde del asiento
que el otro ocupa
y deviene extranjero.
El borde de la mesa
en que se posan vacías
las manos de la pobreza.
El borde del cuchillo
que corre dos veces
hacia al mismo filo.
El borde de las fronteras
que con tentáculos de pulpo
se extienden y estrechan.
El borde de la carretera
donde aguarda la muerte
a diestra y siniestra.
El borde de la vigilia
que nos sumerge en el sueño
y nos devuelve a otro día.
El borde de la vejez
que lentamente aparece
por toda la piel.
El borde de la cama
en la que alguien se sienta,
mira al enfermo y se calla.
El borde de la agonía
como la boca de un túnel
¿que nada ilumina?
El borde del ataúd
donde amanece una cara
ya indiferente a la luz.
El borde de la lápida
donde el dolor se inclina
con flores y lágrimas.
El borde de la memoria
que se resiste al olvido
y finalmente se borra.
El borde del infinito
y los pasos del astronauta
que nos mantienen en vilo.
El borde de la página
donde acaba una línea
y comienza otra.
Eduardo Mitre nació en Oruro, Bolivia, en 1943. Cuando era niño su familia se trasladó a Cochabamba. Estudió Derecho en la Universidad Mayor de San Simón de esa ciudad y, posteriormente, realizó estudios de literatura francesa en Francia y de literatura latinoamericana en Estados Unidos, donde se doctoró en la Universidad de Pittsburgh con una tesis sobre la poesía de Vicente Huidobro. Ha sido profesor en Columbia University de Nueva York, en Dartmouth College, así como en la Universidad Católica Boliviana de Cochabamba. Hace años que reside en Manhattan y enseña en Saint John’s University de Nueva York. Desde 1999 es Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Lengua correspondiente de la Real Española. Entre sus obras de poesía están Líneas de otoño (1993), Camino de cualquier parte (1998), El paraguas de Manhattan (2004) y Al paso del instante (2009), además de cuatro antologías de poesía boliviana.La casa editorial Le Cormier de Bruselas ha publicado dos antologías bilingües de su poesía: Mirabilia (1983) y Chronique d’un retour (1997), y la edición de su Obra poética (2012) publicada por Pre-Textos de Valencia constituye la colección más extensa de su obra hasta la fecha. Poemas suyos han sido incluidos en varias antologías de poesía hispanoamericana, y varios de ellos traducidos al inglés, francés, italiano y portugués. En su obra crítica figuran: Huidobro: Hambre de espacio y sed de cielo (Caracas, 1981), El árbol y la piedra (Caracas, 1988), De cuatro constelaciones (La Paz, 1994) y El aliento en las hojas (La Paz, 1998). Ha traducido del francés una selección de poemas de Adolfo Costa du Rels, Poemas (La Paz, 1988) y una antología de poetas belgas: Urnas y nupcias (México D.F., 1998).