22 Nov 2024

228. POESÍA MEXICANA. KYRA GALVÁN

-09 May 2021
Poesía

 

NEFERTITI

 

La hermética belleza de las arenas y las dunas

sólo aparecen cada cuatro mil años.

Y cuatro mil años después,

me abro camino, presurosa,

entre las ruidosas calles de Berlín,

para alcanzar el Neus Museum,

donde te he soñado viva

desorientada

caminando por sus gélidos pasillos

haciendo volar las tenues gasas de tu vestido

como un pequeño pez flotando

en las aguas de un acuario.  

Desde una caja blindada

me miras a través de la vivacidad

de un único ojo pintado.

Encuentro en tu expresión

un cansancio, un dejo

de desapego majestuoso.

También, algo de dolor y de secreto.

Tu cuello larguísimo

de reina de las garzas núbiles 

agazapado bajo el yeso

ansía saltar como gacela

enjaulada por largo tiempo.

Algo en tu mirada

quedó inmóvil en la Historia.

Un aire de aceptación serena

 que delata el rastro

                           de un deseo frustrado por la eternidad.

 

 

YOCASTA

 

¿Qué será de ti en este infierno de silencio?

Quisiste escapar del destino, salvar al hijo recién nacido…

Y lo amaste con el cuerpo, con la boca, con el sexo.

Con pasión desatada,

como vendaval y naufragio.

Con complacencia última a tu vanidad de mujer:

fuiste amada por su elástica juventud,

sin saberlo, sin sospecharlo. 

No pudiste dejarlo apartado de tus pechos.

Desliza la cuerda por tu cuello de cisne.

Tu crimen perdurará por la eternidad.

 

 

LAS BRUJAS

 

De sus madrigueras

salen

por las noches

para partyrockear.

En su vientre se tatúan una estrella

y una luna en el tobillo.

Beben la sangre de los incautos

como Heineken o Coronas.

Chupan el semen de Satanás

con golosidad extrema.

Sus verrugas

o marcas de nacimiento las delatan.

Son insaciables.

Desde entonces, mujeres multitask,

con una mano matan niños,

y con la otra, se los comen.

Las brujas aman las pociones,

los perfumes y el maquillaje.

Curan todo tipo de males

y con hierbas les quitan el dolor

a las parturientas.

 

Vuelan por los aires

y utilizan el caldero sagrado

para preparar hechizos de un millón de años

y ante su sexo

jugoso, oscuro, maloliente,

como zapote maduro

los hombres son atraídos

muy a su pesar.

Las brujas no lloran, ni gritan,

no sienten dolor,

pero arden eternamente

en la hoguera que encendieron

el miedo y la intolerancia.

 

 

MADAM BOVARY

 

Busca, incansable, rastrea

quiere alcanzar algo limítrofe,

algo que la defina y le dé forma.

Ella no tiene una imagen de sí,

es barro, mármol, jade

o quizá tronco de abedul

que arde en los incendios veraniegos.

Reclama el fausto, la riqueza

        el amor.

Lo quiere todo y bien despachado. 

La pasión vedada la consume,

perturbada, usurpa el tiempo

la mirada, el tacto, el beso.

Una ansiedad opaca, densa,

     la conquista

la inclina a vivir

       una ilusión,

y la apremia a tomar con sus manos

de cervatillo perseguido:

           el arsénico.

 

 

VIRGINIA

 

Woolf! Woolf! Woolf!

¿Dónde está la loba de las letras?

¿Dónde la loca de la casa?

¿Por dónde trasiega la víctima

             del abuso familiar?

El libre flujo de la conciencia

es el río donde nos hundimos

con las piedras del ahogado en el bolsillo,

las cartas de adiós censuradas

la constelación de palabras que palpitan.

Por las calles de Bloomsbury,

Virginia visita los parques enrejados

investiga los párpados luminiscentes

           de las mariposas

descubre la aterciopelada suavidad del liquen

pero no logra entender la multitud

de fractales

que sin detenerse moldean

su vida-helecho.

Una espora, una tarde

demencialmente luminosa

y el impulso de la muerte

líquida

fluye

por sus venas

sin poderse detener.

 

 

ANA KARÉNINA

 

Está exhausta.

Lo ha probado todo.

Ha sido esposa obediente.

Cuñada ejemplar,

madre devota.

Amante extasiada,

paria social,

escarnio bochornoso.

Loca desatada,

engendro de celos,

madre desprovista,

amante abandonada.

Vista lastimosa,

compañía non grata.

Amó sin dobleces,

a cuerpo batiente.

Desplegó las alas de su vientre

y expuso las velas ahítas al viento marino

que la arrastró

a territorios abismales.

 

Ya no queda lugar en el mundo

donde pueda arrullarse

donde pueda cantarse canciones de cuna

para arrebatarse al insomnio.

Sólo resta entregarse

a las enormemente descaradas

ruedas del tren.

 

 

Kyra Galván. Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino en México, 1980. Ha publicado varios libros de poesía y en revistas y suplementos. Su poesía ha sido incluida en múltiples (20) antologías nacionales y extranjeras. Su novela: “Los indecibles pecados de Sor Juana” fue traducida al polaco. Su segunda novela: “Corazón de Plata”, fue finalista del Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska 2014”. Su tercera novela es “El sello de la libélula”. Es autora también, de varias novelas infantiles. Su libro de poesía más reciente es Anatomía de la escritura (2019).

 



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