ESTA ES LA NIÑA QUE A CUARENTA BAJO CERO
quema todos los cerillos sin esperanza
(la caja entera)
desde el dedo anular el frío crece hacia la aorta
cómo saber si el corazón se ha vuelto un témpano
a qué temperatura morirá de resequedad, de indefensión
la gelidez embiste
esta es la sangre del lobo sacrificado por su piel
a cambio de dos minutos de calor
y no habrá palabra que no te exponga desnuda
a la intemperie
INTERNARSE EN UN BOSQUE ES AGUA QUE DETIENE SU CURSO
estatismo y mudez
piedra que resiste a la intemperie
internarse en un bosque es vacío
ramas despobladas
de hojas de flores de color
sin más sonido que el arrullo descuidado
desde las madrigueras del reposo
el bosque aún sin hojas sigue siendo bosque
la rama desnuda sigue siendo árbol
quién escuchará la caída de un copo
sin ningún animal que aguce el oído
el paisaje del inverno es la ausencia
FRANZ BOAS
siempre quise preguntarle a Franz
cómo se llamaba el agujero de hielo
del que fue socorrido por los inuit en Baffin
y cuántas formas de decir la nieve realmente escuchó
el mito de los nombres de la nieve no es fácil de romper
si se atiende a lo morfológico
que haya una palabra
“nieve”
a la que se unen sufijos que la describen
“espesa”
no es equivalente a decir
que existe una manera para nombrar
una nieve que significa
‘paso para renos en la nevada profunda’
o una nieve que significa
‘carámbano que se suspende desde la rama de un árbol nevado’
o sentir que el paisaje de la nieve puede ser tu casa
como tampoco es lo mismo ser rescatado
por una poesía que se canta al borde de los fiordos
o que te salve del frío la mano del último poeta del ártico
ALAUDIDAE
a mediados de la última edad del hielo
murió cantando una alondra cornuda
los cazadores de marfil fósil
acaban de hallar su cadáver petrificado
una hembra de hace 46 mil años
cuyo cuerpo se nos revela intacto
en medio de un desfile de cuadrúpedos
que congelaron su marcha
de mamuts y bisontes
es la primera vez que se congela el canto de un ave
su vuelo quedó suspendido en sus alas completas
en sus delicadas plumas pardas
diurna de las nieves
espíritu bendito de esparcidas semillas
circunvolando
cuántos secretos de Siberia duermen en ti
hija de las estepas de Mongolia
madre del ascenso
estatua incólume del pasado
DENSA LA NIEVE SE DESPLOMA
no pasa el tiempo que pesa
Poemas inéditos
Valeria Guzmán Pérez es poeta, traductora y lexicógrafa. Actualmente trabaja para la Academia Mexicana de la Lengua y para la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Es directora del proyecto Mujeres al oído, audiocuentos sonorizados de narradoras ecuatorianas. Obtuvo el Premio Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en 2009 con su poemario Constelada. La Casa de la Cultura Ecuatoriana publicó su libro Efusiva penitente en 2010. En 2018 fue acreedora de los Fondos Concursables del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador por su poemario Piel Verbal. Ganó una mención de honor en el concurso de Hispanic Culture con Tremor de golondrinas. Y obtuvo el Premio Nacional de Poesía Tijuana en 2019 con su libro Ofidias.