26 Dic 2024

4. DOSSIER ANIVERSARIO. JAVIER ALVARADO

-23 May 2021
Poesía

 

LA PATRIA Y EL DÁTIL

(1890-1900)

 

ESCRIBIR EL VIAJE

 

La vida ya no es para mí,

Atravesada en la garganta,

Más que una roca de gritos.

UNGARETTI

-1-

 

Dejo todo lo que pierdo.

Dejo todo lo que he perdido.

Mi distancia se mide en árboles,

En un mar que ya no canta.

 

Se han derrumbado las piedras

De mi hogar

Como en un coro invisible.

 

La guerra despedaza

Los nidos y los huevos de las águilas.

 

Ya no hay pan para los días.

La poesía termina por deshuesarme.

 

Hoy, invocando nuevos ritos,

Inaugurando con mi ausencia

La partida en nuevos barcos:

Me alejo de todo lo que amo y de todo lo que pierdo.

 

Invocaré palabras para mi boca

(Un canto en la garganta),

(Una epidemia de metáforas para mi mano),

Apedreada

-Y machacada-

Por una roca de gritos.

 

 

-2-

 

Más que el deseo

De recorrer el desierto, de mirarnos la cara

Y ver la agitación del chubasco

En la espiga de centeno,

Más que el deseo de marcharnos

En las rimas y en las sagas del polvo,

Más que tragarnos las admoniciones de la niebla,

Esa moneda oscura

                                            En pago

De la luminosidad de nuestra sombra;

El doble se queja entre los pinos

Y el dolor me recorre en la ausencia

De los olivares. 

 

Presiento la ocupación

De un sitio.  

 

Un dolor druso,

Sirio, libanés.

 

Una locura mineral

Que se va hasta el sendero. 

 

Un estandarte

De paz

que no será erigido para nadie.

 

Una palabra se escribe

En el dintel de la puerta

Con la sangre de nuestro pueblo.

 

La            his               to              ria

Versificará de largo

Y la arena se amontonará a la medida que el hierro

Se esparza

Con su voluntad sitiada,

Invocando alabanzas

Y lecturas

De los libros sagrados.  Arderá la antífona en la tierra.

 

Entonces podremos permanecer juntos en la misma plegaria.

Dejar que los jóvenes arranquen flores

Y las pongan en tu lecho,

Dejar que las vírgenes coloquen pétalos en tus labios,

Dejar que los niños renueven

El fuego del cielo.

 

Todo volverá a doler como nos duele ahora.

 

Todo acontecerá como está narrado en las inscripciones y en las profecías.

 

Todo caerá en la noche primitiva.

 

 

-3-

 

Hay caravanas que se cuentan en el polvo,

Otras se cuentan en el agua, otras se escupieron

En el torrente sanguíneo, algunas se muestran en los cinceles

De maravillados artesanos en el mármol, otras se confiesan

En un arma encriptada con la guerra.

 

 

Estas son las caravanas a la medida de la sombra.

Estas son las caravanas que devienen en el telar

Hasta las manos

Y el repentino fulgor que precede

Al quebrado de los vidrios.

 

Este soy yo caminando con la celeridad

Del gallo,

Con la voluntad de la lluvia de comerse a la tierra

Desde su lealtad originaria. 

 

Este es tu dolor

En el sendero de las grutas,

Esa llama inmarcesible

Que se prende como un astro en el cielo del hombre,

Donde el hombre es Dios

Y el Dios es hombre

Encarnados en la cosecha de la higuera.

 

Hombre y Dios,

                               Dios y hombre:

                                                                 caravana.

 

 

-4-

 

A unas cuantas leguas de Tarábulus, el tiempo nos aleja,

Como si la noche o el día fueran una vigilia,

Una risa burlona, un pecho en harapos,

Una fila hostil y el sol en la piel de la soldadesca

Como si fuésemos un peregrino

(Riendo o llorando)

En el lomo de un camello.

 

Acaso serán los vivos o los muertos, no sé de quienes es la caravana.

 

Yo sólo ignoro este camino, este estado versátil de las piedras,

El color de una perdiz y su mirada en el páramo doliente. 

Hay otros ojos que atestiguo y no me reconocen; 

Quizás haya una nueva estación para los ciervos,

Un cántaro de agua para aquellas bestias

Que heredan su sed al rayo demencial de algún cuchillo.

 

Alguna rosa palpitará en medio de la encrucijada.

Yo no sé si vivo o muero, solo sé que camino tarde

Con esta hambre del amor o con este nuevo invento

Para no agotarme en los hábitos, en esas caricias

En nuestras sombras que se retraen y se consagran

Cuando el cernícalo pasa de largo.

 

Para este amor no hay mapa, no hay experiencias

Reales o fantasmas; es solo esa respiración que converge

En el limbo de la sábana

O el rapto de la mano

Hacia tu otra mano

Que moldea al mundo en el instante

En que reinventas el nido en todos los árboles, en todas las páginas.

 

Yo no sé si vivo o muero, solo sé que camino tarde;

Que te encuentro en cada germinación de mi cuerpo y de todos los cuerpos

En la semilla del exilio;

Que hay una nueva creación en la noche

O en el amanecer plagado de estrellas y de salmos.

 

Yo te invoco en esta nueva puerta, en este nuevo hogar donde he llegado

Lejos de la mujer que bordó mis ropas de niño, lejos de aquella mujer

Que dejó su velo de niña;

Lejos de nuestros padres y abuelos a caballo, lejos de esas tierras

Cortadas en su esplendor con la hoja prismática del sable o el machete.

 

Yo no sé si vivo o muero,

Sólo sé que camino temprano, que camino tarde,

Que he llegado hasta mi ausencia que fue la ausencia de ti para encontrarnos;

Para estar otra vez en ese verano, en ese invierno,

En este sobresalto

Del nudo en nuestros cuerpos; aunque el cernícalo se ría y lo medite

Y por ahora pase de largo. 

 

Yo no sé si vivo o muero.  Sólo sé que del amor es la caravana.

 

 

-5-

 

¿Por qué asombrarse de que los muertos

no nos hablen de la muerte?

 

Su silencio será interpretado

Cuando nos acerquemos a ellos.

EDGAR LEE MASTERS

 

 

Hay algo que concibe el silencio frente a frente

Agua con agua

Hacia el connubio matinal de los turbantes

Donde vivo, donde toco, donde palpo

Este mimo de soledad y de hecatombe

Atravesando siempre niño el humo

Y la tiniebla de mi vida en el plantío.

 

Cuantos días desperté, cuantas noches contemplaba

La buena madre que al otro lado del torrente

Lavaba y lavaba, ahí veía sus dientes funéreos

Como cartílagos de peces, ese silencio que no se puede traducir

En palabras, ese silencio que te recorre como una flor

Desde su tejido epitelial hasta el embadurnamiento

De los aceites y los perfumes. Te amortajaron los pájaros,

El plenilunio de las ciudades que amaste, el ofertorio de las estrellas

En su paroxismo voltaico.  Nos volvemos a desnudar en la huida,

En la marcha y en la refriega como el dínamo

Que se resuelve en pozo, en victoria, en agujero negro.

Vámonos a desfilar

Como montones de tierra que resisten

La plenitud

Y el saludo de los muertos.

 

 

-6-

 

Las manos me guían

Y yo veo el polvoral

De las aldeas hacia la nada.

 

 

-7-

 

-¿Te mataron a un vástago?

 

-Sembraste para la tierra un hijo.

 

-¿Te mataron a tus abuelos?

 

-Dos piedras más para el horno familiar.

 

-¿Te mataron a tus hermanos?

 

-Cárgalos como ladrillos para la casa sin fin.

 

-¿Te mataron a tu padre?

 

-Ya tienes la roca del molinillo para moler café.

 

-¿Te mataron a tu madre?

 

-Cámbiate de nombre.

 

-¿Te mataron a ti?

 

-Ya no huyas.  Saben que, en este verso, estás aquí.

 

 

-8-

 

A Magdalena Camargo Lemiesek y a su cerrajero de la vida

 

Hoy me han dicho que vendrá la muerte

Vestida de Pashá.  Yo tengo el pecho escarlata

Como si fuese la sangre que emana de una torre

Después de ser sitiada.   Soy una ciudad a la cual sus muros

Se le llenan de lamentos, de cardos, de ortigas,

De sagas recitadas por héroes y mujeres

Que se rasgan el velo como la memoria y el hoy.

Ah, pálido verano.  Sentencia mutable para hallar

Las formas de la divinidad, las estrellas nobles

Y primarias, las más viejas, en redondel,

Otras en vértigo confundiendo el destino

De los hombres.   La mujer es un silencio.

La piedad una roca.  El desafío de caminar y desoír

La niebla y el conserje que con su eficiencia

Te sabrá guiar hasta la puerta, pero falta que descubras,

Quién es el cerrajero de la vida, el alentador

Que mueve su incensario y sus plegarias polvosas

Para que la mente encuentre su fábula de grito,

Lo que cintilará como una acuarela en un destello,

En unos ojos versátiles, en una cuenta final.

 

 

De Viaje a una roca de gritos

 



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