I
¿Cuál es el inicio? Si estas ramas retuercen como raíces en el cielo,
si las hojas flotan mecidas por el viento que todo arrastra,
si las aves contrariadas navegan por el aire,
cuál cardumen que busca un remanso
cuál es el inicio si estos árboles son la sombra de Dios.
IX
Cuál es la frontera del día, aquel territorio donde se disuelven los sueños
ese último paraje donde existo sin tiempo y me entrego a la nada que me dio origen,
aquel lenguaje que no se puede dimensionar vive en mí,
soy una partícula ignorante del todo
un mensajero que no tiene palabras,
solo esta incertidumbre de las aves migratorias
y este silencio crepuscular de los siglos.
De Paisajes ajenos.
PRIMERAS PERCEPCIONES DE LA MUERTE
II
Recuerdo el momento en que entendí
lo que significa la muerte
era la tarde de un verano
que nos obligaba a correr descalzos
en el patio.
Estábamos
jugando
con mi hermana
Sandro se llamaba el gato negro y blanco
que madre bautizo con el nombre de su amado cantante
el felino dio unas vueltas alrededor de nuestros juegos,
nos miró a la cara
en un ritual
incomprensible para nuestra infancia
dejó algo inerte
en el piso,
una mancha negra en la tierra negra
el cadáver de un ratón
tirado
con sus ojos oscuros
abiertos
con su mirada muerta
perdida en un sol
que no lo volverá a iluminar jamás
fue un llamado de las Nornas
que anunciaron su impiadoso
orden aquel nefasto día,
a partir de ese momento
la única certeza fue la muerte
todas las criaturas se extinguen
bajo este cielo
incluso las imperceptibles
entonces yo, mi hermana,
mi madre, todo lo que nos rodea
se extinguirá inevitablemente
todo
está escrito en el lenguaje de la muerte.
Recuerdo que ese fue el primer funeral al que asistí
agarramos al roedor
acomodamos su cadáver
en una caja de te
y lo sepultamos con todos los honores
en un hueco bajo las raíces de un viejo árbol
le pusimos una cruz ignorantes
de la religión que profesan los ratones
e hicimos el duelo necesario
ya no éramos inocentes
la eternidad nos había golpeado
con su silencioso
libro de los muertos.
De Ese río que nos nombra.
EL EVANGELIO DEL HOMBRE
V
Recuerdo el amanecer en el desierto
y María diciendo “Todo es sagrado”
sus dedos señalaban el curso de las aves en el cielo
mis ojos escrutaban maravillados la infinita magia
que habita en las cosas.
Recuerdo el taller de mi padre
y aquella vez que me talló un cordero de madera.
Nací en medio de una masacre
la sangre de los inocentes se derramó en el río
las cuadrigas entraron a las aldeas,
los centuriones degollaron a los niños
frente a sus padres.
En las noches todavía se dibujan en mis pesadillas
los miles que murieron para que yo viva
cuando terminó la matanza
la fila de cadáveres de bebés
tapados por los sudarios
los padres agarrando piedras
echando a los soldados
y gritando entre alaridos
el nombre de sus hijos asesinados.
Dicen que soy el hijo de Dios
y ese Dios que no conozco
me habla en lenguas que no entiendo,
cada mañana en el desierto
me pregunto
¿Dónde estaba Dios aquel día?
30 monedas… ¿Cuánto vale la vida de esos niños?
TRIUNFO DE LA MUERTE
ο θάνατος είναι ό, τι βλέπουμε
HERÁCLITO DE ÉFESO
Pieter observa la esfera que invierte la imagen del mercader y su bolsa de monedas
los caseríos burgueses de Breda se extienden sobre la línea difusa del horizonte
las ventanas se fugan sobre ventanas
el presagio de la guerra se proclama con las campanadas que incendian el cielo.
En las esquinas
de los ojos
en la espesura
incierta donde
sepultan
las aves desorientadas
por el temporal.
En la intersección
de los cadáveres
de los ángeles
donde el tiempo
gotea sus ácidos
granos que corroen
la inocencia.
En los vértices
laberínticos
de la noche de los bosques,
en el ancestral eco
donde las larvas
anidan en los cráneos
arrastrados por las espumas,
en la osamenta de las
estrellas que estallaron
hace siglos,
en el escatológico
alfabeto de los
oráculos de dioses amasados
de cenizas
en cada porción
agónica del todo
engangrenada
está la sombra de mi último grito.
En los galopes lúgubres
de los jinetes de la
peste con el esqueleto de sus corceles,
con las ruedas de los
crucificados en el horizonte.
En los extremados muros
de las fortalezas
humeantes asediadas
por los ejércitos
despiadados de las Erinias
donde las famélicas gárgolas
se alimentan de los
miembros amputados
por la espada.
En las barcazas que transportan a los hijos
de las plagas con sus
pústulas negras
y sus cruces rojas en el pecho.
En cada extensión de la lanza
que se incrusta
y traspasa
a los suplicantes
está la sombra
de mi último grito.
En la mueca grotesca
de los juglares en el banquete
rodeado de ratas,
con el fétido aroma
de los campos de batalla
donde se pudren
los cadáveres al sol,
cuando los flagelantes
peregrinan llevando
los cuerpos de los niños
en las carretas.
En cada fragmento
ulcerado de mi patria
está la sombra
de mi último grito.
Las campanas de Breda son una profecía
de marfil.
No triunfará
La muerte
aunque esté escrito
y las parcas corten
los hilos de huesos.
Del libro inédito: La danza de la muerte.
COSMOS
II
Hay golpes en la vida, tan fuertes. ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios
CÉSAR VALLEJO
Mi cosmos es un conjunto
de porquerías
que nunca se ponen de acuerdo.
El amor es un lento engranaje
de cadenas en el cerebro,
una transmisión de poleas
en nuestra piel.
Convivo con los cadáveres
de mi abandono,
con las cucarachas
que crucifican
los restos de la comida.
El amor es un engranaje de insectos furiosos
en los ojos
que se alimentan de la esperanza
y nos dejan las cuencas vacías.
No tengo alivio
entre las sábanas enredadas
de mi ataúd.
No tengo ni aliento,
la vida se escurre
entre las fotos.
El amor es una simulación de la carne
que proyecta la soledad,
una entelequia de las horas
que se desvanece cuando despertamos.
Alguna vez fui joven e inocente
Y canté himnos solares
Y hablé del mundo y sus ilusiones.
No existía la tristeza entonces,
el amor era una dulce muerte,
un paraíso artificial
en la tormenta,
pero todo pasa y la vida
se muestra con su real
oscuridad,
y la ingenuidad se diluye
y las lágrimas se secan
y el semen es un veneno
que solo fecunda a las parcas.
y el amor…
el amor
no existe,
solo fotos
atadas con alambres de púas,
solo momias
acostadas en el amanecer
cuando todo muere.
De Cardinales.
ARTE POÉTICA
Te sigo en tu danza. Te sigo sin distinguir a donde me llevas.
Así habló Zarathustra
FRIEDRICH NIETZSCHE
Una hoja cae alrededor del mundo.
El niño observa ambos elementos
de la contradicción escatológica de los dioses,
mira la magia de la hoja que cae y el aire,
el espacio,
el universo,
el tiempo que ocupa
y rodea su caída.
Los blancos ojos del papel gestan un poema
escrito con silencio,
con los aleteos de los pájaros de las horas,
cuando todo amanece,
con las vísceras de la imaginación
y la inocencia del niño.
Escribe intentando despedazar el tiempo.
¿La hoja cae como describir el vuelo de un ave sin invocar el aire?
El nombrador de los grillos escribe
el eterno ritmo de la danza de la hoja
que muere y renace con el viento.
Un poema es una canción de nacimientos.
Leonardo Herrmann. Nació el 20 de marzo de 1975 en Argentina. Es Docente, Escritor, Poeta, Artista Plástico, realizador audiovisual, titiritero y Trabajador de la cultura. Es Director de la Revista digital Voces del Viento. Organizó el Encuentro Nacional de Escritores Voces del Viento en Bahía Blanca (2010). Fundador y Responsable de Organización del Encuentro Internacional de Escritores La Luna con Gatillo en sus cuatro ediciones (2018-2021), cuyo cuarto encuentro reunió a 350 escritores de 35 países. Es Dirigente del Grupo Voces del Viento y de la Federación Internacional de Escritoras y Escritores por la Libertad (FIEL). Sus textos han sido traducidos al catalán, Inglés, Italiano, Alemán, Uzbeko y portugués. Ha publicado cuatro libros. La anónima resurrección del barro (2000), Letra marginal (2010). Barricadas de palabras (2017). El evangelio del hombre (2020). La mayoría de su obra permanece inédita.