03 Dic 2024

52. DAMIÁN SALGUERO BASTIDAS. GANADOR DEL VI PREMIO NACIONAL DE POESÍA TOMÁS VARGAS OSORIO 2021

-09 Ago 2021
Prensa

 

VI PREMIO NACIONAL DE POESÍA TOMÁS VARGAS OSORIO 2021

 

Veredicto del jurado

Después de haber leído con detenimiento las 20 obras preseleccionadas, de las 106 que se presentaron al concurso, el jurado de la sexta edición del Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio 2021, conformado por Camilo Restrepo Monsalve (Colombia), Marisa Russo (Argentina) y Francisco Trejo (México), resolvieron lo siguiente:

Los países subterráneos, firmado con el seudónimo María Laguna, es el poemario merecedor del Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio, por los valores literarios que reúne, pues se trata de una propuesta de incidencia, frente a lo que el autor o autora concibe como la tradición poética colombiana, enraizada en un libro que muestra un conocimiento profundo de la misma. En esta obra, hay el atisbo de una nueva forma de llegar al poema y a su sustancia, partiendo de una meditación constante acerca de la colombianidad –arraigada en lo culto y a su vez en su desprecio– que niega con su propio ser aquello que ama, mientras lucha por irrumpir en su campo. El libro, sin llegar al utilitarismo del panfleto y eludiendo hábilmente el retoricismo, se destaca principalmente por los diversos registros de lenguaje, de los que se vale para expresar la asentada situación de violencias que el país experimenta desde hace varias décadas. Estamos, entonces, ante un conjunto de poemas en los que las formas del lenguaje popular son revalorizadas por una conciencia que las eleva, al comunicar su visión de una patria sangrante y mutilada.

 

Mención de honor y propuesta editorial

En cuanto a Los desiertos del hambre, del seudónimo Facundo, el jurado decidió otorgarle mención de honor y recomendar su publicación, al tratarse de un poemario que cristaliza una visión personal del país, presentada a través de imágenes que, por su dura belleza, conmueven al lector y lo sumergen en atmósferas cargadas de desolación. Sentimientos de zozobra y melancolía, ambos muy propios de gran parte de la joven poesía colombiana, recorren estos versos y tejen una fina tela que resiste el peso de una patria fracturada. En este libro que demuestra una amplia consciencia social, sin por ello perder el tono lírico, el autor o autora se convierte en una suerte de testigo y cronista que registra los estragos de la barbarie y ofrenda sus visiones para ayudar a construir la memoria de su pueblo, tal y como sucede en un corpus importante de obras escritas en el contexto de la poesía colombiana contemporánea.

Una vez que se dieron a conocer los títulos de los libros, los organizadores del concurso procedieron a abrir las plicas correspondientes, con los siguientes resultados:

 

El libro ganador

  • Los países subterráneos

Seudónimo: María Laguna

Nombre del autor: Damián Hernando Salguero Bastidas



Libro acreedor a mención de honor que se recomiendan para publicación

  • Los desiertos del hambre 

Seudónimo: Facundo

Nombre del autor: Nicolás Peña Posada

 

Los organizadores del concurso aprecian, no sólo la cantidad, sino también la calidad de los libros presentados al VI Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio 2021.

 

Camilo Restrepo Monsalve

Marisa Russo

Francisco Trejo

 

 

Breve muestra de Los países subterráneosde Damián Salguero Bastidas,

VI Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio 2021

 

 

V

 

No me preocupa la muerte,

tampoco me preocupa

dejar de respirar este aire negro,

esta soledad de domingo azul sobre las paredes,

no me preocupa ir por la calle

y morir mil veces este dolor

de ser una bala con los labios calientes.

 

Lo que me preocupa es mi voz

que se hace carne

y determina mi sexo de flor quirúrgica.



V PADRE

 

Él hizo proezas con su brazo:

dispersó a los soberbios de corazón,

derribó del trono a los poderosos

y enalteció a los humildes,

a los hambrientos los colmó de bienes

y a los ricos los despidió vacíos

Lucas, cap. 1 51-53.

 

 

¿Cómo le explicaré a las altas lomas caucanas

que te pegaron un tiro en la nuca,

que te llevaron lejos de nosotras,

que tu ausencia se transformó en nuestra bandera,

te acuerdas cuando gritabas desde el atrio

que nuestra fe nos salvará de los poderosos?

 

¿Y qué le diré a las muchachas

cuando se internen en el campo con las manos encendidas,

con los ojos como piedras porque te nos fuiste,

y ahora tu palabra es un templo

que juega con el aire y alegra nuestros corazones?

 

Miro tu presencia de papel cortando mis dedos

y en mi sangre surge un bosque florido

que canta alabanzas,

y nos dijiste que Jesucristo luchaba contra los poderosos,

y luego escuchamos rumores de que eras un subversivo,

de que tarde o temprano

te iban a matar por ser un rojo de mierda,

y que los curas nunca son comunistas,

que los curas ayudan a los pobres,

pero para que sean más pobres,

y que el cura es amigo del patrón y no del indio,

o del negro, sino del patrón,

y yo que soy pobre india,

que soy madre de dulces niños desaparecidos,

de dulces maridos muertos,

de dulces padre enterrados,

yo que soñaba con un cristo nacido en los páramos

y concebido por las estrellas,

y creí en tu palabra,

y tu palabra fue un cóndor de colores

y fue laguna

y fue frutas,

y fui yo mismita no teniéndole miedo al hambre,

aunque lo sufría hasta los huesos,

y su palabra padrecito fue la flor

en que dormía noche a noche esperando el sol

para salir a pelear por mis tierras arrebatadas,

por mi idioma arrebatado, por mi fe difusa.

 

¿Cómo le voy a explicar a las madres, padrecito,

que usted se nos fue,

que arrastraron su cuerpo por todo el pueblo,

que arrastraron su cuerpo hasta las ciudades,

que arrastraron su cuerpo

y su cuerpo dejó de ser presencia para ser leyenda? 

 

Dígame padrecito,

¿cómo no llorar los muertos de este difuso país

que arrebata sus propias raíces

y se las traga mientras llora y todo lo olvida?



 

El Amor no es nada.

(Un sexo de aniones y cationes

resbalando por las vértebras del pasto,

el amor es la definición de un infierno

que no puede ser nombrado)

Pienso en que no vale la pena

escribir después de tus muertes.

me dan ganas simplemente de recordarme solo,

llenarme de huecos los huesos

y repetirme a mismo:

los poemas no son de carne, no sienten

son cuerpos estelares que fluyen con los ríos.

 

Amor. Mito:

Vuelve a pasar por aquí ese abismo             Me sueño Popayán             Un terremoto ha sembrado la angustia en el seno de la memoria          Tiembla, pero ya no me abraza el terror              Esta ciudad ha sido bombardeada                       Hemos muerto              Estamos entre las ruinas pensando que lo peor ya ha ocurrido                       Miramos las palomas comiéndose el color de los cielos.

 

Has hecho que los días se detengan, que tengan el nombre de mis miedos.        Canté con odio el amor y sus metáforas, todos los sueños de los hombres bajo las ruinas. Esta ciudad ya no existe, ni es blanca, ni es un pozo del olvido                 Esta ciudad se volvió mi piel, es un ejército de mariposas que mutan de colores cuando los atardeceres se vuelven altiplanos y rocas

Pienso:               Moriré en un nido de árboles sin nombres ni raíces                 Moriré entre los hombres soñando ser una mariposa incendiada con orquídeas en sus escamas                        Naceré en algún color                                 No puedo detener mi canto, porque mi canción no tiene sonidos, solo tiene en su piel el viaje de la historia.        Adiós amor, no podré olvidar tu boca ahora que se me pudren las vocales.                  He navegado y he imaginado los puertos esperando a olvidar, pero solo quedaron nombres que no me remiten a nada.                  Estoy cansado de este cielo caucano devorado por la niebla, y de esta casa que nunca duerme             De los amores que desaparecen bajo la bruma de estos cielos sudamericanos                      No paro de escribir sobre una danta con frailejones en su piel              Sobre la vida que nunca ha detenido su canto                                 He fugado los poemas esperando a que los páramos detengan las estrellas sobre las lagunas.

 

En el verde de este cielo quemado por agosto,

veo a los soldados colgados de los helicópteros,

a los helicópteros tragados por montañas

que vuelven al cielo un laberinto.

 

 

ES MI MADRE, Y BAJO TU SOMBRA CANTA

 

Fuimos el sol más brillante que nuestra madre

haya podido imaginar.

 

Ella nos amó

con su cara llena de mesetas y altiplanos,

con su corazón de páramo,

y sus inmensas manos que parecen amapolas.

 

Mi madre

soñó mi muerte cuando explotaron los tatucos.

 

Decidí volverme su voz, su dolor intenso

entre las fisuras de los valles.

Cada sol es la ausencia misma de la vida,

porque el tiempo pasa

con su caminadito astral sin mirar a nadie.

 

Mamá piensa que somos soles,

pero aquí, en esta esquina de plomo,

de calles largas, hemos muerto.

 

Somos la sombra a la que le teme el sol.

 

Mi madre a veces se viste de luna

para llorar esa gente que se ha vuelto semilla

y está bajo la tierra retoñando el olvido.



2

 

Siento esta ausencia en mi abrazo

tu cuerpo ahora es una esquirla

es barro que se hace polvo y cielo

y tus palabras caminan por esta

ciudad infinita en la que

nunca amanece, en la que

duele la historia musical

de tus dulces años en los fuiste

feliz persiguiendo nubes.

 

Reestructuras las formas de la ausencia

vivir sin ti es no vivir el canto del

alegre sol que construye esta

catedral vegetativa que supone

tu sonrisa presente, y este

espacio que tu nombre llena

aliviando un poco el dolor de haberlo

perdido todo, incluso la lengua.

 

El subterráneo camino que conduce

al olvido, la enumeración de salvajes

lagunas que se transforman en profundas

estrellas, la última sonrisa

que vi en tu cara de colibrí sediento,

todas esas imágenes están tatuadas

en todo mi cuerpo, la imagen de

de tu imagen transformándose en una

abeja construyendo colmenas submarinas,

y está en mi frente dibujada. Toda imagen

hoy hace latir este corazón de apiario.

 

Quisiera detener este poema de largos años

pero es tarde porque

el Cauca empezó a quemarse,

el Cauca en llamas es una larga

historia de personas que desentierran

a sus amados y escriben sus

nombres para que nunca nadie

los vuelva a olvidar.

 

 

Damián Salguero Bastidas (Pereira, 1990). Escritor y artista escénico circense. Co-fundador del grupo literario la Silla Renca. Licenciado en Lengua Castellana y Literatura por la Universidad del Cauca. Ha publicado en diversas antologías locales y nacionales. Actualmente vive en Popayán.

 



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