26 Abr 2024

29. POESÍA ESPAÑOLA. MIGUEL ÁNGEL GÓMEZ

-09 Ago 2021

 

HEMINGWAY

 

La terrible depresión empezó a hablar

de una forma bellísima.

Ah Ernest peligroso y maligno.

Viniste a mí

cuando estaba sediento de realidad.

No querías separarte para recuperar tu lucidez.

Quieres entregarte, perderte.

La caza no fue negar tus mundos poéticos.

 

Cuando alzaste la escopeta seguro que parecías un niño.

Pudiste destruirte,

pero no destruir mi fe en ti. Anduviste por todos los lugares

y la suavidad de tu pecho no adormeció tu dolor.

La riqueza y la violencia de tu boxeo nos abrumaron.

 

Ernest Hemingway, soñaste muchos días seguidos.

Demos gracias por tus golpes.

 

 

LAS VÍBORAS

 

Una víbora se alegra de volver a verme

cuando estoy leyendo:

 

“La costurera de Montgomery

espera y espera

 

al autobús en la avenida Cleveland.

Se sube, fila cinco”.

 

Otra víbora adormilada

llega de lejos y sin hora, el corazón

 

me palpita rápido sin saber

si podrá

hacer frente a todas las exigencias.

 

Va por todas partes.

 

Me siento un poco avergonzado

de mí mismo

por haberla hecho

venir desde tan lejos. Finge la víbora estar encantada,

es extraña y muy sensible. Continúo leyendo:

 

-Una mujer que cree que es digna

de todas las cosas posibles. Piedad. Gracia. Bondad.

Tanto si lo crees o no, no ha venido a la Tierra

para tocar Ring Araound Your Rosie

en tu circo ambulante de transporte público-

 

No puedo menos de observar

cuando se va,

que llega una tercera víbora,

¿cómo explicas eso?, me pregunto.

 

Se dispone a hacer alguna travesura.

Cabizbajo, vuelvo a mi tarea.

Mientras trabajo

me pregunto cómo y dónde podré conseguir “La Universidad Desconocida”,

de Roberto Bolaño

 

para, audaz, releer aquellos versos de la página 85:

“En los caminos de hielo

cuando ya todo parece más claro

y cada instante es mejor y menos importante

con un cigarrillo en la boca y con miedo

a veces

los ojos verdes Y 26 años Un servidor”.

 

Acelerado el Apocalipsis hace que se una

a la reunión

una cuarta víbora,

aunque yo no soy víbora,

se queda aquí conmigo.

¡Ay, ay!

Estoy en aprietos.

Demasiadas víboras

aunque una se marchara

con la boca cerrada.

 

Ellas me rodean y aun así me siento

capaz de cualquier cosa,

sobre todo

si depende de mi ingenio.

 

Las víboras siguen conmigo

cuando me marcho, no reina la calma.

Parecen mayores que yo, no las reconozco.

Llegan víboras de todas partes

al entrar en casa, en el ventilador,

en las puertas, en las ventanas.

Hay víboras con una falsa cordialidad.

Los modales de las víboras son magníficos,

sobre todo

el de los escritores.

 

Cuando yo fui

la víbora Marguerite Duras

escribí este verso:

 

¿Por qué no? ¿Por qué este pudor de pronto?

Si solo se publicara lo que se escribe hoy

 

y no lo de ayer, no habría escritores que vigilaran todo

desde muy cerca.

 

Dijo la víbora Tabuchi:

 

“La poesía entra en todas partes y es siempre casual”.

 

Dijo la víbora Karma: Por ti revelaría mis ansiedades,

temores, culpas y descontentos

sin abandonar la sonrisa suave y tranquilizante.

 

Las víboras

que quieren silenciar

que arrastran infortunios

dicen que es feliz

quien no lo sabe y se queja.

 

Las víboras

están acostumbradas,

como los barcos,

a zozobrar

una y otra vez.

Mantén seca tu fuente de ingresos,

dijo la víbora  Despilfarradora.

Las víboras sin signo filosófico

lo pasan

en grande

no entendiendo nada.

 

La víbora Sartre me explica todos los esquemas,

me hace saber cuáles son los enemigos aunque ellos no lo sepan.

Envejecida víbora,

quiere que la chispa se siente en mi mecedora,

como si estuviera en mi casa de campo.

 

Las cosas que le han pasado a la víbora Precipitada

se mantienen firmes como una roca.

 

La víbora Esperanzada me saluda y estamos mirándonos unos minutos.

 

Dijo la víbora pessoana:

 

 “Nuestra finalidad está en dar a su lugar un resplandor cálido”.

 

Víboras, víboras pálidas y enfermizas,

combatirán contra mí en sus propios términos.

 

La víbora Modiano está atenta a la víbora Roth.

 

“No, no odio esto, ni lo desprecio”.

 

Víboras que se humedecen de la emoción.

 

Dijo la víbora Sentenciosa: “¡Estoy preparada!”.

Dijo la víbora Adaptada: “Mi salud es más de plomo que de hierro”.

Víbora esperando la llegada de más víboras ¡Una a las tres!

La víbora Wim Wenders habla realmente curioso del estado de las cosas.

 

Hay víboras Extasiadas

que no quieren

amanecer.

Sangre en la noche, luces cazadoras y tramperas.

Víboras, víboras.

La víbora Lúcida puede que sea inteligente,

pero le falta

algún tornillo.

 

La víbora Peter Handke

lo dijo:

 

“Mi amigo de la infancia, el que no tenía en mente llegar a nada,

sí llegó a ser algo,

aunque, como él mismo me dio a entender

en más de una ocasión,

sólo fuera algo de cara al exterior”.

 

 

De cara al exterior actuamos como un imán

y quien no nos conoce se pega a nosotros

como empaste de hierro.

 

La víbora Inolvidable

es como una especie cariñosa y me hace relativizar todo muy intensamente.

 

Las víboras en un período celestial

a punto de acabarse. Las víboras son coquetas. ¡Qué asamblea!

 

 

LA RIADA

 

El dique ansía destruir la pureza.

El agua habla con gran excitación.

El Rey de la Chatarra llora dentro

de su loca impaciencia.

Rostro delgado y ávido.

Rehúsa subir al autobús local

aunque va a ser

la riada que más martillazos dará,

como un demonio,

y dejará astillas cayendo por doquier.

 

Todo el mundo corre a los carros.

Su vida es tan fría como el vientre

de un sapo.

Mujer, no finjas hacerte la muerta,

no recojas ni te pongas en marcha

ni vayas a un lugar más alto,

no seas una fría máquina.

 

Azotado por el viento, oscilo delante

y atrás como un sauce joven.

La riada se lanzará como toro enfurecido,

Rasgará, acuchillará, gritará.

 

¡Todo lo que poseo es tuyo si lo pides!

Estados de ánimo, abrazos, roces de labios

si se derrumba el dique y nos desenganchamos

en este mundo salvaje.

 

 

EL MUCHACHO CAMBIA SU LÍNEA DE TRABAJO

 

Aquí tiene la vida,

mírese en ella como en un espejo (Lihn);

La mansión está tranquila, limpia, ordenada.

No se rinde para fundirse

en lo universal sin perder el yo.

Los pensamientos repentinos

tienen un presupuesto que no renquea ni cecea.

Oh, brumas

(empeñadas en que tenga los ojos fijos

en Querida mía.)

 

 

ESTOY SOLO

 

Estoy solo y relato mi Obra con detalle.

Sopeso los pros y los contras. Con esfuerzo consigo serenarme.

Me quisieron sacar unas muelas, el tío de las púas

me siguió con las manos extendidas como un ciego.

 

 

LAS LENTES DE BOLAÑO

 

Bolaño, amigo, cuanto más viejo me hago, más se resuelven las cosas. Ojalá no seamos los olvidados y nos sentemos en un sillón de respaldo alto, pero sin ser reyes. No echo de menos lo que se fue, no me capturó la Gestapo ni me torturaron. No estoy muerto. Trato de comprender. ¿Quién soy? Todos lo saben, es curioso. Encuentro mi unidad mística con la literatura, charlo, sueño, me siento junto al río. Bolaño, amigo, vuelvo sobre mis pasos, remiendo mis camisas hawaianas. Me reconozco. ¿Qué será de mí ahora? ¿Por qué esta noche no carece de voluntad? Los jóvenes de hoy en día no son centinelas ni nada esperan. ¿No me oyen? Si grito, ¿no me escuchan? Bolaño, amigo, oh Bolaño, amigo, veo las estrellas brillar tras unas puertas enormes. Oye bien, soy el gato cuya vida de analista le desgasta. Soy capaz de no comer por analizar. Necesito hablar de lo que veo. Todo soy si escribo. El odio se burla de nosotros, Bolaño. La lluvia limpia los cristales y todo es un placer mental.

 

 

Miguel Ángel Gómez (España, 1980) poeta y crítico literario. Licenciado en Filología Hispánica. Ha publicado poesía: Monelle, los pájaros (2016); La polilla oblicua (2017); Lesbia, etc (2017), obra ganadora del XXXI Premio Cálamo de Poesía Erótica; Pabellón de ciervos (2017); Sombra (2017); Canciones acusadoras (2018); Gato encerrado (2019); Puertas de la ira (2019); Las lentes de Bolaño (2020); en aforismos: Caída libre (2019), El aro de latón (2020) y diversas misceláneas donde se entremezclan alusiones literarias y vivenciales: Ardides (2019) y Días de 2020 (2020). Obtuvo el premio Dafne 2015 con Atenido al espejo. Llevó la sección de El Imparcial: Fracasa mejor.

 



Compartir