OTRA VIDA
Camina vestida de lirio
y embruja:
la ruta de la lluvia
es vida para los muertos,
resurrección,
astros cayendo hacia el imán de tu presencia,
hacia ti que eres lirio
y escorpión,
cascada,
cascada de luces,
hacia ti,
invento de ti misma,
que no existes más que en tu palabra
y sobre el puente de arco
danzante bajo tus pies.
Alimenta esta celda,
estos barrotes cuna de serpientes,
hombres barbados
y mujeres mutiladas;
contempla esta arena que succiona la noche,
y mira,
mira la Luz que tuviste entre los dedos,
la Luz saliendo de tus ojos;
mira al Sol ser fuego y nube cada madrugada,
mira la sedienta marcha de las montañas
y el rostro de la tierra abriéndose a tu paso,
abriéndose para ti y tus parpados de luz,
abriéndose en tus sentidos para beber la vida
y tragar el perfume del jazmín.
No olvides esta muerte que mantiene el fuego en tus ojos,
este laberinto que se escurre
gotea, bala hacia la luna:
un mar, otro mar, otro rostro de otoño y vientos
mujer lirio, mujer luz,
mujer laberinto que busca su propia salida,
árbol frutal, árbol sangrante,
aprehende el sembradío que gotean tus ojos
el trayecto de la palabra
que desgarra, que deshace los vientos
para entregarse a ti
en una pelea a muerte,
en la angustia de conocer el cosmos,
el río,
y el olvido.
Imagina la luz de otros ojos que no existen,
que nunca han existido
sino en el coito de tus laberintos
y sus senderos,
recuérdalo todo,
aunque sangre el mar,
y suspira,
porque la melancolía es la senda
de otras aguas bautismales.
AVIDEZ
cómo te propongo
oscuro nudo
en la ambivalencia que soy
tempestades
ahogos
recuerdos traspuestos
cómo te convierto en crepúsculo
para que amanezcas a mi lado
para infiltrarme en tus poros
introducirnos al centro del Cosmos
y aprehenderlo juntos
cómo te insinúo
una noche entera
perderte entre mi boca
y no volver si lo apeteces
perderte entre mis brazos
boas de seda
a quién invoco
para festejar la vida
entre el sudor de tu espalda,
de tus ingles,
para untarte mis poemas
con las palmas abiertas
reptar en tu rostro,
cuna del misterio,
por tu cuello, hasta tu pecho,
hasta tu abdomen, nicho,
hasta tu miembro,
nido,
nido maligno donde se incuban mis deseos
hasta tu miembro
que imagino feroz y dañino
mientras invoco una tormenta
para habitarte
cómo te propongo
guarecerte en la gruta que soy
que tu espalda registre
la punta de mis pezones
como el navegar de florecitas negras
la cabellera de la vulva
rozando apenas
como brisa
tu piel erizada
¿Qué quieres que sea?
¿sirena, hada, payaso?
¿qué quieres que sea
para acostarme contigo?
RETORNO
A veces brillantes, otras, enmohecidos,
mientras sin la consigna de luto floto,
de esta ciudad recorro los adoquines
cuando con el cadáver del día tropiezo.
Las rosas mis manos de sangre salpican
al deshojarse,
en los presos clava espinas mi silencio,
pero el retorno no he yo misma concluido
luego de cardos y silencio el fallo.
¿Volver cómo, si el arcabuz calló su danza?
¿A dónde?,
si el lugar que fue, ahora es su recuerdo.
ROMPER ESPEJOS
¿Cuál espejo es el tuyo, mujer,
De todas las gotas que forman
el mar de tu cuerpo,
de todas las ondas que tejen
tu diamante de espejos,
de esa cascada de carne,
de esa margarita que tiembla a cada mirada
y se enfrenta en forma de lanza
a leones que pululan como hormigas,
de todas ellas,
¿quién eres tú?
Tienes tres espejos delante.
Uno gira y salta, camina solitario por las calles
y te gusta;
a veces se queda callado y llora.
Y yo, que no tengo más melodías,
manejo la casa, las piernas, la sangre y la leche
entre chatarra y vino,
hábilmente,
convencida,
mientras el tercer espejo observa,
observa en la zaga del camino
del que sigue a la multitud temblando,
(porque todos tiemblan, Grissel).
Qué decir de los espejos que rompiste
en el camino,
hace años y años,
antes de nacer
antes de que se escribiera mi encuentro contigo,
antes de que el tercero supiera
que tiene las manos llenas de tinta
y su misión en este mundo
es escribir en papelitos rotos
y romper espejos.
FRAGMENTOS
I.
Distendidas
estas alas en reposo
han soltado lentamente
las sogas hambrientas de tus dedos
II.
No es este clavo
es la presencia oscilante del desierto
cadencia rojiza
que vibra en murmullos
murmullos calientes
apenas si pasan
no es este clavo
III.
Labios
de una línea apenas
decretando el aparcado final
IV.
Distendidas
estas alas en reposo
sobre espuma
han soltado lentamente
las sogas con hambre de tus dedos.
V.
Tal vez quisieras haber nacido en este cuerpo
como rama
pero desmontas en silencio
hace un calambre desmontas en silencio
hace un árbol desmontas en silencio
hace una estalactita desmontas en silencio
VI.
Precipitadas aureolas en selvas de virgen
suma el aura de tus pesadillas
aullido: senda en tu transitar sin luna
Alguien debe llegar antes
Alguien debe saberlo
VII.
Distendidas
sobre espuma
estas alas
han soltado lentamente
las sogas con hambre
de tus dedos.
Grissel Gómez Estrada (México). Doctora en Letras mexicanas. Obtuvo el Premio de Poesía UAM 96 y la mención honorífica como segundo lugar en el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, 1997. Ha publicado los poemarios: Los clavos de fuego de la noche, Poemas de neurosis y antineurosis, Otra vida, y La vampira despliega sus alas. Asimismo, su obra poética ha aparecido en revistas y antologías literarias internacionales. Actualmente es profesora investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.