ORÍGENES
Eva mordió la fruta.
Desde entonces somos prohibidas.
Ahora, hemos descubierto las granadas,
hemos pasado el secreto a nuestro linaje.
No tenemos nada de qué avergonzarnos
somos sus hijas.
Goteamos la sangre del pacto
para el perdón de todos los pecados,
para que los hombres puedan ser hombres
entre las madres de los hombres.
YISCAH SARAI SARAH
Y aquí estoy Abraham
la hija de Haran,
ya no más Yiscah, belleza para ver.
Soy la princesa de mi pueblo
una morada para mi nación,
la madre de todos.
Ven, levantemos la casa juntos.
Ya no soy belleza para contemplar,
soy pan y leche para alimentar a la humanidad.
Aquí está Hagar.
Mi vientre es un desierto
por el que te sigo.
Me encuentro a mí misma.
No me llames Sarai, porque Sarah es ahora mi nombre.
Cuando lancé a Isaac al mundo
mi cabello se volvió negro de nuevo,
la maldición me dispensó el dolor.
Soy el pecho del que todos los grandes hombres se amamantan.
Yo, soy la voz de Canaán
haciendo eco de mi alma al penetrarte.
DEFECTO DE LA DIABLITA
El pacto lo hice con el fuego.
Quémame, quémame, quémame
mientras rebusco
mientras me balanceo.
El fuego sintió miedo
DES/ARRAIGAR
Raíz invertida quiero crecerte Madre
ascenderte de una punta hasta la otra infinita.
Preludiando voces en pasadizos callados
fijar en la memoria tu rabia sosegada.
¿Cómo será navegar la corriente amniótica
de tus tantos desgarros?
Tal vez a un descuido de mi padre plantarme semilla
crecida en raíz andarte entera al andarme.
Quiero andarte raíz, Madre,
los lugares rotos que tus torpes dedos zurcen.
Yo, hija extravagante que al futuro engancha su navío
me anclo en ti.
A mi entraña profunda un recuerdo tangible se pega.
Madre, tú y yo hemos crecido
exiliadas en latente soledad de multitudes.
Solas en el desamor del éxodo
en este ir sin movimientos.
Casi no nos vemos en el abrazo
sin embargo vuelvo
siempre he de volver.
¿Cómo será crecerme en ti Madre?
En el ángulo de tus piernas beber el líquido
que la pasión de mi padre derramó.
¿Cómo será verte desde dentro hasta afuera
andarte la rabia extraviada en sonrisa pasiva?
Quiero extenderme dentro, Madre,
raíz invertida partiendo silencios
crecernos árboles de naturaleza fuerte.
¿Cómo será crecernos juntas?
CRUZANDO EL MASACRE
A los cinco yo sabía todo acerca de la guerra
y acerca de paseos por los llanos
bajo el abrazo ocre del sol.
Yo sabía que era una guerrera
solamente las guerreras entienden que el Masacre
fluye para un lado y luego para el otro.
Cada vez que sepárabamos las aguas
mi padre sonreía y decía
"así es como conocemos a Dios"
sus palabras saltaban de lado a lado.
Mi voz se aferraba de las montañas con fuerza.
Si escribes un poema, decía
que de aletazos de allá para acá
entonces podríamos separar las agua de nuevo.
Así que seguí escribiendo sobre la suavidad rizada
soplando ondulaciones
mi poema, una burbuja voluminosa de espuma creciente.
El eco de Papá Doc grita desde el palacio
se filtra a través de los huesos
de perros negros muertos
su pelambrera se derrama y cubre
las curvas hinchadas de Haití.
Ella, llora por todos sus hijos muertos
los de aquí y los de allá.
Yo soy esa que está en la cubierta
mientras el barco parte las aguas rojas.
Soy la que escribe este poema
que enlaza desde allá hasta aquí
pero allá como aquí son solo abstracciones.
Hay peces pequeños que saltan a bordo
lamentándose por lo que llevo conmigo.
Escucha mi súplica
si vas allá o si vienes aquí
te van a seducir los cuerpos descompuestos.
La mano enérgica de la dictadura
te va a doblar sin misericordia
vas a beber rojo una y otra vez.
Una sed insaciable cantará
su canción solitaria en tu garganta.
Los Tonton Macoutes derribarán tu casa
Papá Doc te matará
con una mirada de sus espejuelos.
yo ya lo sabía a las cinco.
Las caravanas de mujeres caminan sobre el agua
todas llevan pañuelos rojos
que flotan como banderas al viento
banderas rojas ondeando tristezas.
Mis ojos se sumergen en busca de esqueletos
soy una guerrera. No lo olvides.
Pero incluso aquí en lo alto de la cubierta
estoy en peligro de morir también
Papá Doc puede dar vueltas a su cabeza y dispararme
con sus gafas negras.
Este poema sigue cantando la devastación
de la tierra y lo veo.
Soy todas las niñas de los bateyes
nuestras madres cruzan el río
formando recuerdos rojos.
Bailamos en el diluvio alucinante de la pena
el oleaje acribilla los cuerpos de dos doncellas.
Mírame ahora aparecer con mi propia cara
y bailar sola
el dolor de Haití desgarrando a la guerrera que soy.
No puedo oír bien lo que tengo que decir
pero ya no puedo pretender que Dios me ilumina
estoy sorda, ciega, sin aliento.
Escribo
deja que las flores suban desde el fondo del río
deja que las cayenas florezcan sólo para ellos
deja que este poema cante la vergüenza
cante la vergüenza. Cante la vergüenza.
Así es como conocemos a Dios.
EL CORTE
La Masacre de Perejil también se conoce como El Corte entre los dominicanos y como Kouto-a (el cuchillo) entre los haitianos. La Masacre de Perejil se refiere a un genocidio patrocinado por el gobierno en octubre de 1937, por orden directa del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo quien ordenó la ejecución de la población haitiana que vivía en la zona fronteriza con Haití. 20.000 civiles haitianos fueron asesinados durante aproximadamente cinco días.
Veinte mil lenguas doblegadas
despiertan en el fondo del Masacre
en filas imperfectas marchan hacia el
Palacio Presidencial de Santo Domingo.
El Generalísimo, temeroso de su propia sombra
ruega a la luna por luz blanca
se empolva la cara en agonía.
¿Su mayor miedo?
la fermentación de pieles y huesos
el levantamiento repentino de sus ancestros.
Veinte mil lenguas doblegadas
dentro de su uniforme de estilo francés
derriban el palacio ladrillo a ladrillo.
¿Cómo romper la maldición—impedir que su sombra dibuje maniquies?
Ataviado de blanco sus garras salen a violar vírgenes
su bastón caña de azúcar hace hoyos
infestados de venenos en el cuerpo débil de la isla.
Él tira basura sobre la tierra
tira basura sobre la tierra
tira basura sobre la tierra
¿O es que el crimen insondable
fertiliza la conciencia de aquellos que tienen una?
¿Deberíamos hacer figuras rígidas de cera en miniatures del General?
menos su pene triste, por supuesto
¿Y qué haríamos, quemarlas a orillas del Masacre?
Cada mujer que violó
cada hombre que hirió para filtrarle su odio
surge de la muerte.
¿Ven las figuras hermosas que emergen
desde el fondo de los tiempos?
cada una queda enyesada con fuerza
en el corazón de la otra.
Vengan, vengan, vengan a ver la isla de la fantasía
donde la historia zumba como un dragón domesticado.
Tenemos la costumbre
de llevar a nuestros muertos con nosotros
se adhieren a la parte inferior de la lengua.
Cantamos con ellos desde la aurora
hasta la puesta del sol.
Se levantan desde el fondo del Masacre.
No enterramos a nuestros muertos. No, nunca.
Marianela Medrano (República Dominicana). Poeta y escritora de no ficción y ficción, tiene un doctorado en psicología. Su obra literaria ha aparecido en numerosas antologías y revistas en América Latina, Europa y los Estados Unidos. Publicaciones: Oficio de Vivir (1986), Los Alegres Ojos de la Tristeza (1987), Regando Esencias / The Scent of Waiting (1998), Curada de Espantos (2002), Diosas de la Yuca (2011), Prietica (2013), Rooting (2017). El nuevo libro de revelaciones (2019). Su poesía ha sido traducida al italiano y al francés. Su obra también aparece en revistas literarias y revistas académicas internacionales.