05 Nov 2024

100. POESÍA PORTUGUESA. ANA LUISA AMARAL

-05 Sep 2021
Traducción

ANA LUISA AMARAL: LAS CONFESIONES DE LA LUMBRE

  

La gran tradición lírica de Portugal nos ha ido llegando a través de carabelas, caravanas, heterónimos, hallazgos de antologías, y ahora desde la virtualidad.  Rememorar las traducciones de Ángel Crespo o de Octavio Paz de Fernando Pessoa y su gran influencia es meritorio.   De allí, luego nombres como Mario de Sa Carneiro, Eugenio de Andrade, Herberto Helder, Sophia de Mello Breyner, Antonio Ramos Rosa, Nuno Júdice, Al Berto, Antonio Salvado, María do Rosario Pedreira, entre otros, nos revelan una polifonía rítmica, tópica y estilística de gran uberrimidad.

 En este año 2021, el Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía ha recaído en Ana Luisa Amaral, nacida en Lisboa en 1956; siendo para muchos lectores de poesía un gran hallazgo y un gran acierto compartido, por esta designación.  Anteriormente, se le habían adjudicado los siguientes premios: Literario Correntes d’Escritas,/Casino dá Povoa, Premio de Poesía Giuseppe Acerbi, el Gran Premio de Poesía de la Asociación Portuguesa de Escritores, el Premio Internazionale Fondazione Roma.

 Para mí, con el Premio Reina Sofía, la poesía de Ana Luisa Amaral ha sido un gran descubrimiento.  Le agradezco a ella su gran generosidad en proporcionarme los poemas para esta publicación, contando con traducciones inéditas.  Debemos a editoriales como Monte Ávila en Venezuela, Olifante y poesíasextopiso, varias antologías y a traductores altruistas como Lauren Mendinueta, Diana Bellesi, Paula Abramo, Stefania di Leo y Luis María Marina a que sus poemas sean difundidos en lengua española.

 En una de las solapas de la edición de What´s in a name se señala:

 “considerada por la crítica la poeta portuguesa viva más importante, y cuya obra ha sido comparada con la de Emily Dickinson o Wyslawa Szymborska, se aleja de cualquier discurso épico o grandilocuente y transfigura los pequeños actos cotidianos en momentos poéticos de gran voltaje, vitalidad y profundidad.”

 De Emily Dickinson ha heredado ese don de la observación, de lo pequeño llevado a un gran universo y de Wislawa Szymborska, la ironía, la magia y en su estilo, muy personal, Ana Luisa Amaral utiliza confesión como su canto, que se despliega desde lo cotidiano hacia la universalidad.   Santa Teresa de Ávila acuñó: “que entre pucheros anda el Señor”; la poesía de Ana Luisa Amaral anda entre pucheros también y se amplifica y mistifica a otros espacios y nos puede sumergir también en una mitología y fantasía plenas.  Como se menciona en el prólogo del mencionado Luis María Marina sobre las observaciones de Rosa María Martelo, se hace hincapié en “los pequeños brillos”, buscando en ellos otras formas de infinitud y de absoluto”.

 En su poema Las memorias más puras o de lumbres se condensa en los siguientes versos su universo literario:

en medio del sueño que se escapa, solemne

la emoción               y la alegría más pura

de un día entre niña y casi grande

 Es decir, en Ana Luisa Amaral habitan la niña, la casi grande y la adulta, las divinas y terrestres antítesis de la gran poesía, su gran poesía que nos llega y seguirá llegando en carabelas, caravanas, envíos de DHL, compras por Amazon, compras de librerías o la virtualidad a nuestra América mestiza y a otros hados y en el éxtasis de seguir contraponiendo realidades:

 ¿cómo volverse tiempo?  ¿cómo fingirse tiempo?

Y sin embargo          los tiempos          conviven

Y el mismo         pasillo les da espacio

Y lumbre

 

Javier Alvarado

 

 

RELATIVIDADES

 

Albert Einstein tenía el cabello hirsuto

y blanco con la edad,

y nariz husmeadora junto al tiempo.

 

Y así dejó el verso

más perfecto:

velocidad al cuadrado

en ecuación de luz

 

Agitando por el espacio

la energía mil igual a la masa

(las veces que lo puse

en otros versos)

 

Mas era de mirada larga,

los párpados tan tristes

de tanto ver más allá de nosotros:

melodías de sueño y teoría,

filamentos hirsutos junto al sol,

hongos, acordes

 

Y en la corriente cuántica de las cosas,

entender que lo más ancho

es lo que no se ve:

 

cuadrado inconsciente

generando,

encendido y blanco,

una eme ce ofensiva:

 

por moderno y feroz

auto de fe

 

De Entre otras noches. Traducción: Lauren Mendinuetta, 2013

 

 

KAMASUTRAS

 

Tira toda la ropa

al suelo.

Deprisa. Sin momento seductor

ninguno

 

Las prendas en pedazos,

desmayadas,

tumbadas por el suelo.

Desde lo más pesado a lo infinitamente

más leve

 

Y deja la luz

prendida. Sin seducción

ninguna. Una luz por lo menos

de 60 watios.

O sino cruda,

de supermercado.

 

Escoge armario,

lugar escuadrado

donde los cuerpos

no puedan descansar.

Sin ningún tipo

de preliminar,

asáltame

vestida:

 

que yo tenga toda la

ropa. Desde lo más pesado

a lo infinitamente más

leve.

Luces todas prendidas

Deprisa

y de repente

 

Pasemos a la cocina

Y allá, en una poética de manos,

en suprema gimnasia del mirar,

comamos lentamente,

como saber hindú,

los restos del asado sobrante

de la cena

 

A la luz

fosforescente

y seductora, en lo más

preliminar,

lanza contra el fogón,

por encima del hombro,

la copa de cristal

(de las de pie alto!)

 

Que el suelo,

al serle agudo como asfalto,

le enseñe el kamasutra

en última edición!

 

Traducción inédita: Diana Bellessi

 

 

INTERTEXTUALIDADES

 

Microscópica, casi,

una migaja entre las hojas de un libro

que ando leyendo.

 

Me prestaron el libro,

pero no la migaja.

 

En el misterio más esencial,

ella surgió con recato

en medio de dos párrafos solemnes.

Me perturbó el pensamiento,

quebró el hilo (ya tenue) de la lectura.

Seductora, intrigante.

 

Me hizo pensar en niveles para leer:

el tema del libro

y la migaja-tema del lector.

 

(era pan la materia consumida en medio

de dos párrafos y los ojos

consumidos: pasar la página, dos líneas leídas

la intriga del tiempo cuando era

y se levantó a preparar el pan

volviendo a otras líneas)

 

Me quedé con la migaja,

desconocida ofrenda del lector,

mas por juego o consumo

le dejé una migaja mía,

no marca de agua, mas de pan también:

 

un tema posterior para descifrar luego,

en posterior lectura

ajena

 

De Entre otras noches. Traducción: Lauren Mendinuetta, 2013

 

 

SÓLO UN POCO DE GOYA: CARTA A MI HIJA

 

Te acuerdas que decías la vida es una fila?

Eras pequeña y el cabello más claro,

pero iguales los ojos. En la metáfora dada

por la infancia, preguntabas del espanto

de la muerte y del nacer, y a quién se seguía,

y por qué se seguía, o de la total ausencia

de razón en esa cadena en sueño de ovillo.

 

Hoy, en esta noche caliente que estalla

en junio, tu cabello claro más oscuro,

quería contarte que la vida también es eso:

una fila en el espacio, una fila en el tiempo,

y que tu tiempo al mío seguirá.

En un estilo que me agrada, ese de un hombre

que un día habló de Goya en una carta a sus

hijos, quería decirte que la vida es también

esto: un arma a veces cargada

(como decía una mujer sola, grande

como un jardín). Darte dulce de leche, dejarte

testamentos, hablarte de tazones - es siempre

mirarte amor. Pero es también enseñarte a la

vida, atrincherarnos en fila discontinua

de mentiras, en cariño de verso.

 

Y yo quería hablarte de los nexos de la vida,

de quién la habita más allá del aire.

Y que el respeto entero e infinito

no precisa venir después del amor.

Ni antes. Que las filas son sólo útiles

como formas de mirar, maneras de ordenar

nuestro espanto, pero que son posibles puntos

paralelos, espejos y no ventanas.

 

Y que todo está bien y es bueno: fila

u ovillo, dos cabezas en un mismo cuerpo,

o un dragón sin fuego, o unicornio

amenazando con llamas muy vivas.

Como el cabello claro que tenías en ese tiempo

se volvió castaño, pero aún claro,

y la metáfora hecha por la infancia

se reveló tan cierta en el poema. Se revela

tan útil para hablar de la vida, esa que,

sin tazones, intactos o partidos, sigue

siendo buena, aunque en disonancia de ovillo.

 

No sé qué te dirán en un futuro más cercano,

si quién así habita los espacios de las vidas

tiene ojos do gigante o cuernos asombrosos.

Porque te amo, deseaba un antídoto

igual a un elixir que te hiciese grande

do repente, volando, como hada, sobre la fila.

Pero al amarte, no puedo hacerte eso,

y en esta noche cálida rasgando junio,

quiero hablarte de la fila y del ovillo

y de todas las formas diversas de amar,

pero hechas de pequeños sonidos de espanto,

si lo justo y lo humano se abrazan allí.

 

La vida, hija mía, puede ser hecha

de metáfora otra: una lengua de fuego;

una camisa blanca color de pesadilla.

Pero también ese bulbo quo me has dado,

y que ha florecido ahora, pasado un año.

Porque hubo tierra, algún agua leve,

y un balcón liberándole los pasos.

 

Traducción inédita: Diana Bellessi

 

 

NEWTON O EL EXILIO

 

Ampliando el compás

él organiza el mundo,

parece repetir,

correcto y lento,

lo que la razón pretende revelar

 

Y así exilia para siempre

el sueño

 

Pero en esa corrección

premeditada,

no hay sosiego, ni siquiera amor:

sólo tiempo aprisionado

la soledad, paz cambiada por paz

- igual al lento aletear

sin alas

 

Ajeno le es el fulgor

de la creación coincidente a la caída

ajeno le es también el error

más terrible:

la gloria de sentir en las manos un hilo de tierra,

sosteniendo un hilo de luz

 

La luz de un sol perfecto y frío,

calcula.

los puntos del compás

midiendo y limitando,

y acierta, exacto,

el mundo

 

Dejará descendientes,

será maestro

de los que han de venir

en hordas por los tiempos,

con el compás en las manos,

codiciando yardas a yarda las fronteras

junto a la periferia de la mirada

 

Pero no verá dragones,

ni faunos, ni sirenas,

ni tendrá unicornios a su lado,

ni sabrá bordar tapicerías

sepia que estallen en pupila y mares,

ni nunca tejerá el dolor y la alegría

 

Y nunca se darán sus profecías,

ni leerá bandada de estorninos

en una danza inter estelar

 

Frío y ausente,

enmarcado en frío,

 

será de él el compás

y la soledad

 

Sólo pulsará en el tiempo

el corazón

de aquel que lo creó

 

De Ana Luisa Amaral, Antología Poética. Traducción: Nidia Hernandez, 2012

 

 

LA GÉNESIS DEL AMOR       

 

Tal vez un intervalo cósmico

poblando sin querer la vida:

tal vez quásar que la inundó de luz,

la transformó en materia tan densa

que la escindió

la retuvo suspendida

en el espacio –

 

Eran formas cadentes

como estas:

 

Imágenes como bóvedas del cielo,

asombrosas igual al asombro en el que nacerían

las primeras preguntas sobre los dioses.

el cero, el universo,

la solidez de la tierra redonda y luminosa,

esperando Admastores que la domestiquen,

o fuegos fatuos incendiando miradas,

o marineros ciegos, ávidos de luz,

de la línea que, acompasada

divide cielo y

mar

 

Quásar es poco, porque la palabra roza

lo que la piel descubrió. Y tampoco la piel

alcanza:

pequeño meteoro en implosión

 

Estatua luminosa, tal vez,

esperando la paz (aunque haya ausencia

de creencia o de fe) y, profano el diseño

de esos extraños animales,

semi monjes, malditos

deslumbrados,

y una visión tal vez

en la penumbra serena de algún

claustro

 

Tal vez así tendría algún

sentido

la génesis del amor

 

De Ana Luisa Amaral, Antología Poética. Traducción: Nidia Hernandez, 2012

 

 

TESTAMENTO

 

Voy a partir en avión

y el miedo a las alturas liado conmigo

me hace tomar calmantes

y tener sueños confusos

 

Si yo muero

quiero que mi hija no se olvide de mí

que alguien le cante, incluso con voz desafinada,

y que le ofrezcan fantasía

antes que un horario estricto

o una cama bien hecha

 

Denle amor y el ver

dentro de las cosas

soñar con soles azules y cielos brillantes

en vez de enseñarle a bien sumar

y a pelar papas

 

Preparen a mi hija

para la vida

si yo muriera en un avión y

quedara desligada de mi cuerpo

y fuera átomo libre allá en el cielo

 

Que se acuerde de mí mi hija       

y más tarde que le diga a su hija

que yo volé allá en el cielo


y me torné deslumbrada alegría

al ver en su casa las sumas erradas

y las papas olvidadas en el saco

 

e íntegras

 

De Entre otras noches. Traducción: Lauren Mendinuetta, 2013

 

 

PLEGARIA EN EL MEDITERRÁNEO

 

En lugar de peces, Señor,

dadnos la paz,

un mar que sea de olas inocentes y,

al tocar a la arena,

gente que vea con corazón de ver,

voces que nos acepten

 

Es tan duro el viaje

e incluso la espuma hiere y hierve,

y, de tan alta, ciega

durante la travesía

 

Haced, Señor, que no haya

muertos esta vez,

que las rocas estén lejos,

que el viento se aquiete

y que vuestra paz al fin

se multiplique

 

Pero después de la balsa,

de la guerra, del cansancio,

después de los brazos abiertos y sonoros,

sabría bien, Señor,

un pan blando

y un pescado, podría ser,

del mar

 

que es también nuestro

 

De Que hay en un nombre. Traducción: Pedro Rapoula, 2020

 

 

LA CARTA

 

Señores:

tienen que el dolor y la ausencia tener sabor,

un cierto aroma dulce y demorado,

en forma de mil ojos

 

Pues vosotros habéis contemplado esa mi ausencia,

dijisteis que de ella crié palabras,

pero no por mi mano

 

En vuestra historia, señores,

yo fui solo voz,

en vez de gente entera

 

Entera, nunca lo fui,

doblada al medio por lo oscuro de los hábitos,

por las promesas forzadas que cumplí,

por el deber que me dictó mi padre

 

Sin embargo, yo las hice, a las letras de esas cartas,

yo, que las fui construyendo lentamente,

en la oscuridad de la celda

 

El resto vosotros lo robasteis

y en otra lengua,

y en mitos que eran

necesarios

 

No fui solo voz:

fui yo, dueña de mí,

porque las letras fueron mías, y el amor,

y el odio demorado

 

Solo para eso me valió vivir,

para componer, igual a sinfonía,

todo lo que consideré

 

Él fue solo palabras que en palabras forjé,

yunque donde moldeé espadas y lanzas,

la lumbre necesaria

 

Lo único que no moldeé

fueron las rejas de la prisión donde viví:

esas, vosotros las moldeasteis

hasta la incandescencia

 

Pero, en las letras que compuse,

yo inventé la ausencia mejor que nadie.

Yo fui la mano de la ausencia

en una celda oscura

 

Y sus actos fueron mis metáforas,

imágenes que me seguían, más fuertes

que la vida.

Por eso me llamasteis, señores,

en vuestro tiempo, una palabra nueva y ágil:

literatura

 

Y así yo fui vuestra voz,

y dulce mito. Y nada más

fui

 

Hoy quiero deciros,

en este tiempo tan oscuro,

pero de una oscuridad diferente a la que yo tuve:

adiós

 

Dejadme en lo oscuro, el mío.

Porque al lado de la mía,

vuestra ausencia, esa que mí plantasteis,

nada es.

Ojalá supieseis vosotros lo que es la ausencia

 

Ausencia: yo: demorada en estas líneas.

Decir con cuanta oscuridad

la noche se deshace

y se construye —

 

De Oscuro. Traducción: Luis Maria Marina, 2016

 

 

Ana Luisa Amaral (Lisboa, Portugal, 1956). Poeta. También ha escrito Teatro y Literatura Infantil. Profesora en la Facultad de Letras, en Oporto. Tiene un Doctorado sobre la Poesía de Emily Dickinson, de quien es traductora. Libros de poesía: Mi Señora de Qué, 1990; Cosas de Partir, 1993; Epopeyas, 1994; Y Muchos los Caminos, 1995; A Veces el Paraíso, 1998; Imágenes, 2000; El Arte de ser Tigre, 2003; La génesis del Amor, 2005; Poesía reunida, (1990-2005), 2005; Entre Dos Ríos y Otras Noches, 2007; Si Fuera un Intervalo, 2009; Inversos Poesía (1990-2010). Premios: El premio Literario Casino da Póvoa/Correntes d’Escritas, el Premio Portugal Telecom (2007), Premio de Poesía Giuseppe Acerbi, Premio de Poesía de la APE (Asociación Portuguesa de Escritores) (2008) y Premio Iberoamericano de Poesía Reina Sofía (2021).

 



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