LA BRISA,
la nota de Sol
Los del viento, de Isabel de los Ángeles Ruano,
y tú, amor
con tus manos en el piano
y yo,
recordando tu melodía.
LA GRAN CIUDAD QUE SE DERRUMBA
El gobierno prevé nuestra muerte,
las mariposas riegan su color sobre la tierra cavada.
Un venado vigila con sutileza
y huye al ver los movimientos de las piernas de la mujer,
quien reporta con temblor,
dónde, el futuro nos espera.
Nuestro cuerpo se desconfigura,
derramaremos nuestra sangre y olor
sobre cerebro, médula espinal y nervios
de nuestros hermanos.
Nos recibirán desde sus sentidos lejanos
allí, donde años atrás,
quienes lanzados desde el escarnio
fueron escondidos por la tierra,
junto a la indiferencia y el olvido de un XX.
Nos abrazaremos sin haber podido explicar
la belleza del reencuentro y el llanto de la ausencia.
En ningún rincón del mundo
cabe nuestra vida,
ni en las estaciones venideras,
ni en la memoria del gobierno,
en la lumbrera del silencio
se escucha a Chopin
y su Fantaisie Impromptu
ahí, resguardo mi corazón,
veo los puertos pintados por Marquet,
en ellos escondo mis ilusiones,
me levanto por la madrugada
y leo los versos de Luis de Lión,
y pienso que soy su otra patria,
que llevo dentro la gran ciudad que se derrumba.
La gran ciudad que se derrumba.
El gobierno prevé nuestra muerte,
pero nuestros sentidos
ya no lo escuchan
porque en la distancia
los niños esperan,
porque en el frío y sin hogar,
se abrazan,
porque hemos aprendido a vivir
en medio del horror y la angustia
siempre,
siempre con una esperanza.
De Bajo los rayos luminosos del farol, 2020
GUERRA
Nunca se habla de esto, me dijo.
El silencio guarda historias
que se cuentan a pausas.
La escucho,
mis ojos le están mintiendo.
Frente a mí se mueven sus labios,
comienza mi común ritual de pensamientos
mientras los otros hablan.
Me relata los días de sangre
que no acaban.
El sonido de las balas
la estremece,
se esconde bajo las camas,
junto a pequeños futuros soldados.
La veo
pero ya no la escucho.
Estoy pensando en un lápiz,
en papel,
en cómo escribiré lo que me está narrando.
Pasan corriendo por el potrero,
sus papás apagan las luces
y destellos de color naranja voltean su rostro,
la observan
ella cubre los ojos de su hermana menor.
Enterrados de pie, murieron,
murieron de pie.
Sobre su cabeza cayó la tierra
que un día gobernaron.
Cuántos años bajo el mismo techo,
por fin hemos hablado.
Hoy,
mi padre ocupa el lugar en donde yo
trataba de escuchar a mi madre.
Él tenía ocho años
cuando escuchó una canción política
que nunca olvidó. La entona.
En sus ojos veo las llamas
de la milpa que se incendia,
veo camiones cargados de familias
intentando una huida,
algunos perros corren tras ellos,
y veo la muerte,
veo la muerte.
Ya no escucho a mi padre,
no voy a escribir,
estoy pensando en cómo vivir
después
de lo que el silencio descubre.
De Trece de junio, 2018
CON LA TRISTEZA DERRUMBÁNDOSE DENTRO
imagina el valle con flores blancas
espera en silencio tal decisión
moja su ropa con lágrimas finas
El hastío de la tarde le acaricia el rostro
los hilos que la unen al mundo exterior
están cortados
Tiene un árbol donde cuelgan
palabras
las ve
las oye
las toca
las besa
las palabras caen
y ella las pisa
Se derrumba
sola
se levanta y vuela adentro
pregúntenle el color que ven sus ojos
se confunde con el agua
VALIENTES
Están cerca de la frontera
los niños les dicen adiós.
Sola,
una mujer llora en silencio.
Valientes,
¿Cuántos de ellos mueren?
¿Cuántos vienen muertos en ese
avión que los retorna?
Renacer,
¿Para qué?
Para sacudirle el cuerpo a la vida
para darle una duda.
Algunos nunca vuelven,
algunos han llegado.
Miles, valientes,
han regresado.
De El abril que nos espera, 2019
CANDELARIA
En mi país
está lloviendo mujeres,
se inundan las televisiones
con sus nombres.
Tormenta de mujeres
cae,
se desmoronan los techos.
El estado del tiempo en mi país,
es una mujer
que lloverá toda la noche
y recogerá
un arcoíris
entre los matorrales.
LOS OJOS DE NOHEMÍ (I)
Un poema podría llamarse Los ojos de Nohemí,
Tú, quizá lo nombres: Los ojos llorosos de Nohemí
¿Podría un título retener la tempestad que los habita?
Nombrarán un libro: Los ojos de Nohemí
¡Oh, esos ojos tan tristes!
Vibran en cada letra de la vida
incesante en que residen.
El libro trataría la inquietante tristeza que me arrulla
y los ojos de Nohemí serían su interpretación.
En los cristales que aparecen al instante,
al borde de sus ojos,
me reflejo.
Son los ojos de Nohemí
un nido de versos
y sus lágrimas,
el final de cada poema.
LOS OJOS DE NOHEMÍ (II)
Los ojos de Nohemí
me arrullan por la noche
he tenido miedo de perderlos
para siempre.
Nohemí observa mi corazón
desde la ventana.
Está frío el amanecer
y sé que tirita por abrazarme el alma.
Los ojos de Nohemí
quieren colgar de la gota de la hoja
y yo lluevo
cuando le llueven los ojos.
Los ojos de Nohemí
me han traído noticias
que corren a través del cristal.
Nohemí y sus ojos
este interminable poema.
De Los ojos de Nohemí, 2019
Heidy Marroquín (Guatemala). Licenciada en Letras. Su poemario Bajo los rayos luminosos del farol resultó ganador del Premio Manuel José Arce, 2020. En 2018, Metáfora Editores y el Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango le otorgaron el primer lugar en el certamen nacional de poesía joven por su poemario Trece de junio. Sus textos han sido incluidos en diversas antologías. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía en Costa Rica, El Salvador y México. Tiene inéditos los poemarios: El abril que nos espera, Los ojos de Nohemí y Tres días sin saber de Sara.