20 Abr 2024

321. POESÍA SALVADOREÑA. WILLIAM A. MORALES

-11 Oct 2021

 

POEMA DE TRÁNSITO

Me vienen las ganas de gritar, pero callado
DANTE LIANO

 

Quiero escribir un poema de tránsito

que sepa recorrer la quietud y el quebranto

hacia todos los puntos y los vientos

en la inmensidad de la página blanca

un poema que corone la paz desnuda

sin arrepentimientos

con risas

que rememore la camándula de olvidos rutinarios

y nunca ensalce nombres

ni artilugios

un poema que abarque lo plural y lo indecible.

 

En tránsito el poema nace en un lugar

afable

mortuorio

incierto

 así en la tierra como en el cielo

claroscuro y atípico

 por eso en un poema de tránsito caben lustros y decenios.

Otros poetas han inventado

 lugares imaginarios en poemas imaginados

¿Y si inventamos un lugar que reúna calendarios,

donde podamos nacer y renacer en un solo misterio?

¿Y si inventamos un lugar donde al interior

de nuestra voz suenen otras voces, vivas, agónicas y muertas?

¿Y si inventamos un lugar de tránsito para hablar en muchas lenguas

 y dialogar con la abeja que es resurrección y llamamiento?

 

I

 

Podríamos cambiar de voz y ser Germen

en un mundo bestial e inclemente.

No seríamos uno, dos o tres

seríamos todos:

 

Mi nombre es Germen y hablo desde la cárcel.

Estoy en una celda ardiente y oscura en Zacatecoluca,

me carcome la llaga indolora de la sífilis

me desnutre la locura de hablar a todas horas con la culpa.

 

II

 

Podríamos cambiar de voz y ser Libertina en una calle

a media noche.

No seríamos una, dos o tres

seríamos todas.

 

Mi nombre es Libertina.

Visto una falda negra antes de la muerte

hablo con el miedo de un último beso

 en un hotel de mala muerte.

Por si acaso

nos despedimos un lunes

una de la otra,

me despido de la calle y del suplicio.

Nunca olviden que también soy brazos, manos, dedos.

Nunca olviden que soy latido, hálito, sudor y saliva.

 

III

 

Podríamos cambiar de voz

convertirnos en Semilla

fumando hojas o telarañas.

Nadie sabría que somos carne mutilada

nos reconoceríamos descendencia.

 

Mi nombre es Semilla.

Crezco

soy un árbol en la proximidad de la Avenida Circunvalación

recibo el sol que es alimento

bostezo la ilusión desfigurada.

 

Un poema de tránsito no es un relicario

ni una bandera.

Recorre la quietud y el quebranto con una voz que a todos devora.

Yo he muerto cien veces en un poema y resucitado en otro después de una tonada.

Declaro:

todavía no conozco toda la profundidad del tránsito.

Un poema es un vaticinio.

 

Todo lo dicho es apelable.

 

 

LA MALETA

 

Pero la muerte llegó antes.
Murió como mueren los negros,
como han muerto los negros de todos los tiempos,
sin conocer la paz del beso
MIGUEL ÁNGEL ESPINO

 

 

AHORA

todo cabe en el paréntesis de lo indecible

en nuestras manos de vidrio

en un esternón repleto de agravios.

 

No he terminado de beber

el veneno que fabricamos en la esperanza

la ruta desconocida del calendario

no ha querido revelar fechas de encuentro.

Vamos de peldaño en peldaño a pintar casas vacías

cruces                 

pozos

cementerios

murmullos de lenguas desaparecidas

labios desaparecidos

bocas completas

desaparecidas

desaparecido

nuestro anhelo futurista de perpetuarnos en una canción.

ASÍ

interminable

tu vientre semienterrado ignora

que han crecido abrojos sobre sí.

¡Ah, desmentida suerte que tuviste por destino, hija!

 

¡YA!

nos fuimos

no quedará vestido

ni ira

ni lamento

ni promesa que renazca

entre los muertos.

 

Solo el epitafio rendido ante una cruz desolada:

«¡BUSQUEN, busquen entre el monte y dentro de la basura!

Llevaba una maleta

es probable que las aves

no hayan desfigurado

al menos

su fotografía»

 

 

PEDRINA

 

Cómo será tener,
de golpe, el cuerpo dividido
y el corazón entre las manos
EUNICE ODIO

 

Soy la hiedra

pecadora de las aguas convulsas de una época en suplicio

habito el río delirante del estupor

la bofetada espumante

de los milagros, el credo inconcluso del arcoíris

y el color del escarnio en los acantilados,

¡mírenme pusilánimes!

soy brazos soy piernas soy invento 

Soy la hiedra

no he terminado de lavar el odio

en los resquicios de la ciudad

soy labios

esta ciudad atolondrada de voces ajenas

no sabe pelear conmigo a puño limpio

—ni los gigantes apellidos del siglo XX pudieron contra mi figura—

soy manos

soy la indeseable

la que llora con el acorde blanco de la luna

solo la noche me sabe pronunciar: misterio

en frente, vos, como el río

lleno de flores y sangre

en frente, vos, cuenca

adolorida y vacía

en frente, vos, hierro

pesado hasta la tortura

soy arteria

emerjo de la geografía del duelo

cuelgan de mis hombros los hijos del tugurio

y por ellos hablo

y con ellos

soy carne

el milagro del agua hecho costumbre

soy costilla

la sirena que consuela desde la profundidad

a las reumáticas lavanderas de la angustia.

Este cuerpo mío de puñales, cicatrices y dramas

prohibido hasta la tierra

ha cargado su cruz y se ha negado así mismo.

 

NOVIA DE PRIMAVERA: AFTER PARTY

 

hasta ahora, nadie sabe el misterio que aloja el regazo transparente. Es un secreto. No hablo de espacios que mitigan la sed de lo imposible, sino de las figuras que ocupan el silencio. Hay entre párpados horas que ofician maravillas, levitan sobre la comisura de los dedos voces que alumbran la distancia y la vigilia, repitiendo unísono un estribillo: Besó una copa llena de cenizas, me miró. A saber. En estas avenidas cualquiera jura por amor o por miedo.

 

                                            ¡Báilame! ¡Báilame!

 

un par de cuerpos caminan después de la fiesta de las alucinaciones. Fuego, humo y ceniza en las calles de «La Heroica». Pobres sombras que mueren en el infinito encuentro de la caricia. No saben que la soledad sostiene el amanecer con la punta de la lengua. Lo ignoran. Sus dientes son armas de grueso calibre que se esgrimen sedientas en la despedida. Te amo mujer, con las mismas palabras de Dostoyevski: Tengo un proyecto, volverme loco. No me murmures ni me cites, la palabra es un espejo donde se retratan los artificios. Dos que se saben suyos, poco saben sobre la teoría del riesgo que permea la ciudad.

 

                     ¡Quédate!  ¡Quédate!

 

la luz que atraviesa el parabrisas adolescente de los seres, revela la poca sobriedad de las promesas. La vida es un minuto de silencio. Oremos. Ofrezcan otra canción insurgente para los supersticiosos. Los que mitigan el suplicio de su desvarío en el cuerpo de un extraño, son llamados a nombrarse prójimo. No saben de edad ni de imposibles. Santa Ana es una habitación, un camposanto donde los vivos y los muertos conjuran el ayer en el rostro de un anciano. La vida es, entre otras cosas, un número. ¿Cuánto vales, amor?

 

                                         ¡Despiértate! ¡Despiértate!

 

 

2:30 am

tan cerca estás de la primavera.

 

 

DEYSI ESCRIBE SU EPITAFIO SOBRE UNA LÁPIDA INMENSA

 

pero los muertos nada saben,
ni tienen más paga.
ECLESIASTÉS 9:5

 

 

Ha caído el último pesar

sobre tus hombros

la muerte.

 

El cuervo ha conversado con tu risa

ayer hoy y siempre

ha dicho: ¡hazlo ahora!

¿quién no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir detrás de un sueño?

He ahí el epitafio

no hay mausoleo erigido 

es en el suelo donde se heredan las silabas

el vuelo no sabe pronunciar las emociones

ojos

manos

pies

al acantilado de la suerte

en tu corazón roto late una ciudad

neciamente célebre, de carne triste

construida

tus labios secos son un nido de serpientes

que vierten su veneno bajo la lluvia frente al Teatro Nacional

¡tan triste es la sombra en una lápida, mujer!

Hoy vendrá Mallarmé a resoplar al oído triste de todos

el poeta despierta con su desnuda espada

a la edad que no supo descubrir.

Era una reina, así

como en los cuentos.

 

 

William A. Morales (El Salvador). Poeta y Docente en Universidad de El Salvador. Ha publicado sus textos en diversas antologías, en revistas, como: INVISIBLE (Venezuela,2013); Deudas de Sangre (Anamá Editores, 2015); Subterránea Palabra (THC Editores, 2016); Revista CULTURA (El Salvador, 2018); Plaquette Ruta 202 (Highway Records Editores); Siete voces para retratar el rostro detrás del silencio (Imago ediciones, 2020).

 



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