TRAIGAN
Traigan,
traigan entre los ojos
entre la fuga
entre los labios
públicos plurales
un abrigo de hermanos.
Traigan
la pureza o la impureza
de toda infancia
pequeña, pequeñísima
de primer amor.
Traigan
palabras
como si fueran de otro
como si el otro
fuera cada palabra.
Traigan
la música entre los dientes,
el pan entre los hombros fuertes
del hambre.
Vengan y traigan
la esperanza,
el punto flexible de la fe,
que se nos agotan de esperar
los pájaros
que prometimos.
Que se agota de esperar
esta piel de inmigrante
que lleva,
esa mujer
en las multitudes,
esa piba sentada
en el cordón de la vereda
que ve pasar una murguita
y su melancolía necesaria
y su malevaje descosido
y su humildad en patas
le piden seguir…
Por eso,
traigan,
traigan razones
para celebrar las esquinas.
REPOBLAR EL MUNDO
El mundo es
una mujer en camisón
pintada sobre el lienzo
que baila erguida
para que no la vean
pasar cobarde.
Con manos de madre
abre
el pliegue de un sueño
y a la hora de las flores,
sus ojos de vidrio.
Nunca es tarde
piensa
si
el día promete
abrir la boca
para decir la vida
y cede el invierno
para poblar el mundo.
Empalagada la noche
como un sol doble
sobre sus mejillas
asoma
la esperanza
vientos de resistencia
en este año interminable
y teje desde su dolor individual
el dolor del mundo
para que no nos vean
tampoco a nosotros
pasar cobardes por la vida.
LA DEVOLUCIÓN
Ya nada redime
el mañana desprolijo
y me exijo a ver
como el ojo empantanado
a través del espejo
y me abrazo a la espesura
destajada a centavos
me quedo calva
el tiempo me roba
me desea la noche
soy talón en la hondura
mordida de verso
dramático acorde
y no hay lágrimas
en el centro de la lluvia
no hay negrura de abismos
ni centinelas proletarios
porque mientras construyo el poema
dibujo alas al vuelo quebrado
y paciencia en los agujeros de la luna
pinto verbales las ojeras de la muerte
y en la avidez de toda pérdida
un sustantivo que aturde
me devuelve.
BAJO LAS CUERDAS
Porque si no puedo bailar
la revolución no me interesa.
EMMA GOLDMAN
Veo morir
desde mi pequeña dictadura
hombres que conocen el hambre
y me bebo el desgarro del tiempo
sobre la pena del mendigo.
Acá, donde la miseria
Acá, donde la noche -permanece-
Acá, en las filas inciertas
donde el pan no se divide.
Porque si para reclamar soy poco
porque si no puedo bailar
con todos
y para salir el día,
empuja
a mí, la revolución,
no me interesa.
PARA QUE LA MUERTE NO
Derramar el fuego
para beber el fuego
en la memoria de la lluvia
para que la muerte no.
Bravura del fuego
de mi sombra que se hamaca
de la noche que replica
de los que se astillan el cuerpo
con palabras
para que la muerte no.
Mi amor tiene gorriones
en las manos
un horizonte me besa el cuello
y en la inocente eyaculación
de la lluvia;
nos rendimos en el fuego
nos derramamos en el fuego
nos bebemos en el fuego
para que la muerte no.
LO QUE LLEVAMOS
Todos llevamos
un verbo en la piel
un dolor que no merecemos
una guerra humillada.
Todos llevamos y todos ejercemos
la injusticia y la paz
y temerosos divisamos
la muerte en la mirada ajena,
el descanso vacío,
las palabras en nombre de la furia.
Todos llevamos en la piel un agujero vacío
una arruga personal
un amor intransferible
un recuerdo que nos combate.
Todos llevamos un destino
y una voluntad
que nos seduce como un amante que nos falla.
Todos llevamos también
un grito cualquiera
que es tan nuestro como
el miedo, el recuerdo, la piel, la furia, el vacío
y todo lo que nos sea intransferible.
Este mundo que llevamos nos oirá venir
abrazados a esta hambre sin nombre
de la mayoría,
porque un grito cualquiera
es esta verdad que habitamos.
OMITIR BIOGRAFÍA
Podemos gritar
desde el encierro amarillo
de cada soledad que quiere un poco de aire
por cada pibe que quiere
que se les gasten las zapatillas este año.
Y tenemos la cara blanca
y los ojos rehusados
y el llanto repartido
y nos encorvamos de estar sentados
en todas las orillas
en todos los extremos de la incertidumbre
en todas las ofertas de la esperanza.
Y sabemos que hace falta más que coraje
que canciones, que poemas
y más que cortar con convicciones las calles.
Sabemos que, para este daño, para esta era,
hace falta más.
Porque hace falta más que coraje
para enterrar a los hermanos
y ver cómo uno a uno… se van.
Ya sabemos que no somos los primeros
ni seremos los últimos
pero estamos heridos, los que vamos quedando
y no podemos subir de a saltos
las escaleras de ninguna felicidad.
Porque estamos heridos en nuestro conjunto
porque estamos sentados en todas las orillas
y hay lágrimas en cada alcantarilla, en cada plaza de barrio
y nos inundan las malas noticias
y nos cansamos de extrañar.
Ya sabemos que no somos los primeros
ni seremos los últimos,
pero hoy no podemos subir
de a saltos ninguna escalera.
Estamos tocados,
desgarrados desde la culpa y la ternura,
sentados en todas las orillas,
pidiéndole al mundo que omita su biografía
y nos detenga en una plaza
para llorar a los nuestros
y seguir.
CUANDO TODO ESTÁ DICHO
Cuando todo está dicho sobre la sábana
debajo del diente que muerde el labio
debajo del suicida y el puente
del puño y la garganta
de los ojos del que se va
cuando todo está dicho
decimos adiós
nos miramos con ganas
y escribimos el poema
contra la piel indispensable.
Y somos amantes
de lo que somos,
y hacemos justicia por
cada primavera.
Cuando todo está dicho
sobre la sábana
debajo de tu perfume
debajo del hambre bueno que nos une
y de este dolor monocromático
está el poema que se queda
a decir lo que hace falta.
Mariela Alejandra Palermo (Argentina). Es gestora cultural, docente, socióloga, profesora en Lengua y Literatura, Master en Literatura Argentina. Su obra poética y narrativa integra varias antologías. Premiada en concursos a nivel provincial, nacional e internacional. Publicaciones: Ebrios de Libertad (2006), Versos en vértigo (2017), Perdón por la poesía (2019) antología de su Taller de Escritura Creativa y 50 poemas de bar (2020).