LA CONDENA
No conozco de qué está hecha la soga
solo sé que la tengo
al cuello.
Pendo de la libertad,
meneo mi cuerpo
transversal
al ritmo de un amuleto al viento.
El lazo lo até hacia dentro
y ya no sé de qué recuerdo tirar
para desatarlo.
CICATRIZ ANCESTRAL
El genoma de nuestra memoria
salpica las banquetas
de rojo lavado,
seco.
La cicatriz es la evidencia
del hilo que nos cose
como cordillera
que no se rompe ni a mordidas.
Nuestra herida abierta
es el tiempo
y el recuerdo agujereado.
SED
Cuando comienzo a hurgar
en los rincones de mi soledad,
solo encuentro esquinas, dobleces
y retornos.
Retornos a mis manos que
con uñas o garras
escarban en mi propia carne
y me vacían completa.
Solo queda un hueco,
una caverna,
irremediable.
Soy una cueva deshabitada.
Bebo de la noche,
del sudor que gotea de espaldas sin nombre.
¿Ahora sí?
¿Estás llena?
Bebo de todo lo que encuentro,
de toda sustancia parecida a la vida.
Bebo de cada cuerpo de agua
que parezca reunir las gotas que antes
formaban mis piélagos,
esas que huyeron
y me hicieron desierto.
La cueva es un viejo mar lleno de sal.
SEQUÍA
Soy
un eterno
muro ambulante.
He olvidado cómo llorarme.
¿En qué silencio debo ahogarme
para romper
la presa?
Soy
una húmeda
huella de socorro.
He olvidado cómo escaparme.
¿En qué recuerdo debo hundirme
para salir
de las pestañas?
TEJIDOS
Anhelo desatar
el nudo que me habita.
Deseo una boca
que revele los verbos
disueltos en mi alma.
Busco unos dedos ajenos
que hilen
la trama de mi piel
Pues hace tiempo
que yo tampoco
me sé tejer.
EL DETERIORO
Es la condición inescapable y viscosa,
lastre humano.
Es el pulso de nuestras huellas
corroídas
de tanto andar y desandar
los senderos circulares
que nos hemos obligado a recorrer.
Es
el
tiempo
que
nos
repta
por
la
espalda.
TIBIEZA
Que sea hoguera mi carne.
Que la escarcha envuelva mis huesos.
Prefiero helarme o ser ceniza
a arder en llama tibia.
Porque habitar los puntos medios
es robarle gozo al aire,
masoquismo equidistante
a la paz y a la locura.
Sobrevivir
entre ombligo y espalda
solo deja el gusto insípido.
Es un eco detrás de la nuca
que no retumba
pero tampoco cesa.
LA VERDAD
Es como un murmullo de mosca
negra
incómoda
insistente
presagio de inmundicia.
Es la condena
del espejo partido en dos
o en diez
¿o en Dios?
Es certeza de nuestra orfandad
y de las agujas invisibles que marcan hora
en nuestra frente.
Poemas de El espejo irregular (2019).
María Lara. Es licenciada en Periodismo y Comunicación. Edita textos en la plataforma digital de escritores TenetIdeas.com. En 2019 ganó el II Certamen de Poesía Joven de Sión Editorial, con el poemario El espejo irregular. Ha participado en festivales nacionales e internacionales de poesía.