26 Dic 2024

336. POESÍA DOMINICANA. NATACHA BATLLE SANTANA

-23 Oct 2021
Poesía

 

FLOR DE CIENO

 

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
CÉSAR VALLEJO

 

Pudo ser otro el día y de otra forma

Una minúscula polilla bailando frente a la luz

Para morir de madrugada

Una libélula perfumando un clavo

O un ratoncito colgado a la trampa

Pero Dios tal vez jugaba ajedrez con San Pedro

O tal vez echaba otro ángel de su reino

Yo nací y mi madre temió

De mi nariz y de mí siendo yo misma

Y antes de atravesar su matriz

De aventarme como un toro ante cualquier rojo vivo

Visité departamentos diversos

Donde la paciencia se ausentó

Como queriendo pernoctar en otro invierno

Así que Dios

Pensó que tal vez sería pintoresco

Escupirme en el Caribe

Con trocitos de hielo entre las sienes

El sol tenía otros planes

Y los ha derretido en la constancia

Hasta humedecer mis labios tiernos

No negaré otros tantos privilegios

Ni el pincel ahumado que recolecta polvo en un vasito de aluminio

Otro cielo de cemento llueve blanco cada día

Y nadie agita su bandera de paz

Nadie baja la guardia ante mi

Otro poema se ahoga en mis nudillos

No logro diseccionar sus metáforas

Para que fluya liviano

Mi sangre ha pujado barroca

El contraste horizontal de todo lo que cae

Ha asumido la mortalidad sin sus puntos finales

Por ello puedo cenir mis neuronas

Con sus costillas (las de Dios)

Sin embargo

No puedo señalar un sólo movimiento ni desgane

Podría haber estado enfermo

Pero antes de yo nacer

Incluso antes de amasar el primer hueso

Predecir mi baja estatura

Ya sabía que saldría de mí todos sus truenos

Que podría cobijar su oscuridad entre mis manos

Soy una extensión infinita de su alma

Otra paloma deforme más allegada a un cuervo lascivo

Despertar es sólo cosa de tiempo

Y aunque tarde más de siete días

Crearé otro universo paralelo

Serán otras las estrellas que guiarán el barco en plena noche

Haré versículos de arena y agua

Según mengüe otro verano

Soy el soplo y la serpiente

Despachando manzanas en las esquinas

Miraré siempre el mar que soy yo con la espalda flagelada

Mi cicatriz es una victoria interminable

Yo he cosido cada punto bajo la piel hasta rehacer el firmamento

Las señales brotan de mí alargando los años

Haciendo alquimia en el sonido

Perforando en el espacio

La crisálida en que me armo.

No sé si estaba enfermo

Si miraba con su iris de duende

O si su barba goteaba en mi nariz

Si estornudaba entre líneas

Este fuego que hace de mi boca

diamante bruto bajo fosa

Así que me río porque sí

Porque no y por si acaso

Bailo atardeceres fuera de horario

Abunda en mí los frutos que merezco

Todo llega a borbotones en este mar que me traga

Me veo arribar entre cenizas

Modelar la certeza de partir en dos un rayo de sol

Por ello, enfermo o no

Ebrio o adormecido

Yo nací sobre sus brazos

Y contra todo

Flor de loto

Me abro.

 

 

NOCTURNO

  

Al caer los ojos

Desfilan irónicamente

Los soles olvidados

Otras rocas revientan las nubes

Como pompas en la mano del niño.

Al decaer

Como todas esas cosas

Que levantan sus faldas

Para que el aire bese sus vellos de anciana

Los cocuyos alzan sus machetes

Frente al gallo que decapita su oda

Los árboles sacuden sus verdes lenguas

En la noche que estalla

Y somos un puñado del caos

Sembrado en su vientre cansado

Y respiramos sus raíces

queriendo abrasar las colmenas

Anhelando picaduras

Que duelan más que la vida misma

Al caer los ojos

Como esa flor cansada

Bailando su aroma ante las bestias

Que susurran sus encuentros sobre los techos de mayo

El salitre arropa de norte a sur

Los caminos que fuimos

Y otras venas nos delatan

Sacuden esos vicios que nos beben por dentro y de a poco

Al caer

Como sólo ellos saben

Al rendirse a la hora tope

Donde la luz se vuelve pesada y lejana

Las magnolias dejan su asombro

Consumirse

Y son otras las velas

Sangrando su tibia vida

Frente a la marea creciente

De otro sueño mudo que escapa de la espuma.

 

 

CONFESIONARIO

 

Perdóname

Hoy amanecí muerta de vida

Y con la vida de una muerta

Que ha fractado su cintura

Para armar otro universo.

 

 

ESPINAS

 

Las espinas que fui

Cuando la voz queda

Son olas de incienso espolvoreando mi nariz de niña

Y tantas mujeres dormidas

O cualquier bestia rugiendo respuestas

Si hay millas en el alma.

Las espinas que soy

Cuentan las gotas

Suicidadas en el aire

Sin miedo de humedecernos

Las manos de verdades que quedaron a medias

Con las ganas de explotarnos los labios.

Sin duda

Mis pulgares decretan otras cosas

allegadas a los derrumbes

De esta carne pidiendo un grito acelerado a medio día

A una respuesta vertical y sonriente.

En un rectángulo de vida y ansias

Desde mi tallo

Mi cintura a acomodado mis raíces

En cualquier esquina de tu voz

Y espera

Como todos los frutos

En su semilla

Germinar en otras tierras y otras lenguas

Escarbar sigilos con la uña de las rosas

Fingir que somos humo

Mientras las calles nos cruzan

De sur a norte

Escondernos de pronto en la nostalgia

Separar los muslos por miedo a que tiemblen otras cosas.

Las espinas que soy

Son meollos desenvueltos por la bruma

Es más

Todo el mar es una espina

Alzando alas en el nido.

 

 

OLAS DE MARTE

 

Si de otra forma

Fueran pétalos los brazos

Que cobijan las hojas levitando por tus sienes

Me sobrepusiera de esta línea

De este cuenta gotas en reversa

Mirando sin mirar el hacia dentro

Y hacia fuera

Los jirones de mi insomnio cabalgan sobre latas

Se arrastran por las orillas del oído

Desprendiendo talvia de tu lengua

Sin permiso

Los troncos arremeten sin piedad los pechos de esta ciudad

Viejamunda y desvirgada

Abriendo otras narices con sus balas

Nadando de pronto en una funda

En medio de un tapón

Comprando malas palabras

Mientras tu rostro fumiga de hambre las ganas

Yo no soy una lumbrera

Me levanto del polvo siendo polvo

Y lamo los recovecos de todas las palabras

Que no han sido nombradas

Mi sed sabe venirse en la impotencia

Volar hacia el impacto mortal del poema

Para luego caminar desinhibida.

Otra vez no soy la dama de las perlas

desaparezco de mí entre los cuervos

La ciudad ha desatado mi silencio

el llanto toma forma de sonrisa ante la gente

Y si hubiera otra forma de sangrar

Otra forma de fermentar estos aullidos

Naciendo de mi pelvis

Hasta crucificar mi conciencia

El mundo tuerto y mudo

Leyera un corazón bombeando viejas hiedras

Pregonando que el alma es un estómago brutal

Que tiembla en sus rincones

Así que toma estas alas de papel

Pégalas con saliva a mis espaldas

Que si no alzo vuelo pronto hacia tu cielo

Arderé en el camino hacia el sol

Como arde el iris de mi iris

Aun sabiendo que los párpados

No son más que olas de Marte

Arropando tus mejillas.

 

 

FINGIENDO

 

Si finjo que de espaldas

Los barcos atracan en los triángulos que me habitan

Y si dibujara con mi lengua

La inquietud del mar cayendo redondo de mi pecho

Si enciendo bajo la axila

Los faros que yacían dormidos

En los bordes de una vocal infinita husmeando mis nostalgias

Esos espacios se incendiarán con nombrarlos

Pero no

No he de fingir ser una media

Que ha perdido su par luego de ser virada por los días

Ni posaré mi mejilla sobre la noche

Y sus poros abiertos.

Hoy la vida se corre en mi mano tibia

Y es de porcelana mi torso lanzado a tu vacío

No es de mimbre la mano que sostiene la esquina de mis piernas

Ni de coco

La leche que se ha volcado en el ron que macera mi labio

Hay un loco al que he de ponerle nombre

Deambulando mis derrotas

Los mapas donde he perdido hasta el maullido

Mociones y caretas de yagüa

el desliz del callo de tu dedo

Hurgando mis orillas.

Si finjo ceguera

a la hora donde somos nada sobre el todo

Y ese todo

Fragmenta tu boca frente a la grieta del mundo

El magma y el lodo bailarán un son en el silencio

Y la piel

Esa espera tangible de sordos gritos

Recrearán otras arrugas en la lluvia

Y fingir sólo será pre-sexo

Donde vienen y se vienen tus palabras.

 

 

Natacha Marina Batlle Santana (República Dominicana). Lic. En Publicidad y Artista Plástica. Editora y creadora de Colecciones Colibrí, libros artesanales de colección grabados en madera: Vetas de Fuego y Germinar sobre el Asfalto. Maestra de arte y literatura, gestora cultural. Ha publicado Bajo la piel de la aguja, Inerte sobre la gota, La muerte en cuatro- otra vez la muerte- y Febrero ya no existe. Ganadora del concurso de poesía joven de la feria del libro 2017 y del premio único de Poesía "Pedro Mir" de Funglode 2018.

 



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