FLOR DE CIENO
Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.
CÉSAR VALLEJO
Pudo ser otro el día y de otra forma
Una minúscula polilla bailando frente a la luz
Para morir de madrugada
Una libélula perfumando un clavo
O un ratoncito colgado a la trampa
Pero Dios tal vez jugaba ajedrez con San Pedro
O tal vez echaba otro ángel de su reino
Yo nací y mi madre temió
De mi nariz y de mí siendo yo misma
Y antes de atravesar su matriz
De aventarme como un toro ante cualquier rojo vivo
Visité departamentos diversos
Donde la paciencia se ausentó
Como queriendo pernoctar en otro invierno
Así que Dios
Pensó que tal vez sería pintoresco
Escupirme en el Caribe
Con trocitos de hielo entre las sienes
El sol tenía otros planes
Y los ha derretido en la constancia
Hasta humedecer mis labios tiernos
No negaré otros tantos privilegios
Ni el pincel ahumado que recolecta polvo en un vasito de aluminio
Otro cielo de cemento llueve blanco cada día
Y nadie agita su bandera de paz
Nadie baja la guardia ante mi
Otro poema se ahoga en mis nudillos
No logro diseccionar sus metáforas
Para que fluya liviano
Mi sangre ha pujado barroca
El contraste horizontal de todo lo que cae
Ha asumido la mortalidad sin sus puntos finales
Por ello puedo cenir mis neuronas
Con sus costillas (las de Dios)
Sin embargo
No puedo señalar un sólo movimiento ni desgane
Podría haber estado enfermo
Pero antes de yo nacer
Incluso antes de amasar el primer hueso
Predecir mi baja estatura
Ya sabía que saldría de mí todos sus truenos
Que podría cobijar su oscuridad entre mis manos
Soy una extensión infinita de su alma
Otra paloma deforme más allegada a un cuervo lascivo
Despertar es sólo cosa de tiempo
Y aunque tarde más de siete días
Crearé otro universo paralelo
Serán otras las estrellas que guiarán el barco en plena noche
Haré versículos de arena y agua
Según mengüe otro verano
Soy el soplo y la serpiente
Despachando manzanas en las esquinas
Miraré siempre el mar que soy yo con la espalda flagelada
Mi cicatriz es una victoria interminable
Yo he cosido cada punto bajo la piel hasta rehacer el firmamento
Las señales brotan de mí alargando los años
Haciendo alquimia en el sonido
Perforando en el espacio
La crisálida en que me armo.
No sé si estaba enfermo
Si miraba con su iris de duende
O si su barba goteaba en mi nariz
Si estornudaba entre líneas
Este fuego que hace de mi boca
diamante bruto bajo fosa
Así que me río porque sí
Porque no y por si acaso
Bailo atardeceres fuera de horario
Abunda en mí los frutos que merezco
Todo llega a borbotones en este mar que me traga
Me veo arribar entre cenizas
Modelar la certeza de partir en dos un rayo de sol
Por ello, enfermo o no
Ebrio o adormecido
Yo nací sobre sus brazos
Y contra todo
Flor de loto
Me abro.
NOCTURNO
Al caer los ojos
Desfilan irónicamente
Los soles olvidados
Otras rocas revientan las nubes
Como pompas en la mano del niño.
Al decaer
Como todas esas cosas
Que levantan sus faldas
Para que el aire bese sus vellos de anciana
Los cocuyos alzan sus machetes
Frente al gallo que decapita su oda
Los árboles sacuden sus verdes lenguas
En la noche que estalla
Y somos un puñado del caos
Sembrado en su vientre cansado
Y respiramos sus raíces
queriendo abrasar las colmenas
Anhelando picaduras
Que duelan más que la vida misma
Al caer los ojos
Como esa flor cansada
Bailando su aroma ante las bestias
Que susurran sus encuentros sobre los techos de mayo
El salitre arropa de norte a sur
Los caminos que fuimos
Y otras venas nos delatan
Sacuden esos vicios que nos beben por dentro y de a poco
Al caer
Como sólo ellos saben
Al rendirse a la hora tope
Donde la luz se vuelve pesada y lejana
Las magnolias dejan su asombro
Consumirse
Y son otras las velas
Sangrando su tibia vida
Frente a la marea creciente
De otro sueño mudo que escapa de la espuma.
CONFESIONARIO
Perdóname
Hoy amanecí muerta de vida
Y con la vida de una muerta
Que ha fractado su cintura
Para armar otro universo.
ESPINAS
Las espinas que fui
Cuando la voz queda
Son olas de incienso espolvoreando mi nariz de niña
Y tantas mujeres dormidas
O cualquier bestia rugiendo respuestas
Si hay millas en el alma.
Las espinas que soy
Cuentan las gotas
Suicidadas en el aire
Sin miedo de humedecernos
Las manos de verdades que quedaron a medias
Con las ganas de explotarnos los labios.
Sin duda
Mis pulgares decretan otras cosas
allegadas a los derrumbes
De esta carne pidiendo un grito acelerado a medio día
A una respuesta vertical y sonriente.
En un rectángulo de vida y ansias
Desde mi tallo
Mi cintura a acomodado mis raíces
En cualquier esquina de tu voz
Y espera
Como todos los frutos
En su semilla
Germinar en otras tierras y otras lenguas
Escarbar sigilos con la uña de las rosas
Fingir que somos humo
Mientras las calles nos cruzan
De sur a norte
Escondernos de pronto en la nostalgia
Separar los muslos por miedo a que tiemblen otras cosas.
Las espinas que soy
Son meollos desenvueltos por la bruma
Es más
Todo el mar es una espina
Alzando alas en el nido.
OLAS DE MARTE
Si de otra forma
Fueran pétalos los brazos
Que cobijan las hojas levitando por tus sienes
Me sobrepusiera de esta línea
De este cuenta gotas en reversa
Mirando sin mirar el hacia dentro
Y hacia fuera
Los jirones de mi insomnio cabalgan sobre latas
Se arrastran por las orillas del oído
Desprendiendo talvia de tu lengua
Sin permiso
Los troncos arremeten sin piedad los pechos de esta ciudad
Viejamunda y desvirgada
Abriendo otras narices con sus balas
Nadando de pronto en una funda
En medio de un tapón
Comprando malas palabras
Mientras tu rostro fumiga de hambre las ganas
Yo no soy una lumbrera
Me levanto del polvo siendo polvo
Y lamo los recovecos de todas las palabras
Que no han sido nombradas
Mi sed sabe venirse en la impotencia
Volar hacia el impacto mortal del poema
Para luego caminar desinhibida.
Otra vez no soy la dama de las perlas
desaparezco de mí entre los cuervos
La ciudad ha desatado mi silencio
el llanto toma forma de sonrisa ante la gente
Y si hubiera otra forma de sangrar
Otra forma de fermentar estos aullidos
Naciendo de mi pelvis
Hasta crucificar mi conciencia
El mundo tuerto y mudo
Leyera un corazón bombeando viejas hiedras
Pregonando que el alma es un estómago brutal
Que tiembla en sus rincones
Así que toma estas alas de papel
Pégalas con saliva a mis espaldas
Que si no alzo vuelo pronto hacia tu cielo
Arderé en el camino hacia el sol
Como arde el iris de mi iris
Aun sabiendo que los párpados
No son más que olas de Marte
Arropando tus mejillas.
FINGIENDO
Si finjo que de espaldas
Los barcos atracan en los triángulos que me habitan
Y si dibujara con mi lengua
La inquietud del mar cayendo redondo de mi pecho
Si enciendo bajo la axila
Los faros que yacían dormidos
En los bordes de una vocal infinita husmeando mis nostalgias
Esos espacios se incendiarán con nombrarlos
Pero no
No he de fingir ser una media
Que ha perdido su par luego de ser virada por los días
Ni posaré mi mejilla sobre la noche
Y sus poros abiertos.
Hoy la vida se corre en mi mano tibia
Y es de porcelana mi torso lanzado a tu vacío
No es de mimbre la mano que sostiene la esquina de mis piernas
Ni de coco
La leche que se ha volcado en el ron que macera mi labio
Hay un loco al que he de ponerle nombre
Deambulando mis derrotas
Los mapas donde he perdido hasta el maullido
Mociones y caretas de yagüa
el desliz del callo de tu dedo
Hurgando mis orillas.
Si finjo ceguera
a la hora donde somos nada sobre el todo
Y ese todo
Fragmenta tu boca frente a la grieta del mundo
El magma y el lodo bailarán un son en el silencio
Y la piel
Esa espera tangible de sordos gritos
Recrearán otras arrugas en la lluvia
Y fingir sólo será pre-sexo
Donde vienen y se vienen tus palabras.
Natacha Marina Batlle Santana (República Dominicana). Lic. En Publicidad y Artista Plástica. Editora y creadora de Colecciones Colibrí, libros artesanales de colección grabados en madera: Vetas de Fuego y Germinar sobre el Asfalto. Maestra de arte y literatura, gestora cultural. Ha publicado Bajo la piel de la aguja, Inerte sobre la gota, La muerte en cuatro- otra vez la muerte- y Febrero ya no existe. Ganadora del concurso de poesía joven de la feria del libro 2017 y del premio único de Poesía "Pedro Mir" de Funglode 2018.