RÍO BRAVO
Solíamos caminar
a la orilla del río
del lado en que el olor de los naranjos se perdía
con el de los cuerpos putrefactos
de los catanes
que los niños habían abandonado sobre la arena.
Eran los días
en que la sal del Golfo
nos raspaba la nariz
y la tez del cielo
se volvía la nuestra.
Habíamos aprendido a jugar con el sol
al otro lado del río
donde aún podíamos escuchar
que alguien nos esperaba.
Conocíamos
el lenguaje de las plantas
porque las habíamos contemplado
dialogar con sus sombras.
A pesar de que eso nos reconfortaba
y nos hacía sentir en casa,
nos sabíamos extranjeros
en el lugar al que alguna vez
TOQUE DE QUEDA[1]
En aquél entonces
la noche sonaba al motor V8
de un viejo Mustang
azul cromado
con placas de Texas.
El zumbido que empezaba
en un extremo de la calle
hacía vibrar los mosquiteros en las ventanas
y levantaba la tierra que el paso de los carros
había amontonado a los costados de la vía.
Cuando el brillo azulado del Mustang
pasaba como fantasma por la ventana
rascando el viento
apagábamos las luces
y esperábamos a que se perdiera
al otro extremo de la calle
donde el pavimento cedía a la terracería
y se levantaban las lápidas
del antiguo cementerio comunal.
Entonces nos asomábamos
por el borde de las cortinas
y descubríamos a la oscuridad del cielo
descender en el polvo
hasta asentarse
de nuevo
en el pavimento.
Era hora de dormir
[1] El toque de queda lo anunciaba un grupo de narcotraficantes con carros que daban arrancones por cada calle de cada fraccionamiento de Reynosa. En ese momento, las luces de cada predio se tenían que apagar y no era nada seguro salir. Si no se respetaba eso, los carros se detenían y los hombres que lo abordaban, tableaban al infractor las nalgas hasta reventarlas con una madera que parecía remo.
LA MIGRA
Vi a seis hombres armados subir a un camión
que se dirigía al norte de Texas.
Sentado en un banco de la central
vi a los seis hombres bajar de una patrulla
y entrar a la estación de camiones
como si algo grave hubiera sucedido.
Caminaban deprisa
vestidos de verde pino
con las manos listas para desenfundar
sus armas
y en sus lentes oscuros
ocultaban la misma ira
con la que el viento ardiente
azotaba sus rosadas caras.
Nada había pasado en la central
por Dios
pero los hombres iracundos
se abrían paso
a toda velocidad
por entre las maletas y los pasajeros
con la mirada fija en un Greyhound.
El sol se hundía en el parabrisas
cuando abordaron la unidad.
Momentos después
como en una procesión
descendieron los seis uniformados
tomando por el brazo
a una señora chica, chiquita
que parecía un niño a su lado.
Era el otoño.
La rama de un olivo
se partió en dos.
DETUVE LA CAMIONETA
cuando un grupo de hombres armados me lo indicó.
Enfrente había un auto estacionado
sobre el boulevard
a un costado del canal Anzaldúa,
un extenso hilo de agua
De La temporada de ballet clásico ha terminado (Buenos Aires Poetry, 2019)
TE VI PÁJARO ROJO
con la llegada de abril,
sostenida en tu canto
de estrellas nubladas
cubriéndote de la lluvia
bajo mi paraguas.
Hacía tiempo
que solo te presentabas
fantasma de ruptura:
cielo gris y gota helada.
Y aunque la lluvia no cesó,
tu canto se transformó:
en lugar de nubes estrelladas
te oí viva
y no memoria de fantasma.
A Michelle y Melissa
EN LA TERRAZA
se ponía el sol.
El horizonte dibujado de
ciudad y montañas se mojaba de naranja y la humanidad
se difuminaba,
a excepción nuestra que dialogando
nos inscribíamos
en la luz
de esa tarde dorada.
SONETO A UNA NIÑA REBELDE
Melódicamente, su estructura
intrínseca es música rebelde
compuesta sin necesidad de molde
hacinada de amor y bravura.
Es danza arrítmica y cordura
legítima pensadora que arde
legítima pelea que sacude
es verso y postmoderna pintura.
Gestadora jurídica de la paz,
idílica defensa de la mujer,
brisa y olor de estrella fugaz:
sueñas y vives para comprender
oras para al mundo concienciar
no te dejas por el poder reprender.
Mateo Mansilla-Moya (Ciudad de México, 1994). Es fundador y Director General de Cardenal Revista Literaria. Ha publicado dos poemarios: De sueños rotos, promesas olvidadas y un final feliz (Acribus editorial, 2016) y La temporada de ballet clásico ha terminado (Buenos Aires Poetry, 2019). Ha publicado en las revistas Mood Magazine, Por Escrito, El puro cuento. Recibió una mención honorífica en el Decimocuarto Concurso Nacional de Cuento Preuniversitario “Juan Rulfo”, convocado por la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México y la Fundación Juan Rulfo. Participó en el 7° Rio Grande Valley International Poetry Festival (2013) y en el 9° Festival Internacional de Poesía Ignacio Rodríguez Galván (2019). Estudió Derecho en el Colegio de Derechos Humanos y Gestión de Paz de la Universidad del Claustro de Sor Juana.