ÁNGEL VIENDO CAER LA LLUVIA
todo el mundo transcurre
en la duración de una gota de agua
el tiempo de las brisas leves en el gris silencio
los viajes de pronto abiertos a la sed y a la espuma
las bibliotecas flotando en el asombro
los paraísos sin luz en medio de la rabia
todo estalla en el asfalto
y vuelve a nacer en otra gota que cae
todo es un golpe seco en el rumor
todo es eco o reflejo
todo espasmo
y todo es posible verlo
a través
de su mirada
MESA Y ROCOLA SOBRE FONDO ROJO
las botellas se han ido acumulando entre las dos mujeres
como las marcas sobre un calendario
así también los pósters que anuncian aguardiente con culos imposibles
los equipos de futbol del año anterior o de la infancia
las manchas de humedad y de asfixia
la mugre la indolencia
aquí la cumbia reina
aquí el silencio es algo que se va muriendo
ayayay chuchita flaca ay dolor ya me volviste a dar
desde el fondo una voz gastada exige una ranchera
y arroja un papel al centro de los gritos
pero las mujeres están atrincheradas en el rincón propicio
y tiran putazos y mientan madres y escupen animales que brillan y se esfuman
una es casi vieja
la otra es más vieja todavía
una baila la otra tiembla
¿qué río de abandonos les procuró esta furia?
¿qué océano de espinas? ¿qué esperma acuchillado?
pero ellas gritan felices sobre el humo y el cansancio
y cantan las historias más tristes que puedan bailarse
y se jalan los pelos y somatan la mesa
y piden otra mamaíta esta vez que sí esté fría
y hablan de los hijos de puta que las abandonaron
con cinco muchachitos y una panza que estallaba
y de cómo el camino las dejó dormidas
antes siquiera de pedir prestado un farol para abrigarse
pero ellas ríen
y azotan sus cabellos teñidos hacia el foco de la pieza
y se sienten hermosas plenas rubicundas
y cuando alguna quiere llorar la otra la sacude
esta noche no mamaíta esta noche es fiesta
y en realidad es fiesta
porque lo que les espera afuera no tiene nombre
es algo atroz
y ellas lo saben
VIEJO MIRANDO AL NORTE
la cicatriz del ojo izquierdo parece un corazón
talvez porque surgió en la primavera de Nueva Jersey en los años setenta
en que a botellazo limpio se batió por la posesión de una muchacha
en un bar cuyo nombre se le perdió para siempre
la arruga en los labios se agudizó en los inviernos de Chicago y Filadelfia
en que maldijo la blancura que le encendía la garganta de fiebre y de terror
la sonrisa cínica le viene de la infancia
del hambre
de las fronteras del odio
la cojera se la ganó en la interestatal número 5 en las afueras de Seattle
manejando un furgón que derrapó en la nieve
y volcó sobre el espanto
fue deportado durante el verano de 1996
por acometer ebrio la madrugada de las autopistas
y desde entonces maneja un taxi sin mujer y sin destino
ya no es de acá nunca lo fue
pero está cansado y tiene astillas en las dudas
por eso compra oscuras muchachas en los burdeles de la periferia
y se emborracha cada tres noches con la puntualidad de un suicida
en las botellas
encuentra siempre cabezas con alas
pedazos de carne
espejos que vuelan
recuerda a los hijos que ya no lo encuentran
maldice a la mujer que lo escupió a la calle
piensa en las manos fuertes que estrujaban la firmeza de otras manos
camina para atrás como quien entra en la muerte
what the fuck se dice fuck i will return
y espera la madrugada
como quien dice basta pronto jamás
BANCA CON PAREJA EN UN SHOPPING MALL
perdió la fe mientras recordaba un salmo en un burdel
y atravesaba el silencio con un grito en el odio
cambió el amor por noches interminables de cocaína y gin tonics
y un gesto en la mandíbula que le afeaba el rostro
se perdió un día en su sombra y ya no quiso encontrarse
a veces sueña con corvetes que corren a quinientos kilómetros por hora
con orgías en que el límite es un perro que aúlla y muerde
quisiera llenar el mar de cuerpos usados rotos por una fricción inacabable
sueña y se pierde en los fumaderos de opio del siglo diecinueve
en las barberías de indonesia
en las zonas rojas de Holanda
se convence de que el tiempo es algo así como un billete de cien dólares
se usa o se tira
tiene una mujer y la ha preñado
tendrá un hijo que le recuerda de alguna manera la muerte
piensa en la huida
en el pretexto
en los detalles
está a punto de decirle a su mujer que se vaya a la mierda
que se pierda en el mundo
pero ella llora
y él la abraza la toma de las manos
le acaricia el vientre
y le dice te quiero
NATURALEZA MUERTA CON NAUFRAGIO
aquí los suéteres del frío y los del silencio
allá las conchas amarillas que recogieron en la playa
y los cestos de mimbre de aquel mercado
y la tanga azul rasgada con urgencia
apenas han quedado restos de café en la taza de soles rojos
y la prisa ha permitido un disco sobre el estante
y también fotografías de viajes y algunas notas lejanas
salí con Adela comprá el pan te llamó tu madre
todavía las calcetas mojadas arden en la mesa
todavía huele a sus caderas y a su sexo
1996
ajena desde entonces
embriagada de un tiempo en que casi las risas
marcaban sus abismos
la ciudad apenas invitaba al juego de la noche
muy oscura
me dijo Claudia
mientras bajaba del asombro de romper el aire
por las calles crepitaba un enjambre de mordiscos
perros famélicos y huesos
vagabundos
criminales
parecían escucharnos
solo lo supe entonces
ahora es tierno aquel afán del hambre
era una palabra a medias
perversa
como el verano de los viejos
sin embargo
dijo entonces lo que es ya silencio
ella se aferró a mi mano
y tuvo miedo de poblar el mundo
yo también caí sobre la trampa
alumbraban ya
los primeros faroles
DE TAL MANERA ME ATRAE EL DESBORDE
que tiemblo de espasmo cuando no hay precipicios
equilibrista de lunas sucias
aprendo en silencio el modo de caerme
de todos los faros elijo el vacío
que tiende enramado sus ríos al peso
por eso he cambiado las alas por hambre
las huellas por signos
los pasos por asco
apenas descubro una grieta en la zarza
y pongo entre espinas
mis brotes aéreos
de allí mi costumbre de andar por el vértigo
de caer entre brazos que esconden abismos
soy el que salta
el que apura los tramos y delira
y sueña que cae
y luego entierra en la nada
sus pezuñas
GUARDO LOS DESPOJOS de una habitación deshabitada
Osco
y esto es como decir un trecho de sudor y de silencio
casi siempre asomado debajo de un cielo falso y una bombilla que entonces eran
el mundo
y que apaciguo en la memoria como la flor lejana
olvidada hasta secarse entre las hojas de un libro
y de la que solo quedan el recuerdo y un olor que se perdió poco a poco
como el tiempo que vimos marchitarse y renacer sobre la arena
entre la incertidumbre de no saber de qué color eran las sombras
también ambigua
como los parques en que nos cansamos tanto de la noche y la risa
y a los que volvemos a veces cuando nos acomete la furia
si te dijera todo esto
Osco
responderías seguramente que en todo corazón acechan la melancolía y la niebla
que nada nos corresponde sino este meticuloso recelo
esta pena en la cama antes del día
estos pies que se esconden
pero recordá que en toda amenaza hay un manotazo sin puertas
un espanto indescifrable una fecha que nos desprecia
en todo desafío hay temblor y espanto de ahí su arrebato
y es que cuesta temblar a veces
te lo digo sin miedo
cuesta caer y despedazarse
solo los seres más claros aprenden este oficio
los demás nos llenamos de costras y de prudencia
cuesta olvidar que somos larvas
sigilosas larvas de aquello que fuimos sin llegar a ser por completo
entendé escuchá
nada nos fue dado todo lo construimos
la música estridente en que depositamos el fuego
el tenue fuego de las madrugadas a solas
la imbatible esperanza de aplacar las carencias con alcohol o dinero
las piedras sin alas con que lapidamos la inercia
todo eso es nuestro Osco
nos lo hemos ganado a golpes de rabia
llorando como niños escondidos en la sombra
he aquí entonces la consigna
si te preguntan un día por nosotros
decí que fuimos un pozo de sangre
un fabuloso pozo de sangre
y nada más
Eduardo Villalobos (Ciudad de Guatemala, 1974). Poeta, editor, tallerista y catedrático universitario. Ha publicado los libros de poemas El ojo en la vela, Lunas sucias y Los demás. Ha colaborado con diversos periódicos y revistas. Fue columnista del diario Siglo XXI y de El salmón. Su trabajo ha sido recogido en diversas antologías, entre ellas: Tanta imagen tras la puerta, Los poetas guatemaltecos del siglo XXI, Voces de posguerra, Microfé y El futuro empezó ayer.