LA NUEVA RELIGION
I – HIJOS DEL CLIMA
La gente está en la calle
y necesita que alguien le diga la temperatura,
que alguien tome el mando
y se suba por encima de los mortales
erigiéndose en voz de Kelvin y cuerpo Fahrenheit.
Estamos sintiendo 20 grados pero un satélite nos dice 15.
Te haces creyente de la sensación atmosférica,
estás en peligro.
Pueden quemarte si en público dices que no sigues al hombre del tiempo.
Serás un hereje si no pasas el escáner de la meteorología
si no peregrinas al Delfos de las isobaras.
¿Qué es eso de salir a la calle como camarada del cielo?
Si te ven sin paraguas cuando ayer anunciaron precipitaciones
puede ser que te miren raro,
mejor disimula, compórtate como buen hijo de la atmósfera,
como si creyeras en la ciencia de la televisión.
Lleva paraguas cuando lo avisan.
No hay disculpa posible, no puedes decir que no lo sabías.
Haz como si miraras en tu móvil la app tempus temus predice.
No hagas hechicerías tras la gabardina,
no tientes a la verdad de la estratosfera.
Cumple tu deber de ciudadano y di tu credo de
mañana anticiclón de Las Azores por el frente este.
Las lluvias de hoy son la manzana de antes.
No te arriesgues a que te expulsen fuera de la cobertura de un radar.
Puede llegar el día en que pongas tu nombre en Google y no te encuentres.
II – LA NUEVA RAZA
Antes de la guerra (sitúense en la que más cerca les quede),
los hijos decían a sus padres
papá de mayor quiero ser bombero, apologista o artesumerio.
Ahora todos los hijos quieren ser
asintomáticos.
Papá dame permiso.
Quiero contagiar sin que se enteren.
No quiero esperar a ser mayor.
Quiero contagiar al mundo de todo lo que no sé que tengo.
Es una buena manera de descubrirme. Si el otro muestra un síntoma podré decir
namasté, yo soy tú, tú eres mi síntoma, yo soy tu fiebre.
Es una nueva utopía.
¿No ves que nunca sentí mi alma rota ni mi corazón partío?
Nunca di muestras de miedo
pero seguro que la fiebre que no tengo es un no síntoma de valentía.
Que no se note nada.
Que no se note tanto que ni con pruebas de ADN
extraigan tu síntoma de jaqueca por odio o vómito por amor.
Compórtate asintomático aunque todavía no te lo hayan asignado.
Es buena medida para llegar a serlo.
Si no eres positivo ni negativo ni asintomático, ¿qué eres?
Un imparia, peor que un gay en el franquismo.
Tómatelo en serio, somos una nueva marca,
una bebida isotónica con distintos saborizantes.
Está de moda meterse palos por los orificios
y que te digan tu grado de optimismo, pesimismo o pasotismo.
En realidad es un test para medir tu socialización.
Es la era de un nuevo sol adolescente.
Un sol asintomático está llegando a nuestras vidas.
Si no vas a aportar tu gen social, hay una puerta:
siempre nos quedará la tierra prometida.
¿Veis la luna? Allí los cráteres ya tuvieron su erupción.
III – BÍTSAME, BÍTSAME MUCHO
Tocar tus pixeles me pone a 100 de resolución, mi monitor lo sabe.
Me ves a HD full cuando combinas tus ceros con mis unos.
Los viejos creen que no es posible tocarse así.
A mí la verdad que me sobran células para llegar a sentirte.
Simplemente enciendo y ya arden mis bits.
Suena la bienvenida de Windows, tan erótica,
y ni se me ocurre ponerte los cuernos con un filántropo.
Él no se dejaría, solo piensa en el bien conyugal,
en la combinatoria matemática,
en que seamos la excitación de un algoritmo.
Cuando hacemos el bitmor no hay obsolescencia que nos pueda,
ya no existe ese después del amor
porque hemos inventado la curva de incidencia programada
que mide lo sublime.
Las hormonas son vieja era.
Nosotros tenemos facebook, subamos la temperatura,
hacemos una cama redonda sin necesidad de habitación.
Hoy nadie nos puso me gusta, me pregunto si retrocedimos:
si hicimos el amor como los homo sapiens,
detrás del fuego, donde un contraluz no mostró nuestros ingenios.
Josefina Aguilar Recuenco (España). Poeta y docente. Publicaciones: Agni Inga Gani (2018) y Overbooking en el paraíso (2016), Premio nacional de traducción poética. Textos suyos han aparecido en las revistas digitales e impresas: Oculta lit, Tinta china y La libélula vaga, New poetry (España) AEREA de Poesía Hipanoamericana y Estación Poesía de la Universidad de Sevilla, dirigida por Antonio Rivero Taravillo