LA NOCHE HUNDE SUS RAÍCES
EN LOS HUECOS DE LAS MANOS
Las pizcas de energía se complican
en el espiral de la agenda.
Resbalan
en el pozo de la jornada
y caen sobre un túmulo de convulsiones.
El fondo inmutable de la disnea
reparte punzadas indescifrables
dilata el vacío y se retira a su rincón.
Hasta el día siguiente.
SOBREVIVIENTE
Indecible la oscuridad de la suerte.
El vientre pateado de su madre
y el pliegue de la caridad
lo vieron nacer y lo imaginaron
cadáver.
El consuelo de las jeringas
cortó el hilillo con la muerte
prometiendo una esperanza
incierta
apiñada en las palmas de mis manos.
Las onomatopeyas
son una responsabilidad inmensa
ESFUERZO
El tiempo gira enredado
—cabizbajo
en el sabor del reflujo dominical
y cae.
Cae en un pozo laico
lleno de oraciones inauditas.
La vida huye incierta
sin espejos hacia el pasado
ni lágrimas
para fertilizar el vacío,
en las noches escapadas de las manos
con el ardor de los sonidos puntiagudos.
¿Dónde comienza la confusión del ser?
Los perros imitan a los lobos
y hay olor de muerte en el aire.
SOBRE EL AMOR
El miedo no la atrapa cuando merodea
a oscuras en la superficie azul
de una mirada, apiñada en su pecho;
él la sostiene, siembra una semilla
en su cementerio de cicatrices abiertas.
Apaleados por el pasado
desaforan los límites del anhelo,
aprenden a convivir con las sombras,
se atreven a crear un final
que sabe a café y pan con mantequilla.
BUENAS NUEVAS
Hincada sobre preguntas inmaculadas,
siente las rodillas en comunión con la euforia
revelando el cansancio de las horas muertas.
Mal equipada, sigue,
encuentra el equilibio en una taza,
le pierde el asco al espejo,
observa sus figuras geométricas,
ya no escucha el eco de las suelas,
y los rincones no apestan a derrota.
El camposanto entre sus piernas
ha recuperado su naturaleza.
MULTINACIONAL 1
La salvación en la multinacional
es tener con quien descabellarse.
Mimarse las sombras
ver el horizonte en el espresso matutino
fumarse las derrotas
reír a carcajadas del poder de las firmas.
La redención en la multinacional
es bailar cumbia a escondidas
detrás del cerco, en la hora del almuerzo
tomar aire, dar un paseo,
observar los hormigueros, imaginar
los jardines de las poetas suicidas,
después de la comida, cuando todo se hunde
SINRAZÓN
El eco huele a basura acumulada
viste una camisa de noche rota
atraviesa distraído las habitaciones
se agarra de las cortinas para no caer.
Desde el cristal observa el absurdo
colgado en el vacío del armario.
En el alboroto de la oscuridad son iguales
los pasos hacia la cama o el balcón.
Los rugidos de las agujas lo sacuden.
Se precipita.
Rocío Bolaños (El Salvador). Docente, traductora y gestora cultural. Ha colaborado en la organización de eventos culturales con diferentes asociaciones en Italia. Ha publicado textos en el colectivo Tempi DiVersi, Grito de Mujer México, Carta di Altino, Samuele Editore, entre otros. Actualmente es parte del Taller Internacional Helecho Poético dirigido por Samuel Trigueros y de la redacción de Laboratori Poesia de Samuele Editore en la sección Internacional.