Cuídese de andar tan alta,
la cabra,
que el hondo llama.
Si desde un pico de nieve
mira la cabra hacia el valle,
todo lo ve más pequeño
cuanto ella se ve más grande.
Cuídese de la montaña,
la cabra,
que a poco hay nada.
Tan diminuta es la iglesia
que en la pupila le cabe,
y el mar un pozo redondo
para refrescarse el hambre.
Cuídese de andar tan alta,
la cabra,
que es mucha el agua.
ELICEO DIEGO
el propio nombre “cabra” simbolizaba
todo aquello relacionado con el capricho y el antojo.
JEAN DE LA FONTAINE
IX
Eres la letra “A”,
en el alfabeto vivo de las relaciones familiares,
Nada se hará sin que tu vocablo vivo emane una palabra ante tu cabal potestad,
Eres la piedra angular en el cimiento de las columnas de la creación,
De lo que consideras encarna la instauración,
El pálpito cruel ha trastocado la voz en la que te haz expresado.
los tonos en el orden han sido inscripciones,
reflejos de una orden resistida.
Eres el número cardinal primero,
En el estricto sentido del “YO” en la acepción propia del ego,
Los dones y la fortaleza del amor te han sido brindados,
Pero jamás te explicaron la responsabilidad asumida, tampoco fue tu culpa desconocerlo
El Valle del Indo,
Mereció de ti,
sus sabores al definirte como la sustancia primordial
Ante lo no gestado por la arbórea plenitud
Eres, la matrona del cosmos,
Íntimamente unida a los emblemáticos colores esenciales;
La triada de como fuiste teñida: en blanco, rojo y negro.
Cualidades primarias en el ritual de la fecundidad.
Eres la leche que amamanta la sed sin mesura de los guerreros del caos,
Una sola gota revierte las aguas salinas de los decesos.
Eres, la creación de un octavo mes
La genialidad y pleitesía de los siervos anhelantes de un galardón.
Eres la imagen de quienes no vendrán de nuevo a pisar nuestra casa,
De los que observaron tu rostro en otro retrato,
Los que no pudieron gozar de tu gloria en tronos exacerbados en la memoria.
Pues ya no será así,
Hemos dado la vuelta tras del cortinaje de la temporalidad misma.
Ella lo sabe,
quien fue tu inventora,
Por los siglos y en los siglos,
Su empacho se mantendrá hasta que la palabra sea escuchada.
Ahora que los tonos fugaces han cambiado su color
No habrá más plática que con nosotros mismos.
Un día más de hambruna en el ventarrón voraz
Signos y libros de triunfos pasados
Herencia loable
Ya soñare en otra cama
En el devenir del cambio estacional
Por debajo de lacónicas raíces
He de aprender a contar las astillas entre mis uñas.
De Líneas en Blanco (2019)
X
Distingo a través de 34
El envejecer de cada día
esencias con dibujos
momentos de simplicidad
¿Puedes añadir color dentro de estas líneas?
Quiero apartarme…
Llévame a un lugar donde vivir sea el engaño de un día más.
Llévame a algún lugar
donde el ondular de las nubes bifurque mis sentidos.
Donde cambiemos nuestra cábala de un 7
donde estar seguro sea momentos de fulminar los malos hábitos
Te propongo un trato!!!
Cambiar nuestra rauda forma hoy
mientras los objetos vuelcan su lugar en un 43
Vámonos…
acarréame a ese lugar cenizo y tuesto
No quiero vivir de sueños un día más.
De Diversivas (2018)
XI
Él era un hombre pobre,
un genio
Habría que escuchar a este hombre
ayudarlo a su fin
Era un hombre alto,
piel pálida y espalda rota.
Nadie lo conocía, aunque él era el genio.
¿Porque temer?
Un día
Fue encerrado lejos
en el silencio para orar … implorar
Vivía solo,
muchas voces hablaban:
Devorar mis lloriqueos tristes
el látigo de corte es el mío para sentir
ninguna sinfonía en la mente para colorear mis
sueños…decía
Encontró la paz, en su pequeño mundo
Así lo golpearon,
muerto en su piel
Ya nadie lo conocía
A pesar de que era el genio
¿Quién era él,
Sólo un perdedor, hasta el final.
De Sempiternal (2015)
XII
Vamos a pensarnos padre.
Vamos a reírnos de los ojos que todo lo quieren reunir.
Has visto el árbol redondo afuera de tu casa?
Mira su base sumida en hojas.
Allí es donde reposa mi ardor primero.
No estés triste padre.
No rompas esa sonrisa en agujas.
No te embarres de con el matiz sucio de los aceites,
que el dolor ha cambiado el lado mismo de la moneda.
La presencia es ahora nuestra ausencia
Ya no dolerá.
Deja que los cuchillos reboten
que cambie el sonido:
abre una ventana en el sur
y cierra la del norte,
o como tú quieras,
tienes veinte articulaciones en el cráneo
y eres triste de médula como una red a la deriva
Padre,
Ha llegado la hora de penetrar nuestro cuerpo de roca,
de almacenar con veneno nuestra ira de colmena,
de visitarnos en la distancia
donde las horas no dictan
pero separan a un hijo de su padre,
Padre,
Vamos donde las palabras no rebotan
ni hay paredes que raspen
ni puertas que podamos cerrar.
Hemos llorado juntos Padre:
Pero no debíamos hacerlo.
Las nubes nos hacen sombra y el aire muerde nuestras mañanas.
No estés triste padre.
Yo te miro en el brote que reverdece…. En ese que nos evoca.
Ahora que he dejado esa esquina de niño, frenando ese mi palpitar de conversión a un hombre
asqueado de la carne, de llaves y de ciudades,
queriendo alcanzar la yerba
que tú multiplicas,
intentando ser invisible,
para no partir el tallo de tu brisa por el campo,
para poder seguir tus pasos con la ropa vieja que me heredaste.
Inédito
XIII
Salir al sol,
estornudar tres veces.
Que este acto, tan sencillo,
tan nuestro, repita su mecánica
cada mediodía, casi a las tres,
de este verano que aún, como
nosotros o el verde de la hierba,
o el calor o los dientes de león,
no se ha cumplido del todo.
Y así, sin importar el lugar,
en qué plaza, con qué otra gente,
bien discreto,
no pasa de ser una alergia,
Será un aviso, el rezo, la llamada
de algo que en el interior
se mueve, agita, se rebela
porque quiere crecer,
porque quiere salir,
porque desea, desea y desea
verdecer con el césped,
abrirse en las rosas,
estallar al calor en pleno julio,
de cada octubre,
o al inicio enero
o a tu lado.
Inédito
XIV
Deja en paz el día, no, no lo recojas.
Reniega de la luz que nos falsea,
del tiempo que se desprende de la piel
reptando como sierpe contra el tumulto.
Sea o no la claridad,
balbuceo en la madrugada
el centelleo, la llovizna del recuerdo
el polvo,
una sombra del dorado vientre.
Si todo ha de cumplirse,
el soplo de la brisa en el instante, nos brinde permanencia.
Que ese, el dios de lo vacío convierta las clavículas en yeso.
Inédito
XV
Incubando sabores
La mano rasuraba su vientre,
Yo, ponía el éter en su boca,
un rápido sopor, las voces,
los contornos borrándose
Nada después.
La boquilla y el humo
del cigarro compartido,
el agua, el zumo y el alcohol
que a mi boca transportas de la tuya,
tu cuello, tu lengua,
tus pechos y tu ombligo,
tu ano, tu vagina.
Sabores urgentes,
vivos sabores,
sabores inacabados
todavía.
Inédito
XVI
Un sueño: cargo cajas.
otro más: peldaños que nos alejan y aproximan.
un tercero: en algún lugar me abrazas
mientras dices tranquilo, tranquilo
¿Cuál de los tres inicia la secuencia?
Busco interpretarlos. Nada. Nada.
Tengo treinta y tantos años, en el retrovisor del mismo adiós o al encuentro.
No, no es lo mismo.
Y, como ante un tren que no sé si parte
o regresa,
dispongo sólo de un cuerpo que arrojo a las vías
e con ello… interpongo su marcha.
Tranquila, tranquila: no es más que una metáfora, susurré
éstos idilios no buscan cumplirse a diferencia de otros que hemos tenido
a veces, los sueños.
A veces, no siempre.
pues no,
Ya no es lo mismo.
Inédito
XVII
Hoy he decidido pasear las falanges cortadas, en cascaras de mango.
Toda vez allí,
Adherir las dos partes de la fruta,
Pienso a mis adentros.
Cuando estas bajo el agua durante meses, pierdes la noción del día y la noche
Solo hay desvelo y sueño.
Ninguna es fácil de diferenciar,
A veces,
sueño con lo primero que digiero en la vida.
la fruta,
esa que me salpica al oído…
Me repite a cada instante,
en todo instante,
que no cree en el tiempo, en la cosecha misma.
Solo en momentos
Cada semilla, en la migaja idéntica,
Me seguía por detrás,
Rosándome, acechándome en la epidérmica fachada del fruto mustio.
Yo la refutaba
y ella a manera de susurro me coreaba:
“Eres de los que ven el vaso medio lleno,
Yo, lo veo medio vacío”
Esta idea de repeticiones,
la cesta a medio fermentar.
Observamos juntos la pata de la araña, deslizar su caminar frente al rezago de la corteza, donde yacen más de tus cadavéricos antecesores.
Ultimamos,
intimamos y
nos saturamos de nuestros idénticos.
El balbuceo de este infierno invernal,
Suma nuestro rencor de saborear los labios
Asi como el maquillaje de un mimo,
El dulzor, reasenta mi sed de glóbulos blancos
Nos dijimos al olfato:
Hay cierta comodidad en el cinismo,
Inédito
XVIII
Todavía mantengo esa imagen atroz,
Aún mis dientes fijos,
Nunca tuve barba, pero si todos mis cabellos y algunas canas en los parietales.
Aun puedo hacer y deshacer el amor,
trepar una escalera de dos en dos
y correr algunos metros detrás de la estación de buses.
Dime si te haz sentido viejo?
Todavía puedo tocar las plantas de mis pies,
Con malestar en la cintura.
Puedo atravesar los corredores de los hospitales de turno,
Me fatigo si,
Pero con las agarraderas puedo proseguir sin temer caer al pavimento.
Lo que no he logrado hacer,
Es abrazar de nuevo mi espalda baja,
La manivela que de él cuelga
Me ha sido cercenada tiempo atrás.
Me he preguntado alguna vez mientras ciego me fijo,
Si el problema es que antes
no me precisaba en estos detalles.
Inédito
XIX
Un día más para extirpar del almanaque.
Uno de esos en que ya levantarse se convierte en una carga
y después todo transcurre como un cólico.
Algo a tachar de la agenda, una cita inoportuna.
Los almendros desnudos de ayer,
un sol vacilante avivará despacio la cercanía de nuestras casas.
No nos habríamos conocido
te compartí una charla, un café, mi abrazo de piernas.
Tampoco ahora fumaría mientras pienso, te lo he repetido al oído.
todo un regalo desde entonces, me haz respondido.
Inédito
XX
(The Cronenberg Condition): Una necesidad persistente de crear mundos artificiales extremados en un intento, condenado a la derrota, de vencer la enfermedad de la muerte.
MARTYN STEENBECK
A Isabel Sarli.
No eres solo de Coca,
ni con instrumentaje a base de menesteres básicos.
Sarli,
Ni en propagandas de jabones,
O detergentes de mano
He sabido de tu artificioso aparente,
De tu olor trastocado en cintas de video,
O en un metraje de Armando Bo,
Déjame decirte que tan solo he probado imágenes de ocho milímetros que reprendan
tu lápiz labial.
Me ha dado esta vez por apetecerte,
Tan solo un poco en la lectura de tus pazos,
No creas que he te deseado,
Como esos furtivos carroñeros de revistero.
Me he conformado con el ápice de tu frondoso candor epidérmico entre tus piernas.
Sarli, por única vezHemos de lamernos y cortar con los dientes las noticias de esos,
tus anuncios de periódico barato.
Inédito
David Sánchez Santillán (Quito). Abogado. Premios obtenidos y participaciones poéticas: Primer Premio. Colegio Jesuita “San Gabriel”, 1998.; Premio Nacional de Poesía “Gonzalo Escudero”. Sociedad Ecuatoriana de Escritores, 2004. Participante en el Evento Internacional “Poesía en Paralelo O”, 2011; Participación en el evento “Poetas 2014”, organizado por la Prefectura de Loja. Consta en Antologías Nacionales. Ha publicado El Origen de los Rostros (2010); Sempiternal 2015, Dans Le Noir (E-Book 2016), El Revés en el Espejo en conjunto con el poeta cubano-americano Manuel Adrián López (El Ángel editor 2017); Diversivas (Ed.El Conejo 2018); Líneas en Blanco (El Ángel editor 2019).