Nos acercamos a la obra de la poeta paraguaya Shirley Villalba y pensamos en la hendidura, en la grieta que se profundiza en la exactitud de la bala concentrada de sus imágenes. Penetras ese universo atravesado por el doloroso goce metálico y la carne se abre en la noche venenosa, en el cinismo —escisión de lo humano—, para cerrarse sobre sí misma.
El hombre habla del hombre —nos dice—, “ese algo que ya no conoce” para convertirse en su propio lobo. Entonces, la poesía apunta acertando, en la exquisita brevedad de la palabra, un tiro de gracia donde la víctima, herida de muerte, parece detener el continuum de la absurda existencia, del vacío. Para qué derrocharse en agonías cuando la literatura nos muestra el termómetro que la alimenta: una cara es paradoja y la otra metáfora velada en el aforismo, todo aderezado, con cierta dosis de incredulidad que penumbra un fresco cadáver cuando nos acusa mientras:
el agua lo mira
como un buitre a su presa, mientras se despluma un rezo
sobre el pequeño abismo de sus alas
sopla la playa
sopla su impasible culpa
cada orilla de su boca es un desierto de agua
salmuera adentro, salmuera afuera,
el niño ya está muerto
Nace el ser temprano en el lupanar de la culpa, su rito se repite en bucles cuando el cuerpo apalabrado proyecta toda la precariedad que le es propia. Así la marea se eleva como un ave de muerte sobre el viento y estos poemas pasan a ser pequeños filos donde se ensortija el miedo, corazón de la palabra-cuerpo.
Conviven los fogonazos de versos a quemarropa y manuscritos que proyectan una geografía epidérmica de espasmódicas formas. Shirley despliega sus artes con destreza circense, apuntando las imágenes como una lanzacuchillos que bosqueja un contorno alrededor del objetivo sin atinar jamás en el centro:
Para que las palabras no me maten.
Muero en ellas, no con ellas.
El arte de los puñales obedece a reglas físicas y para que suceda, entran en juego la perspectiva, el recorrido y la precisión de quién apunta, tanto como las revoluciones con las que gira el cuchillo, la posición del cuerpo de quién lo lanza y del blanco. Ante tan certero y preciso arte de la creación, solo podemos inclinarnos con reverencia y aunque a algún ojo y olfato, poco entrenados, pudiera tomar desprevenidos nos quedamos con el gustillo de la breve ironía. Esos puñales hechos palabra afirman el pulso que la poesía obra sobre quién la empuña.
Amarú Vanegas
SABIDURÍA DE LOS GRISES
y miras la distancia con el azul de la nostalgia
y sigues muriendo un poco cada día
y miras las cenizas con el gris de la llegada
y empiezas a morirte más que ayer
y miras tus cabellos y tu cuerpo transformados
y con la sabiduría de los grises
descubres con enfado
lo que has perdido sin saber
De Penumbra hembra
SACO Y CORBATA
tengo un corazón
que viste de saco y corbata
cada vez que te veo
se me desacomoda el aire
se me erizan
las cejas en la espalda
se me anudan
los ojos en la garganta
y la voz
se me escapa por los pies
De Penumbra hembra
CORAZONADA
Estoy aquí, mirando como el espejo me mira
y yo amontono en su mirada, todos mis rostros.
De Animal marcado
CINISMO
Cosa rara, el hombre hablando del hombre.
El hombre hablando de algo que ya no conoce.
De Animal marcado
CIMENTACIÓN
Me abajo para arribarme.
— Si quiero llegar a esa altura…
Tendré que cavar más hondo.
De Animal marcado
APARTAMIENTO
Ayer soñé que te amé y soñé que me amaste.
Nada más distante.
Nos amamos en tiempos distintos.
De Animal marcado
SORDERA
Fundamentalmente, esa voz que no me oye, es la mía.
De Animal marcado
APALABRAMIENTO
Para que las palabras no me maten.
Muero en ellas, no con ellas.
De Animal marcado
BIGOTISMOS
pintó el rostro de la nada, lo disimuló con ganas
le inventó un bigote feroz
y dijo que era su padre
De Animal marcado
CONTRA-CONTEMPLACIÓN
no me siento triste
no me siento mal,
¡no me siento dije!,
como quién no está
De Animal marcado
EL CADÁVER QUE NOS ACUSA
Recordando a Aylan Kurdi
el tiempo ya no lo cuenta
en ningún grano de su arena
y cae el sol de luna solitaria
como el mar en los signos
las nubes son un vacío
espumándose en la huella de otras sales
el agua lo mira
como un buitre a su presa,
mientras se despluma un rezo
sobre el pequeño abismo de sus alas
sopla la playa
sopla su impasible culpa
cada orilla de su boca es un desierto de agua
salmuera adentro,
salmuera afuera,
el niño ya está muerto
y la marea de su cuerpo se eleva
como un ave de muerte sobre el viento
De Animal marcado
PALABRAS DE UN PERRO
cada vez que saco a pasear
a los dientes de la rabia
me estiro y tiro
hasta aflojar la cuerda
mientras mis pies envenenados de veredas escapan
yo
corro despavorido
con el eco tortuoso de un ladrido embozado en mi quijada
y me persigo
y sigo con la lengua afuera jadeando pasos
pasos que me siguen si yo sigo
y de tanto correr me alcanzo y me acerco a mí
como un aullido magullado de cansancio
y muy despacio me husmeo
me huelo
y me encuentro orinado de sudor
chorreando sed por los ojos y me siento
y me desconozco tanto
¡tanto!
¿quién soy?, me pregunto
con las orejas, babeando en mi boca una respuesta sin respuesta
entonces
yo me atrapo me acolmillo
y me muerdo una soga al cuello y me llevo a casa como un perro
De Animal marcado
DORMIR EN EL AIRE
asisto a ella
para intensificarme
y verificarme
en su constante lengua
asisto
al palpito de la sangre
que un día fue placenta
trombón
y cuerdas,
del aire dime tierra,
temblor- pulso
y seña,
dime por qué me haces?,
asisto a la palabra
para ser en ella
como lo fui antes:
libre
Inédito
Shirley Villalba (Paraguay). Su primer poemario, Penumbra hembra (2005); al que seguirán la plaquette titulada Transparencias (2008) y Animal Marcado (2015) con una selección de poemas y aforismos; este último se encuentra en la Colección Iberoamericana Primavera Poética (Perú, 2020) y la Colección La Hoja Murmurante (México 2017). Otros poemas de su autoría han sido incluidos en Antologías Internacionales. Actualmente es Codirectora en la organización del Festival anual de Poesía Ombligo Lírico, uno de los eventos artísticos de poesía con más impacto en el Paraguay. Textos suyos han sido traducidos a varios idiomas.