MARGARITA DRAGO.
POETAS EN NUEVA YORK - SERIE DE ENTREVISTAS
Por Nilton Maa
La querida poeta argentina Margarita Drago, nos obsequió un valioso espacio de su tiempo, para responder algunas preguntas para nuestra revista. Acompáñennos a conocer un poco más a fondo el trabajo que viene realizando a través de los años, para la comunidad literaria en Nueva York y para el mundo.
Suelo partir de una imagen o un pensamiento vinculado a una emoción muy intensa. Generalmente me mueve el dolor, el propio y el colectivo. Este me conduce a una reflexión, en ocasiones, sobre mi experiencia como sujeto histórico comprometido con la realidad de mi tiempo; otras veces, son cavilaciones de índole personal, de carácter místico o filosófico, sobre el tema del tiempo, las recurrencias, la identidad, el misterio de la vida, por nombrar algunos. Mis poemas son de aliento corto; tiendo a la economía verbal, a darle preponderancia al nombre, para mí, sustancia y esencia del poema. Además, como por lo general me mueve una emoción palpitante, esta fluye naturalmente durante el proceso escritural y la sostengo con miras a que vertebre y permee el poema. Lo considero fundamental.
Sí, se trata de una colección publicada por Editorial Novel Arte, de Córdoba, Argentina, y curada por la poeta y narradora formoseña, Blanca Salcedo, quien nos invitó a participar a 20 poetas internacionales. Mi poemario se titula Un cuerpo que aún palpita, título de un poema homónimo dedicado a una compañera militante y artista plástica, Elsa Narváez de Bazán, con quien compartí el cautiverio. Elsa falleció en 2020, durante la pandemia. La visité en enero del mismo año, en una clínica de Buenos Aires donde se hallaba internada por su avanzada condición de Alzheimer. Verla me inspiró el poema que le dedico. El cuerpo femenino, agredido, violado y martirizado, al que la voz poética describe en este poema, es uno de los temas que articula el poemario.
Se tiende a catalogar de poesía política al discurso poético referencial, el que aborda una temática que alude a una situación política de un determinado momento histórico, sea con miras a disentir o a ponderar. Si te refieres a esta perspectiva de análisis, puedo decir que parte de mi producción poética es política desde el punto de vista temático. Como puntualicé más arriba, me considero un sujeto histórico comprometido con la realidad de mi tiempo. No puedo disociar mi práctica escritural de mi práctica social y política, y con ello no me refiero a política partidista. Pero volvamos al punto de la denominación ‘poesía política’. Pienso que el tema requiere profundidad de análisis. Considero que toda poesía es política y no solo por su referencia temática. Sostengo que denominarla así es una tautología. El discurso poético se construye con y sobre la base de un elemento social, el lenguaje, y la subjetividad que lo compone es igualmente social, inmersa y aprisionada en un sociedad normalizada y coercitiva, y no solo la actual, sino las de toda la historia de la humanidad. Las cavilaciones -aun las intimistas, filosóficas o celebratorias- por quien vive y siente intensamente esta realidad, no puede más que generar un discurso poético que propone una realidad otra, incluso desconocida, imaginada. Esa es la facultad que, a diferencia de la historia, tienen la poesía y la literatura: crear lo posible, lo que solo puede lograr vitalidad en el espacio textual. Por eso, para mí, toda obra literaria o poética que se precie de tal es política.
En realidad, comienzo a escribir con conciencia de escritora y con intención de publicar después de salir de la prisión y, precisamente, en la ciudad de Nueva York, al entrar en contacto con escritoras latinoamericanas y caribeñas. La cárcel marcó definitivamente mi vida; es un parteaguas que la escinde en el antes y después del cautiverio. Si bien mi obra poética no gira solo en torno al tema carcelario, la prisión me conduce a una reflexión profunda de mi vida toda, de mis relaciones, mis múltiples y cambiantes identidades, de mi compromiso con la historia y mi tiempo, y sobre esas reflexiones trata, en general, mi poesía.
Cuando en septiembre de 1980 los militares me liberaron de la cárcel, me ‘condenaron’ a vivir en los Estados Unidos. Digo me ‘condenaron’ porque me prohibieron vivir en Argentina. Me destinaron a la ciudad de Oakland. A los meses de arribar a esa ciudad me mudé a Nueva York con el propósito de continuar la militancia. Para entonces, la ciudad descollaba por su efervescencia política y cultural. Allí participé activamente en el movimiento de solidaridad internacional y, en particular, por las causas de Argentina y de los pueblos latinoamericanos y caribeños. A finales de los noventa, con la dispersión de los grupos de activistas y militantes políticos, comencé a participar en actividades culturales y artísticas de la ciudad. Integré la Tertulia de Escritoras Dominicanas, creada y liderada por la académica Daisy Cocco de Filippis. Fui vicepresidenta y luego miembro activo de Latino Artists Round Table (LART), organización fundada y dirigida por las escritoras Sonia Rivera Valdés, Paquita Suárez Coalla y Jacqueline Herranz Brooks. Como integrante de estas organizaciones asistía, en ocasiones, como oyente, o bien tomaba parte en diversos espacios que la ciudad ofrece a intelectuales, escritorxs, dramaturgxs, académicxs y artistas en general. Sin pertenecer a ninguna de las agrupaciones que las organizan y auspician, participé y aún participo en los diferentes foros en los que comparto mi trabajo de creación literaria o académica. En síntesis, a pesar de la diversidad cultural y artística que despliega la ciudad de Nueva York, no me fue difícil adaptarme; aunque aclaro, me movilizo, fundamentalmente, en el ambiente latinoamericano y caribeño, donde se promueve y difunde la obra escrita en español.
De mis poemarios, Hijas de los vuelos es la colección más cercana a mi sentir. Está dedicado a las mujeres detenidas desaparecidas por la última dictadura cívico-militar-financiera argentina, las que arrojaban vivas al mar desde los aviones, lo que se conoce como los “vuelos de la muerte”. Si bien, además de mujeres lanzaban hombres, quise rendir un homenaje a ellas, mis hermanas, compañeras, mujeres de mi generación con las que compartí ideales y sueños. Por eso, los vuelos a los que aludo en ese libro son, también, los de la imaginación, los que nos permitían soñar la construcción de un mundo diferente. Por otro lado, el vuelo poético, en mi caso particular, me permite confrontar el dolor y transformarlo en el espacio textual que me brinda la poesía.
Actualmente estoy trabajando, junto con Juana M. Ramos, en la edición de un libro que llevará por título “Desde el margen: voces en desobediencia. Hacia una pedagogía vincular y comunitaria”. Se trata de un proyecto que surge de una serie de diálogos entre lxs estudiantes de los cursos que dicto en el Departamento de Lenguas Mundiales de York College, con activistas de comunidades afrodescendientes, de pueblos originarios, de derechos humanos, de la comunidad Trans o LGBTQIA+, escritorxs, educadorxs, poetas, artistas, latinoamericanas y caribeñas que viven en los Estados Unidos o en sus países de origen. La perspectiva que sustenta esta propuesta se funda en una mirada descolonizadora y de justicia social. Me urge, nos urge la necesidad de nombrar, visibilizar y dar voz a aquellxs que, por siglos, el sistema patriarcal, falogocéntrico y eurocentrista ha pretendido y se ha empeñado en acallar en nombre de la transparencia. El libro contará con una treintena de relatos en los que las participantes en los paneles de diálogo reflexionan sobre su trabajo, su perspectiva y los vínculos que crean con otros grupos sociales y/o educativos. El libro saldrá a la luz, tentativamente, el próximo año.
UN CUERPO QUE AÚN PALPITA
Un cuerpo rígido
una boca desdentada que
se abre y englute el alimento
que le ofrece la mano del amante
una mirada fija perdida
en una realidad extraña
unas frases inconexas
un pensamiento
una palabra
una ligera sonrisa
enlace
fugaz acople
con una historia
lejana compartida
un cuerpo que reclama unos brazos
que lo alcen
un cuerpo que se resiste a ser tierra
un cuerpo que añora sus pasos
por caminos polvorientos
por espacios urbanos
unas manos que dibujan
redes laberínticas
jeroglíficos con mensajes
de otros tiempos
un cuerpo que se negó al castigo
que renunció a memorias que laceran
un cuerpo que aún palpita
que aún se para
que aún se apega a una cama
a unas sábanas
a un cuarto reducido
celda cárcel carceleras
un cuerpo que se rehúsa a
compartir la mesa con
otros cuerpos que
aún tienen memoria.
RENDIDA ANTE SU HECHIZO
Hubo un tiempo en que la felicidad
se engalanaba de domingo
cuando la sala del viejo Thalia
nos abría sus puertas
y nos hundíamos en sus butacas
olientes a alcohol cigarro y humedad
Goddard en la pantalla nos encendía
las pasiones y los sueños
mientras nos acariciábamos
los deseos con el fuego ardiente
de nuestras manos.
Y hubo tiempos en que la felicidad también
se engalanaba de domingo
cuando nos deleitábamos con el café recién colado
el pan con mantequilla y miel
Miller Evans o Coltrane de fondo musical
y Catalina arisca siempre a mi regazo
custodiaba mis pasos y mis días
y la atmosfera apacible de la casa
Hoy la felicidad se ha instalado
en todos los rincones que habito
deambula silenciosa en la cocina
abre ventanas y enciende velas
entona la música deseada
ocupa el mismo asiento a la hora
del café y el pan fresco
el mismo lado de la cama
en el mismo huequito que
la alberga y la calienta
hoy la felicidad vino a quedarse
abrió la puerta sigilosa
entró con paso firme
sedujo con palabra ardiente y puntiaguda
clavó unos versos en mi costado izquierdo
y heme aquí
rendida ante su hechizo.
OFICIO SAGRADO
A este oficio me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con la palabra, con la sangre.
JUAN GELMAN
Por este oficio sagrado
de alfarera y escribiente
de las diosas,
hundo cabeza y corazón
en la piedra volcánica,
llego a las profundidades
donde bulle la lava,
extraigo palabras
hechas de ceniza y polvo,
palabras que habitaron
cuerpos ebrios de sueños,
hoy, cuerpos rotos y dispersos.
Por este oficio sagrado
recojo fragmentos
en el vientre de la tierra
sepultados,
hilvano letras,
amaso la arcilla,
palabra a palabra
armo la historia,
doy vida a la muerte
y Vida a la vida.