21 Dic 2024

502. POESÍA CUBANA. LLENY DÍAZ VALDIVIA

-22 Ene 2024
Poesía

 

Curaduría: Manuel Adrián López

 

ROTA

 

Busco al asesino. La raíz cuadrada de 1994 sigue podrida entre mis manos . Su cuervo en la memoria. Tanto tiempo en el agua con el tobillo quieto trasnochado y el ala y el pezón derecho y la curva de mis quince años. Todos muertos. Busco al asesino en las luces en las islas en el cálculo extraño de la noche. No lo encuentro. Tanta ala y el circulo roto y el cuervo. Este disparo gris que no se apaga.

 

 

CALIBRE

 

A quien le debes

tu espuma

las pastillas del martes

los hilos trasnochados.

Carcajadas

huesito retruécano y dulce.

En una lata operan tus venas

tus grises sombrillas

tus molares.

Es hora dijiste.

Los disparos

son murciélagos felices.

 

 

PLACENTA COLECTIVA

 

Este estúpido asunto de nacer mañana, jugarse el silencio con las sombras. Y gritar. Gritar entre los hijos que no saben cómo ha sido nuestro parto. Nacer mañana cuando los muertos escapan tardíamente a nuestro rostro, cuando ha sido perdonado el instrumento, la barbarie del nombre. Simple colocación de signos bajo el brazo, papelillos de carne imaginados, volutas de miedo, de miedo. Y tú, enciendes el ordenador, no ordenas nada, te diluyes en una placenta colectiva que no avanza, una especie de círculo vital donde los ojos nada pueden. Enciendes la ventana, te buscas, algo tendrá que suceder. Otra bala, otra máscara que salve a los muchachos del odio, de la impaciencia viral, de los idiotas. Este estúpido asunto de violar los días, agitarle la cabeza como a un perro. Encender, apagar la luz, mostrar otra cadencia que no duerma sobre el link. Documentar, comentar, abrirse las piernas en busca de los pobres, abrigarlos vagina adentro, no decir o decir i like para que todos sean felices más allá de las balas, más allá del hambre.

Apretar, descender, curarse de este nacimiento que nos tienta como esponja de luz, como fruta seca. Write a comment, decir que la felicidad es este pájaro naciendo, molécula viva bajo los semáforos. Escribir, diagnosticarse a oscuras cuando todos sueñan una pantalla, consonantes, ilegítimas sombras y sonrisas. Y tú, tú enciendes el ordenador buscándome, yo, apago mis dedos, cansada ya del infinito asunto, harta de compartir mi nombre, de parirme entre las redes para que otros como tú puedan encender el ordenador y me encuentren.

Este estúpido arte de nacer mañana y el día después. Jugar en silencio con las sombras. Jugar, encenderse, apagarse, como el ordenador, como los días.

 

 

IMPACIENCIA

 

Olympe de Gouges se esconde en las butacas. Huye del miriñaque y los tratados. Inútil. En mi casa no hay espacios para cuerdas, la muerte llegará envuelta en seda, solitaria de mi mano. Tres toques en la noche, Olympe no escapa. No puedes. No existe el modo de escapar aún si en la constitución han sido revaluadas nuestras tetas. Desde qué otro sueño la amnistía llegará en traje de hilo y corbatas amarillas. No puedo responder, quiero mi ciudadanía, mi silencio. Rompe mis butacas, descansa Olympe de Gouges. Vale más mi concha prematura, mi dedo abierto que ese infierno y su paja en la cabeza. Fabrico muñequitas, el grafiti se desplaza hasta los muslos. Ella asiente. No faltes, escribe en los manteles. La noche se asemeja al comején y yo sostengo muñecas descreídas. Fabrico muñequitas, me confieso. Voy del perro a la mentira. En el cuello amado encuentro esta fecha, 1791.

 

 

HOUSE OF THE RISIN SUN

 

Dispara

no hay balas

le he dado al cojo

toda mi fortuna

y aun así

no duermo

no vivo.

La ciudad (esquizofrénica)

muerde mis labios

pide más.

Y yo qué tengo

yo qué tengo,

digo.

Un horno

donde cocer abismos

el disco de Bob

que me costó un peso con noventa y nueve

en la avenida Broadway.

Sabes brother la luz no llega

y es una pena esta ciudad

con sus piernas abiertas

a la espera del remate.

Es una pena que no encuentre

lo que busco

en los estantes

en el cielo

en la puerta que ostenta su revólver

que apunta a mi pecho

pagando el salario mínimo que dejaré

si encuentro

otro disco de Bob

a uno con noventa y nueve.

 

 

¿EQUILIBRIO?

 

No ser sino humo y tinta

fuego y tinta

pero la tinta no existe

más que en tu cabeza.

Hemos pasado a escribir sobre los brazos

como una hoja de papel

pendiente

como si el hambre de un endecasílabo

floreciera hacia adentro

y hacia adentro

como la velocidad del que impulsa un abismo.

Nuestra maleta y aquel país

doblados bajo el brazo,

ese,

el de escribir y posponer.

Derecho

izquierdo

insólito.

Nos despedimos

llegamos.

Se nos traba lo que fuimos

frente al mar o sin la noche.

No ser lo que equilibra al cuerpo

es un acto terrible

mutila.

Quisiéramos ser otros que no fuimos

pedalear hasta tocar el rojo

abrirnos un

trazo putrefacto y que florezca.

Pero un endecasílabo no lleva psicoanálisis

su perfecta realidad nos incomoda

como lo haría un huracán.

 

 

Lleny Díaz Valdivia (Placetas, Cuba, 1975).Poeta. En la actualidad vive en Miami. Ha dado a conocer los poemarios Sobre mi espalda desnuda otro silencio vive (2012), Placenta colectiva 2016) y Se miran los caballos (2018). Fue finalista del premio Nuevos valores de la poesía hispana 2012 de Ediciones Baquiana y el Centro Cultural Español en Miami. Ha publicado en revistas impresas y virtuales de Cuba, España y Estados Unidos como El Caimán Barbudo (Cuba), Conexos (Estados Unidos), Diario de Cuba (España) y Círculo de poesía (Estados Unidos). Sus versos ha sido incluidos en varias antologías, entre ellas, Poetas cubanos en Miami y Crear en femenino. Participó en el Festival de Poesía O Miami en el año 2016 y en la Feria del Libro de Miami. Tuvo a su cargo la sección de poesía Volar los Techos (Editorial Hypermedia).



Compartir