Aparece el poeta con la mañana sobre su camisa vieja,
masticando los versos de las noches servidas a desmanes.
Aparece el maleante de la botella, ojos profundos, partidos;
pidiendo centavos de perdón.
Aparece el bohemio de las cervezas, de licores putrefactos,
de bares y prostíbulos donde forjó su rima.
Aparece el condenado a las sobredosis de letras, de traumas,
de vicios, de honestidad.
Aparece el buscador del amor, el traicionado, el traicionero de su propio
mundo, de su felicidad.
Aparece el que recibe aplausos por parir sus palabras, desnudas, solas,
todo poderosas.
Aparece cabeza gacha diciendo que la literatura lo liberó.
Extraño destino del que se salva rumiando su
doloroso, oloroso, talento.
En un lugar de la mancha
Dulcineas nunca fueron princesas.
Heroínas nunca fueron rescatadas.
Damas nunca fueron entendidas
ni descubiertas
ni amadas.
Mi verso pasa por el umbral de tu rostro,
donde vuelvo a encontrar tu mancha en la que me pierdo,
de la que soy tu sierva y esclava
en la tierra malparida de mi ocaso.
NUEVA YORK
No es el nido de ilusiones,
es el lugar donde los rascacielos arañan,
donde los muros colosales enredan.
Es el lugar de las conquistas posibles,
es el lugar de la pizarra donde no se permite el español.
Bienvenido a América.
No representa el romanticismo hollywoodiano;
es el lugar de los amantes del cosmos,
machacando la cultura, la lengua, el furor del fuego.
Es el lugar de las "cultural differences".
Aprender a degustar el shawarma, los tacos, la sopa de bolas de matzá,
la bandeja paisa, la tortilla española, o el risotto
italiano, es mantener la llama encendida.
Nueva York
no es el sueño americano,
es la ciudad sin sueño,
donde se esculpe el destino.
¡No duermas!
Ciudad, rueda viva, diurna y nocturna,
lugar del american dreamer,
tus párpados rotos en el vagón del tren:
Manhattan to Brooklyn, to Queens, to Bronx,
pasan y repasan su estación, hombres sin lecho.
No es inspiración sobre las luces del Rockefeller,
es el central park desnudo al verano,
es el sauce llorón sobre la pista de patinaje,
es el amanecer presuroso al ritmo de un vagón,
es encontrar los deseos escritos sobre una servilleta en Starbucks.
Nueva York,
¡ciudad disfrazada, corroída en los hombros que te cargan!
Pesas, vives, llevas lágrimas cotidianas en tu historia.
¡Quédate a solas con tus años!
Ciudad, selva, concreto, ¡te maldigo!, ¡te amo!,
tus calles son aristas hablantes. ¿No me oyes?
yo siempre te camino, entre las orillas de mi soledad.
Gina E. López es poeta, docente, traductora. Magister por la Universidad de St. John’s, en Literatura Hispanoamericana, NYC. En el 2020 fue una de las ganadoras de el “Concurso de textos de la peste” (Anales del Covid-19) por su poema “Vivir”, auspiciado por la Casa de la Cultura núcleo Guayas-Ecuador. Es miembro fundador de la revista bilingüe de poesía “Entre-rascacielos” correspondiente a la sociedad nacional de poesía SIGMA DELTA PI sede New York. Su poesía ha sido presentada en las revistas “Crear en Salamanca”, “Bajo otros cielos” y otras; así como en la Antología de poesía latinoamericana Voces del Café (Nueva York Poetry Press, 2018). Ha participado en eventos poéticos de Ecuador y de Nueva York.