TE PALPO, TE TOCO Y LAS YEMAS DE MIS DEDOS
Te palpo, te toco, y las yemas de mis dedos
buscan las tuyas porque si yo te amo y tú
me amas, tal vez no todo esté perdido. Las
montañas duermen abajo y quizás las
margaritas enciendan el campo de flores
blancas. Un campo donde Los Andes y el
Pacífico abrazados en el fondo de la tierra
muerta despierten y sean como un horizonte
de flores nuestros ojos ciegos emergiendo
en la nueva primavera, ¿Será? ¿Será así? las
margaritas continúan doblándose sobre el mar
difunto, sobre las grandes cumbres difuntas y
en la oscuridad, como dos envanecidas pieles
que se buscan, mis dedos palpan a tientas los
tuyos porque si yo te toco y tú me tocas tal
vez no todo esté perdido y, todavía, podamos
adivinar algo del amor. De todos los amores
muertos que fuimos y de un campo de flores
que crecerá cuando nuestras mortajas blancas,
cuando nuestras mortajas de nieve de todas
las montañas hundidas nos besen boca abajo y
nos vuelvan para arriba las erizadas pestañas.
LAS CIUDADES DE AGUA
(fragmento)
A PW
Un hombre que agoniza te ha soñado, un hombre
que agoniza te ha seguido. Uno que quiso morir
contigo cuando tú quisiste morir.
Allí está mi cuerpo estrellado contra los arrecifes
cuando ahogándome te vi emerger y eternamente
cerca y eternamente lejos eras tú la inalcanzable
Todo en ti es doloroso.
Te saludo entonces y saludo a lo eterno que vive
en la derrota, a lo irremediablemente destruido,
al infinito que se levanta desde los naufragios,
porque si agua fueron nuestras vidas, piedras
fueron las desgracias.
No soy yo, son mis patrias las que te hablan: el
sonido de océano que describo, las estrellas de
la recortada noche.
Iluminada de la noche tu cara sube cubriendo
el amanecer. Abres los párpados, entre ellos
millones de hombres dejan el sueño, toman sus
autobuses, salen,
las ciudades de agua en tus ojos
Raúl Zurita nació en Santiago de Chile en 1951. Es autor de una poesía portadora de un desgarrado grito interior, que da cuenta del malestar del sujeto y su desajuste con la historia. Estudió Ingeniería Civil en la Universidad Federico Santa María de Valparaíso, ciudad en la que conoció a Juan Luis Martínez, junto a quien desarrolló posteriormente una intensa actividad creativa. Tomó parte en el Colectivo Acciones de Arte (CADA), también integrado por Diamela Eltit, Lotty Rossenfeld, Fernando Balcells y Juan Castillo. El objetivo de la agrupación era intervenir el espacio urbano con imágenes que cuestionaran la vida en el Chile dictatorial. Las acciones de protesta emprendidas por Zurita en contra del orden imperante provocaron una gran polémica: entre otras, el autor chileno llegó a quemarse el rostro con ácido. En línea con su voluntad por transgredir el signo lingüístico, en 1982 escribió sobre el cielo de Nueva York el poema La vida nueva. Sus dos primeros libros fueron Purgatorio y Anteparaíso (1982), títulos que presentan, en opinión del académico Rodrigo Cánovas, “una liberación de los códigos represivos que a través de la historia han tratado de subyugar al lenguaje”. Tras la publicación del ensayo Literatura, lenguaje y sociedad, en el que aborda su proyecto estético personal, la inmersión en la angustia humana quedó plasmada en Canto a su amor desaparecido (1986) y El amor de Chile (1987). En el año 2000, recibió el Premio Nacional de Literatura, tras lo cual inició la escritura de Zurita (2011), un libro monumental de casi 800 páginas, en las que dibuja las horas previas al 11 de septiembre de 1973, fecha del estallido del golpe de estado de Augusto Pinochet