El término “regresión” es un término al que se puede abordar no solo estadísticamente, sino también desde el punto de vista psicológico. De alguna manera, ambos conceptos se relacionan entre sí, pero, no por ello podríamos afirmar que tengan la misma carga semántica. En el libro de Harold Alva, bien podría explicarse ambos puntos de vista.
En un primer lugar, estadísticamente podríamos aplicar aquí el concepto de “regresiones múltiples” el que nos indica que: hallamos el valor de una variable dependiente (y) a partir de un conjunto de variables independientes (x., x2, x3). Aplicando este modelo al poemario, tendríamos entonces que esta variable dependiente es el poeta y las variables independientes serían aquellos sujetos u objetos que se relacionan con él y con su interior. Según mi opinión y la lectura de este libro podríamos generar la siguiente fórmula:
X1 + X2 + X3 + X4 + X5= Y
una calle + un puente + el mar + una mujer + el padre = el poeta
Cabe destacar que no son los únicos elementos, pero sí los más mencionados por el vate. Creo que, para llegar al poeta, para saber lo que nos quiso decir o mostrar, es necesario descubrir el vínculo de estos elementos con él. Explicación que el mismo libro nos ofrece. Por ejemplo, la figura repetitiva de “una calle”, la de una mujer –aunque aparezca en un solo poema – son necesarios para llegar a su descubrimiento, basta solo recordar los siguientes versos del poema “Transfiguración”
Una mujer desnuda
Frente a un hombre
Ya no se interroga
Si la noche
Es la tarde que cae
Sobre su miedo:
Lo toca con su boca
Y permanece inclinada
Como quien sostiene
La calle con su sombra.
Los dos últimos versos, que son el remate del poema, se resumen en lo siguiente: la mujer, es la sombra que sostiene la calle, o sea, al poeta. Entonces si relacionamos la suma de estos elementos, llegaremos a una conclusión de lo que representa esta mujer para él.
Pero no sería justo encajar a la poesía a cumplir fórmulas matemáticas para llegar entender parte de ella, porque, creo yo, perderíamos totalmente las diferentes interpretaciones que le podríamos encontrar e incluso no saber qué relación tiene el poema o el libro con nosotros mismos como lectores.
Vayamos ahora a otra parte importante, el concepto de la psicología sobre las regresiones. Esta nos dice que una regresión es un retorno hacia alguna circunstancia anterior de nuestra vida, apoyada en procesos de hipnosis. Entendemos entonces que la regresión es esa vuelta al pasado, una reconstrucción de la memoria sobre hechos que han marcado y que nos acompañan en el presente. Regresiones de Harold Alva lo confirma. Aquí el poeta retorna a las situaciones que han marcado su vida, volviendo la mirada a ellas como Ulises alejándose de su amada Ítaca. Todo este retorno marcado de nostalgia es expresado a través de la palabra, como apreciamos en los siguientes versos:
“El mundo es la calle donde observas
Cómo cae el agua de los techos
El parque de la nostalgia
Que empieza a sitiarte con sus bancas
Para que tu sombra se reduzca
A una vieja cuadra…”
De Filosofía de un puente, pág. 9.
En estos versos la voz del poeta no solo es la voz individual dentro del poema, sino que también nos invita a nosotros – como lectores – a ser parte de esta regresión. Nos involucra a observar aquella calle, el agua que cae de los techos, el parque, las bancas; y, que a partir de ello se genere nuestra propia regresión. Muy bien grafica aquí el autor lo que la literatura de vanguardia aplicó en su modelo poético, no solo expresar el “yo” como lo hacían los románticos, sino también involucrar a sus lectores en ella.
Si nos damos cuenta los elementos mencionados anteriormente nos llevan a un resultado, es aquí donde observamos lo mencionado con la regresión múltiple.
Gran parte del poemario, Harold Alva, en su actitud de poeta nos indica que la palabra y, más precisamente la poesía, es el puente entre él y sus regresiones. Lo que nos lleva a hacer la siguiente comparación: si en la psicología se utiliza la hipnosis como medio para llegar a la regresión, en la poesía se llega por medio de la palabra usada estéticamente. Podemos ejemplificar con algunos versos:
“Por la tos de un verbo
Que enfrentado a su silencio
Detiene la brisa del malecón”
De Filosofía de un puente, pág. 9
“Todas las mañanas vengo al muelle en busca de algo que cure
mi adicción por coleccionar adjetivos”
De Diario de un maratonista, Día 1. Pág. 12
“Las manos que no han dejado de escuchar el criterio del agua”
De Diario de un maratonista, Día 2. Pág.12
“Escribe los nombres
Y apellidos
De todos sus fantasmas”
De Nocturno. pág. 20
Los mencionados anteriormente son solo algunos ejemplos que se extienden a lo largo del libro donde el poeta indica que la palabra es su medio de salvación y/o de destrucción. Y digo destrucción porque hay versos donde se enuncia que muchas veces las palabras se está callada, como diría Martín Adán. Señalamos lo mencionado en: “Ninguna palabra me servía / Para interpretar mi ansiedad.” (Biografía. Pág. 11)
Finalmente, para cerrar este pequeño análisis, es importante ver dónde llevan estas regresiones a nuestro poeta, cuáles son esos momentos o lugares a los que vuelve por medio de la palabra o a los que tal vez, inconscientemente, es llevado por la poesía.
Un primer lugar de retorno es hacia sí mismo, volver a situaciones pretéritas que le han marcado numerosos recuerdos. Esto lo encontramos claramente en el poema titulado “Biografía”, aquí la intensidad de la palabra es brutal, se expresa la soledad vivida en un tiempo pasado “alguna vez me detuve / sobre el horror de cantarle a nadie”. Además de eso, la repetición del verso “y nada era cierto” nos conduce no solamente a la soledad, sino a la incertidumbre de vivir “y yo tampoco era cierto”.
Un segundo lugar de retorno es la figura de una mujer, que solo aparece en un poema (Transfiguraciones), como ya se ha mencionado anteriormente. Pero basta el verso final para que la importancia de esta sea esencial, pues la calle que sostiene esta sombra (la mujer) es el mismísimo poeta.
El tercer lugar de retorno - este de vital importancia - es la figura del padre. Aquí la vuelta no solo es hacia la etapa de la juventud, donde tal vez podríamos situar las dos anteriores. Aquí la vuelta también es a la infancia, a su única patria como escribiría Rilke. El poeta fija esta figura como un arquetipo, y lo convierte en su regresión por excelencia: “yo me cobijaba / En el follaje de sus manos / En su nombre de gigante /Que anunciaba el día…”. El poema termina como terminan los recuerdos sobre alguien que ha sido muy importante: “La vida era entonces / Un milagro / Un aleteo de felicidad / Un niño / En la soledad de la montaña.”.
EL cierre del libro es “Arte poética”, que no es más que la explicación de por qué y cómo Harold Alva escribe poesía. Solo aquellos que han dedicado su vida entera a ella se sienten capaces de ofrecernos esta explicación.
Alejandro Cano García (Piura, 1995) Poeta y docente egresado de la Universidad Nacional de Piura en la facultad de Ciencias Sociales y Educación, escuela de Lengua y Literatura. Es miembro fundador del círculo literario Tertulia Cero. Ha publicado Habitación en llamas (Summa, 2019).