MALECÓN CISNEROS
El hombre observa la cadencia de su oficio
La velocidad del aire que llega desde el malecón
Y lame las ventanas de los edificios
Las puertas como un adjetivo siniestro
La niebla que ataca como un samurái
Con su cerbatana de miedo
Y se pregunta si la noche
Tiene algo que ver con su ictericia
O acaso la nostalgia
Es la única palabra que sostiene
El argumento de su día
Retorna los ojos al vacío
Salta en parapente hacia la sima
Tensa los músculos de sus brazos
Y se deja caer
Siente
La generosidad
Del abismo
Y ya no se pregunta
Si la noche
Tiene algo que ver con la caída
PUENTE ESPAÑA / COMAS
El canto de un mamífero muere atropellado por el pánico y los habitantes pasan Los habitantes muerden el tráfico Los habitantes patean un cuajo de su sangre como si la noche no importara Como si un cuerpo sobre el asfalto no importara Aquí un hombre ha muerto Se estremece frente a su cuerpo Patea sus extremidades Se arranca la tráquea para reinventar su voz y colgarla en una torre Se inclina hacia su tórax Escucha el sonido inanimado de su aorta y no se conmueve Y no siente tristeza por la pérdida Y no se atreve a cerrar los ojos Y se arranca la lengua
Aquí el horizonte se quiebra
Los postes apagan la luz artificial de sus osamentas pero nadie se da cuenta Nadie observa el movimiento de sus callejones Las súplicas celestes Nadie la cifra mortal de sus nacimientos El holocausto de sus letras La angustia marginal de un perro que repite este poema Aquí en la ciudad de cristal
En esta Lima caótica que tiembla
La rabia se inocula
Como el grito suspendido de una cobra
Lima de noche con mis manos en su espalda
Y un extraño rumor de vidrios destrozados contra el ojo
Contra mi frente de cíclope extraviado entre los autos
Su inconsistencia
Para sostener el incendio de otras cicatrices
En los muros donde gárgolas invaden
El cementerio de mis pájaros
O la hacinada cueva donde habita el roedor de la nostalgia
Su trompa de metal
Que se abre como la puerta del metropolitano
Cuando cruza Lampa
Voltea por Emancipación
Y la ciudad se eriza
Y la ciudad se levanta
Y Lima tartamudea un himno que la proyecta
Sobre un muro de quejas
Y la rabia crece
Y nadie tiene el poder
Para difuminar la espuma de mi boca
Su antídoto de historia
La frente sin laureles de las estatuas posmodernas
Sé que hay una ventana
Un vitral en el que otros ojos se inyectan
Contra el cielo de otra tribu
De otra civilización que nada tiene que ver
Con las marcas putrefactas de estos muertos
Otra lengua
Otro código que interpreta las flechas de mis manos
Sus líneas como quipus
O la rabia
Su nieve en la cresta de mis puños
Los pilares del tren
La bestia que cruza sus entrañas
Los corredores viales que unifican su tragedia
El color seco de su sangre
Mis brazos clavados como huesos
Agitándose como una bandera
Que nada tiene que ver con la historia de su patria
La voz despedazándose
Y el cráneo sembrado sobre un poste
A la merced de un cóndor
Que sabe que solo habitan tinieblas en mis ojos
Lima es una hiedra
Su trompa se abre como el insomnio de un loco
Que intercede por sus fantasmas
Y no hay lugar
No hay casa
No hay espacio inhabitado
Solo la lluvia
Quebrándome
Luciferina
Vertical
Solitaria
MALECÓN HARRIS
Detengo los ojos al filo de la niebla
La noche cruza sus animales
Con el estertor del tráfico
Lima tiene esa oscura virtud
Que induce a mis bestias a fracturar el precipicio
La sangre de licanos
Poseídos por la maldición del nosferatu
Yo me quedo quieto en el malecón
Apunto mis flechas hacia La Colmena
Silencio la frase que se clava contra el vidrio
Y la noche cruza sus animales
Sobre el cuerpo de un orate
Lima viene contigo
Sus pájaros advierten la épica del desastre
A veces pienso que la hierba
Se detiene sobre mis manos
Para penetrar en tus poemas
Observo la calle
El lagarto que trepa la ciudad
Y el tráfico anuncia
La soledad de tus entrañas
Esa nostalgia acróbata que burla
La oquedad de mi estrabismo
Yo supe de ti por ellos
Conocí las marcas de tu sombra
Con la lengua de un pelícano
Que frotaba las bocas de los ahogados
Observo los cordeles de las azoteas
Lima cuelga de ellos
Como una camisa que se agita con violencia
Y no es Lima
Soy yo
El cuervo que se rompe los párpados
La voz
Su lengua clandestina
CARRETERA A MANCHAY
Te imagino en los riscos
Abajo la carretera contrasta con el ojo de un cíclope
Y nada te detiene
Ni siquiera él y la lentitud de sus gestos
O la tarde que cae por el despeñadero
Como el tronco de un pino derrotado por la niebla
El duelo es contigo
El paisaje sangriento de aquel valle
Sobre el pájaro que inventas
La oscuridad de la bestia que galopa con saña
Y huye del cuerpo que te espera
Permaneces intacta
Capturas el aire de la cordillera
Observas el perfil de un Apu
Que roza la espalda singular de este poema
Y continúas allí
Estática en los riscos
Arriba el cielo se abre y anochece
Escucha Ese rumor es la lengua de otra civilización
De otra tribu que ahora nos acecha
Te imagino con el cuervo de tu cabellera
Absorta como un demonio
Como un fantasma que pena en los escombros
Sobre los vestigios de esta ciudad
Sobre sus ruinas
Y tus ojos no se conmueven
Tus manos aún presionan
La boca con la que capturas el desastre
El humo de los edificios
La Javier Prado preñada de accidentes
El malecón Cisneros desprendiéndose
Como una maqueta de cartón sobre el Pacífico
Mientras el Rímac inunda La Colmena
Y yo te proyecto de pie sobre los riscos
Poseída por el hambre de una visión
Inquieta con las flechas que cruzan la sábana siniestra
Mira cómo se abren tus manos
Mira cómo un halcón anida en tu cabeza
Y regreso a mi trágica leyenda
A los húmeros que recojo como quien dice basta
Y regresa puntual a su osamenta
LA TORRE DE LOS ALUCINADOS
Este poema pretende desollar un cuerpo
Alejarse del ruido que se clava en sus letras
Como una espada de sangre
Como una lanza oxidada
Clavada en un corazón petrificado
En una arteria idéntica a una calle inhabitada
Este poema tiene el sabor
De los picos de los cuervos
(Admiro la soledad de los cuervos
Sus plumas intensas
El resplandor de sus alas
Como el pelo de una mujer imaginaria
Las piruetas que en el horizonte
Escriben la tragedia de estas insólitas regiones)
Intento refugiarme con el dolor de las cordilleras
Con este frío semejante a una bofetada
Que se instala con remordimiento
Te observo
No encuentro siquiera un vestigio
Que me permita mantenerte intacta
A esas secuencias que desfilan en la memoria
Como si mis ojos
Fuesen el público
De un cine antiguo
Este poema se sienta sobre una de las butacas
Y trata de capturar una escena memorable
Un algo
Voltea a su derecha
Y le contesta otra butaca
Que nada se encuentra en los cines
Que somos las marionetas que levantan el pulgar
Para no escapar a la estadística
Ya no busco tu aliento atrás de las persianas
Dejémoslo aquí
Este poema huye como un cuervo hacia tu lengua.
MALECÓN DE LA MARINA
Salir para detenerte frente al mismo acantilado
Lima a tus espaldas
Su niebla carcomiéndote los ojos
El gesto que de pronto se convierte
En el gesto que espera tu asesino
Esa mirada que sabes deberías guardar para la noche
No para esta noche sino para esa noche en la que alguien
Al fin ha dejado de esperarte
Me pregunto qué pueden expresar
Aquellos que no conviven
Con la locura de alimentar sus propios monstruos
Sus propias demoliciones
El mínimo absurdo de sacar el rostro
Para escupirle a la arrogancia de unos versos
A ese animal que pese al frío
Todavía te calienta con el pellejo de sus alas
O ingresar por la misma puerta
Para otra vez reflejarte en el espejo
Reconocer tus manos
Y en las palmas los ojos que dejaron de observarte
La ciudad del espanto
Su tragedia como única excusa
Para proclamar que tienes sangre
Que aún regresan a casa los mismos pájaros
La misma acera
Detenida como un cuchillo clavado en la memoria
LIMA
La física de tus manos contradice mis leyes naturales
La devoción por conservar el aliento
En una gruta donde nadie
Ejecuta oraciones como cábalas
Versos como ráfagas que atentan contra mis hábitos
Animales de azufre
Demonios que salen a la caza de un orate
Que se oculta noche a noche en los hostales de Lima
En sus intestinos de asfalto que esperan impacientes
El último estertor
Mi atípica presencia de fantasma
Y tú
Dulce animal
Escala de grises sobre la orfandad de mi cuaderno
Brillas como el anillo del sol
En esta época de catástrofes apocalípticas
Tú mi violenta partitura
Mi fiera urbana de certeros zarpazos
Mi bestia incólume con quien apelo al adjetivo
A su virtud de ventana desde donde grito este poema
Con la ilusión de un cadáver
Que intuye que su muerte no es definitiva
Que intuye que tu muerte no es definitiva
Que se arranca el cráneo
Y lo cuelga en los cordeles del horizonte
Con la misma prepotencia de un sismo
Que sepulta los puentes y las casas
Tú
Ternura hereje entre mis manos
Miedo que me asalta durante la mañana
Te enfrentas a la física
Y apareces en mi fortaleza imaginaria
Te detienes al centro con la precisión de una pantera
Y yo me quedo quieto
Sé que la luna es insuficiente cuando leo tus palabras
La noche también es insuficiente
La noche y su gran ojo
Que da vueltas con la velocidad de un paso
Que en vano pretende conquistarte
Cuando apenas ha sonado el silbato
Y el réferi se instala con asombro
En mis decisiones En mi poema
En mi oscuridad
En mi boca que se abre
Cada vez que tú retornas con un verso
Y Lima entera se detiene
Y Lima entera se inclina frente a tus pasos
Y Lima entera se conmueve con el filo de tu lengua
Que parte en tres la dicción del aire
El rumor de los malecones
Mi grito que trepa los edificios
Y escribe tu nombre en las ventanas
Y escribe mi nombre en tu ventana
Y nadie puede leerlo porque carecen del espanto
Y la capacidad de nuestras visiones
Del alfabeto que aprendimos a tararear
Cuando los dedos se formaron
Como las columnas de un ejército
Que partió a colonizar la piel
Con las membranas de los otros
Y los otros se quedaron allí
Solitarios en sus cuerpos
Mientras la vida se esfumaba en otra parte
Y nosotros asimilamos la tensión de los accidentes
Y así nos reconocimos
Y así incendiamos estas calles
Y así le dibujamos pájaros a esta noche
Pájaros a las bancas del Kennedy
Pájaros a nuestras palabras
Pájaros a los ojos de las paredes
Pájaros a la soledad
Pájaros a la lengua que ahora nos eclipsa.
PUENTE TRUJILLO
Estaba dormido
Lo dejé inmóvil en el último piso
Del edificio más alto de Lima
Sus manos ya no eran las bayonetas que hurgaban
La espalda de los transeúntes
Lo había vencido
Atrás quedaba el rastro de sangre
El humor acuoso
Con el que escribía su nombre en las ventanas
Había olvidado las cicatrices
Los ojos diabólicos que espantaban a los cuervos
Cada vez que se enfrentaba con la noche y su arrogancia
La ciudad se reducía a cuatro esquinas
Allí su lengua era suficiente para incendiar los postes
Y con ellos
Aniquilar la estúpida expresión de los semáforos
La ciudad había fracasado
Él logró conquistarla
La poseía como quien posee a un muerto
La escupía
Le arrancaba las costras
Cazaba sus silencios
Para hundir las manos en el reflejo de buses
Que insolentes destrozaban los carriles
Con el grito vulgar de una estructura adocenada
Comprendió que nadie valía la pena
Que otro asesinato
No sería suficiente para desintoxicar su voz
En sus dedos difuminó la silueta del fantasma
Con quien se masturbaba lejos
Al acecho de algo que le anuncie
Que había culminado su pelea
Él estaba dormido
Su cabeza reposaba como un ceramio
Sobre un estante de huesos
Nadie conocía su alfabeto
Los códigos que explicaban
Su habilidad para el desolle
O la destreza que lo ponía al límite
De un inframundo imaginario
Yo lo había vencido
Lo tenía amarrado contra un muro de hierba
Su boca estaba cerrada
La cosí con la piel de su última víctima
Del último elemento con quien habló sobre Astaroth
Y su portentosa armadura de diez cabezas
Prisionero allí intenté recuperar mi antiguo gesto
Volví a desplazarme sobre el puente
Donde arrojaba piedras
Haciendo puntería con los peces
Atrás los rascacielos eran hombres
Yo cercené la historia y con ese corte
Salí otra vez al mundo convencido que la niebla
Era el aliento de una mujer que me llamaba
Para remediar los años
Sacrificados en el ritual del asesino
Hoy se ha roto la fibra que cosía aquellos labios
La ciudad lo ha devuelto a la autopista
Alguien le ha dicho que la sangre
Es un trago viscoso
Que todavía brilla ansioso entre mis manos
BREÑA/ JORGE CHÁVEZ 847
Los pájaros que pernoctan en los cables
Son testigos de esta historia
Ellos han visto cómo he roto con la prudencia
Saben de esto
Conocen a la esfinge
Y escriben conmigo sobre el aire
Tu voz de cebra
Tu lengua de fábula que se agita en mi poema
Y duplica el filo de los sables
Y duplica
La potencia de los estertores
Que se agitan con la niebla
Yo me detengo allí
Busco una señal con el humo de las chimeneas
Algún pretexto para demostrarle al horizonte
Que tú eres la fiera que me arroja a la demencia
El animal de fuego
Con el que consumo el vértigo de las azoteas
Y regreso los ojos
Hacia los pájaros que pernoctan en los cables
Y pregunto sobre el nivel de resistencia
Al que debo exponer a los reptiles de mi calle
O le exijo al viento un espejismo
Para perderme con la sombra de otras aves
Lima mientras tanto queda muda
Y Lima no me sirve muda
Lima tiene tu marca en todos los lugares
Tu lengua que incendia
Las esquinas de mi parque
Tu pelo
Tu olor de fruta
Tu oscuridad
Tus ojos en los pájaros que pernoctan en los cables
Harold Alva nació en Piura, Perú, en 1978. Escritor, editor y analista político. Dirige el FIP Perú, Primavera Poética. Es autor de Lima, la épica del desastre (2012), Ciudad desierta (2014) y A tiempo completo (2020), entre otros libros. Ha participado como expositor en la Feria Internacional del Libro de Guayaquil (Ecuador), Feria Internacional del Libro de Concepción (Chile), Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (Argentina), Feria Internacional del Libro de Lima. Fue editor de la Revista del Foro del Ilustre Colegio de Abogados de Lima (2011, 2012), conductor de los programas de radio y televisión Habla el Pueblo (2016), Abogados de Lima (2017), Contrapoder (2018), Mesa de debate (Best cable) y Diálogo & Debate (UCI Noticias). Actualmente dirige Editorial Summa y Contrapoder, suplemento dominical del Diario Expreso.