26 Abr 2024

73. POESÍA VENEZOLANA. YANUVA LEÓN

-03 Oct 2020

 

Iván Cruz Osorio, poeta y editor mexicano, inaugura la serie titulada "Poesía venezolana actual". En esta primera entrega para Nueva York Poetry Review, nos invita a conocer la propuesta de la poeta Yanuva León. 

 

 

NUNCA UN CALABACÍN

 

Una mujer no debe ser un calabacín

no debe dejar que gire el mundo detrás de la ventana

mirar de su lado del vidrio

querer asomarse

y solamente querer

no debe ser un calabacín sobre la mesa

mientras afuera oye el estrépito

de una cosa que sucede

 

una mujer debe ser una mujer

tumbar la puerta y perderse entre el tumulto

abrir la boca

nacer de sí misma serpiente contra el fantoche

nacer montaña o precipicio

poema o grosería

pero no debe ser nunca

un calabacín sobre la mesa. 

Del poemario Como decir cántaro.

 

 

TEMBLOR DE MARABUNTA

 

a María Gabriela

por mano, por gaviota

 

Una mano

puede ser pájaro

lechuga tierna

narguile en ebullición

astrolabio

puede abrirse lenta

sutil

ofrecer néctar

dejar que mariposamente

la mañana le confiera

algún rigor estético

puede ser andamio

casa bajo la tormenta

vasija colmada de arroz

sombrero

tal vez incluso

puede ser un poco barco

sobre el vientre de la mar

pero nunca podrá ser enjambre

 

no puede una mano sola

ser temblor de marabunta.

Del poemario Como decir cántaro.

 

 

CEBOLLAMENTE

 

Era una cebolla más bien larga 

enorme gota lunar sobre el mesón 

tuve que mirarla 

sentarme y mirar la belleza de una cebolla 

la luz contra sus capas 

la sombra como llorándole debajo 

como llora la señora cuando pica otras cebollas 

como lloran las gentes que no tienen cebollas para picar

como casi lloro yo de ver esta lágrima de gigante

abandonada en mi mesón. 

Imagine cuánta belleza en una cebolla que logra ser bella 

no es una rosa de explícita armonía 

en un perfumado jardín de aburridas rosas 

es el desparpajo de un ojo que no quiere mirar 

un ojo blanco solo 

sobre este mesón que es el universo

sobre este mesón que es un mesón.

Recordé a Neruda 

me di vuelta avergonzada. 

¿Mientras contemplo atontada una cebolla 

quién lucha por mí allá afuera?  

Del poemario Como decir cántaro.

 

 

PALABRA DE SALÓN

 

a Gustavo Borges

verbo en erupción

 

Qué poco peso mi palabra

yo que la reclamo yunque contra la sien

avispero enardecido madrugándome la calma

percutiendo esta quietud de crimen alevoso

que la necesito por las mañanas

pájaramente apacibles

mañanas gordas rozagantes

meritorias de aguaceros aguijones

y a las dos de la tarde

de todas las tardes hediondas a sonrisa descansada

a milagrito descarado

me da pena esta palabra mía

complaciente

rubicunda

palabrucha burguesa

que duerme por las noches como diablo recién nacido

o toma vinos que yo no

o come quesos que yo jamás

vete ya de mí

palabra de salón

 

largo de aquí con tus vestidos de buen gusto

abre cancha

que venga la sacudida.

Del poemario Como decir cántaro.

 

 

MATRAZ

 

Bajo la luna llena mi ciudad es de níquel.

Por paredes, calles y escaleras emergen sombras. Brea sobre cal.

De qué alquimia resulta que un hombre atraviese el corazón de otro hombre. Así como decir su propio corazón, su mismo aullido rojo, su latir de angustias.

Cuántos hermanos se comerán entre sí esta noche, a la hora precisa del placer, la fecundidad, los mesones desbordados.

Cuántas hermanas se comerán entre sí mañana, a la hora exacta del café.

La ciudad hierve en un cuenco de vidrio. De noche hierve. De día hierve. El fuego, cada vez más azul,

no cesa.

Bajo la luna nueva mi ciudad es de hierro. La sombra se funde entre la sombra. Brea contra brea.

Qué ciencia oscura mezcla metales

con ardores

en un vaso de vidrio.

 

Del poemario Desviada para siempre.

 

 

CELLISCA

 

Aquí sabemos qué es sol, qué es lluvia. Sabemos qué es un tarantín de ciruelas, qué es hambre y qué son balas.

Casi todas las ciudades saben qué es hambre y qué son balas.

Vivo en la capital de las guacamayas, la única del mundo donde vuelan los relojes, pasan por los balcones, anuncian las horas con graznidos azules y amarillos

a cambio de frutas.

No cesan de roncar las autopistas

los edificios se disputan la última caricia de la tarde.

Ayer vi la foto de mi hermano bajo un temporal de nieve, imaginé que posaba entre brizna de algodón o pelusilla de cisne. No sé qué es invierno, pensé, es hermoso y parece que duele.

¿Cuántos hermanos se han ido a buscar la vida lejos del sol?

Parece que duele.

Del poemario Desviada para siempre.

 

 

CARIBE

 

No todos venimos del mismo fuego, aunque a todos nos hermane un don que calcina. Hay fulgores singulares para cada manada. El nuestro es de estrella joven. Sol adolescente somos.

Nadie sabe huir en esta tierra de dantas. Por estos predios las mujeres paren de pie y crían de pie.

¿Quién no ha visto crecer candela bajo el agua

sobre el agua

contra el agua?

Que comimos gente, dicen. Que tragamos enemigos. Una estirpe brava de gente que comió gente. Hombres y mujeres fagocitando prójimo por los montes o en los confines del mar.

Si matas, cómelo. Respeta lo que matas. Corazón del pecho a la boca.

Para ser hombres hay que comer hombres. ¿Quién no lo sabe?

¿Quién finge no saberlo a esta hora

mientras florean misiles detrás del jacarandá?

Del poemario Desviada para siempre

 

 

FUNÁMBULO

 

En 1964 un hombre menor de treinta años mató un árbol de aproximadamente cuarenta y nueve siglos. El organismo vivo más longevo del mundo no sobrevivió a un hombre. Tres cajas guardan sus restos en un laboratorio que investiga la vida a partir de cadáveres vegetales.

Mil trescientos millones de años luz por encima del pequeño apartamento que habito, varios hombres descubrieron un sistema binario de agujeros negros. La muerte de una estrella desata una boca descomunal que engulle materia,

nada escapa de sus fauces.

A diez metros del mueble que soporta el peso de mi modorra, una mujer amamanta a un niño que tal vez llegue a ser un hombre

que mate

o que descubra.

Del poemario Desviada para siempre

 

 

 

ESCRIBIR

 

Esta obsesión

hermosea contra la muerte

crece tentacular

no cesa de madrugarme

por qué se parece tanto a un cuerpo cayendo

y de pronto lo terrible me atrae a manera de beso

no digo la ceguera del albatros contra las rocas

en procura de un pez último

ese ridículo lleva un sentido

igual que el mapa de un siglo

cartografía de guerras y escalinatas

indolencia de gobiernos

digo terrible por cosquilla

         por inútil

como cuidar un amor imposible o podar un verso

como un callejón hediondo a sexo y ciruelas

a pesar del hambre.

Inédito.

 

 

MENSAJE PARA PENÉLOPE

 

Escribió melancolía

y escuché lluvia contra la popa de un barco

la palabra barco se parece a la palabra beso

ambas graves

las dos abren con be de boca

las dos cierran con O

como exhalando vapores

pero no escribió beso

escribió melancolía

Es un hombre con mal de mares y no olvida que algo dejó en tierra firme

y escribe

y tiene un barco

y sabe qué hacer con él entre los labios del mar.

Inédito.

 

 

Yanuva León nació en Venezuela en 1983. Escritora, editora y correctora literaria. Autora de los poemarios Como decir cántaro  (2014) y Desviada para siempre (2019), ambos publicados por Editorial Senzala. Algunos de sus poemas han sido incluidos en antologías, entre las que destacan: Poetas transfronterizas, 38 poetas latinoamericanas (Universidad Nacional de México, 2016), Plexo América: poesía y gráfica (Páramo Editorial, Chile 2019), Aislados (Dendro Ediciones, Perú 2020). En el ámbito de la literatura infantil es autora de seis cuentos editados recientemente en México y de una saga de ciencia ficción en Turquía.



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