Ayari Lüders nació en Ciudad de México en 1988, de ascendencia alemana. Ayari fue una mujer que conmocionó y agitó todo su entorno, capaz de hacer vibrar sentimientos internos y afectivos hasta lo más profundo, o de hacer enmudecer a los cientos de personas que contemplaron sus actuaciones y lecturas. El legado de Ayari no ha hecho más que comenzar a conocerse, una vida y obra que sin duda ocuparán un lugar en las letras mexicanas.
El 12 de enero del 2018 Ayari Lüders falleció en la ciudad que tanto amó y odió: ciudad de México, un espacio del que huía con frecuencia pero al que inmediatamente buscaba volver. Mantuvo una relación aérea con todas las ciudades que pudieron dejarse asombrar por su presencia; aérea y enraizada, son un par de expresiones que pueden definir los rastros de sus paseos, fotografías y poemas que escribió en cada una de ellas. Amaba Sevilla: el Guadalquivir, y la caída del día contemplado desde un costado del puente de Triana.
Dedicada al entorno de las artes desde pequeña, volcó gran parte de sí en luchas sociales de México y el mundo; acompañando a sus dos hermanos mayores: Dierk Lüders y Ken Lüders (1984-2016) desde pequeña, conoció en decenas de marchas y manifestaciones las preocupaciones que hizo suyas. Siempre tuvo la convicción de que podíamos hacer un mundo mejor. Su compromiso con el otro fue una constante en las preocupaciones que volcó primordialmente en su obra poética.
La presente selección espera mostrar a los lectores de Nueva York Poetry Review poemas que no han tenido una difusión masiva como Escribir por si acaso, Para mi funeral, Libertadores de horas, o Flor de papel. He buscado para ello en el archivo personal de textos que Ayari me compartió en su momento. Mantengo entre ellos dos poemarios inéditos: Dos mundos ciertos y Voz Mestiza en una de sus primeras versiones. Voz mestiza es sin duda la obra más grande de Ayari, un poema extenso que escribió durante su estancia en Sevilla para el Máster de escritura creativa, de la Universidad de Sevilla. Se espera la publicación de este libro con la Editorial Ultramarina C&D a lo largo de 2021.
Presentamos estos poemas tal y como se encuentran en estos dos archivos digitales, es muy probable que futuras versiones que vean luz contengan variantes. Ayari trabajaba constantemente sus poemas, por ello se podrán encontrar diferencias en las versiones de los poemas que habitan ya la red.
Iván Vergara
PROHIBIDA I
Soy serpiente
vagabunda y sorda.
Bajo el fruto,
lo asfixio y engullo.
Quiebra mi cola
el árbol de cristal negro.
Se encajan sus astillas
en mi columna
diáfana.
La impaciencia te domina
y te ahogo con mi garganta.
Te devoro con los huecos
profundos del cráneo.
Soy serpiente
enroscada en el fruto.
Lo resguardo
en la jaula de costillas
negras.
Soy cárcel y balancín,
péndulo.
Me convierto en tristeza larga
en mirada clara.
Mis escamas son uñas,
me perfora la sombra.
Soy de cristal negro.
Prohibida.
Invisible.
PROHIBIDA II
Me siento implacable:
en la obscuridad soy tuya;
bajo el sol, solo mía.
Soy prohibida de nombre,
de rastros.
Soy tu restricción jurada,
la experimentación que robaste.
Soy la vulnerable voluntad que te desnuda.
Secreto que todos saben.
Un tabú que no se esconde.
Soy serpiente, prohibida.
Seré tu latido sincopado.
Tengo tu vida en mi boca.
Soy serpiente de cristales,
de sombras.
La bajeza me confunde
con la dignidad que defiendo.
Mis escamas: tu infierno
Tu cielo: la huida.
Serpiente.
Vagabunda. Sola.
PROHIBIDA III
Eres barrera.
Tú eres firme.
Eres el hueso
lo que me sostiene.
No tengo pies para levantarme.
Mis escamas abren huecos
donde antes hubo flores.
"No quiero.
No se debe.
No es justo para nadie".
Olvida tus faltas.
El momento condenado.
"Lo intento.
Yo trato".
Si tirara mis escamas
sería el brazo que te abraza.
Si me quitara el veneno
dejaría de ser prohibida:
Para ser olvido.
PROHIBIDA IV
Hipnotizo a la luna,
la asesino bajo el agua.
Serpiente marina.
Profunda. Invisible.
Soy grieta del universo
que se lleva lo infinito
hasta la obscuridad descalza.
Adónde se va la atmósfera
que se acaba.
Adónde va la pasión
cuando termina.
En alguna parte todo queda
prohibido.
De Dos mundos ciertos (inédito).
VOZ MESTIZA
(Fragmento)
Humano,
siempre humano,
nacido del maíz
y de la selva,
de la sangre de mar
y el corazón de tierra.
Humano,
siempre humano,
de mano creadora y ojo ciego todo misterio deshojas: pétalos históricos
sobre único tallo.
Humano,
siempre humano,
de todas las aguas y tierras
domaste la vida de cuatro patas, con tus pasos bípedos:
terror y fuego.
Humano,
siempre humano,
administrador de vida.
Yo soy otro tú:
crece el universo
donde se unen nuestras manos. Tú eres otro yo:
y somos humanos.
Siempre humanos,
hijos de la tierra ardorosa que se enciende y llueve: mata y da vida.
De Voz mestiza (inédito).