CORRIDOS DE CABALLOS
(FRAGMENTOS)
Mi padre tenía un caballo
que yo nunca monté
cuatrialbo
cansado
viejo
se llamaba Calcetín
y no usaba herraduras
la herradura la guardó para coronar su sueño
y ahora un caballo cabalga en mi memoria
*
papá viajaba todos los días
montado en un caballo de huesos de metal:
el aceite fluía por sus entrañas
y desde lo más profundo de su engranes
la enfermedad se expulsaba como una flema negra
tan oscura y espesa como la maldición primigenia
que se arrastra de generación en generación
por eso
en la sangre de papá corrían ríos de metal
y en sus pulmones la arena se cristalizaba
formando monumentales rosas vítreas
papá era minero
y respiró las esquirlas de la piedra
hasta morir
me heredó el dolor en el pecho
como certeza de la muerte
y el llanto contenido
que nunca derramó
sobre la tumba de mi abuelo
pero eso
en este momento
no importa
importa decir que viajaba en un caballo
sin herraduras
que galopaba por la imaginación de mi hermano
y por la llanura más limpia del sueño
mamá lo esperaba en la casa
y papá sentía el viento moldear su rostro
a Calcetín no le gustaba la velocidad
y a mí siempre me ha dado miedo el viento
sin saber
compartíamos el mismo temor
que amaga con la caída de mi padre
y con el temor a las ruedas
porque las motocicletas
dice mamá
tampoco son seguras
de ahora en adelante
el galope de Calcetín resonará en la memoria
de la sangre
Calcetín tendrá que llevar herraduras
caballo de patas blancas
con herraduras de acero
hoy vas a brincar las trancas
antes que salga el lucero
y vas a llevar en ancas
a la mujer que yo quiero[1]
papá no se robó a mamá en un caballo
pero la llevó a conocer la ciudad en su motocicleta
no hubo una cabalgata al horizonte
ni una serenata
pero hubo otras canciones
mi padre siempre cantó al lomo de Calcetín
y después encendió la radio en todos sus automóviles
para nunca olvidar las canciones de amor
*
pienso en los primeros hombres
que viajaron por el mundo
sin galope
y sin ruedas
imagino una canción
para entender al mundo
una canción que tenga el mismo compás
que un galope
y el rugido de un motor
para cantársela a mi padre
frente a su tumba
primer ensayo
un caballo galopa
sobre las letras de una canción
que no sé cantar
¿cómo contar la historia
del día en que papá murió
y dijo que un caballo
negro
se acercaba?
¿cómo decir que el caballo negro
se fue al norte
y se perdió a lo lejos
donde tierra y cielo y mar
son la misma cosa?
un caballo galopa
y el golpe
de la herradura
contra el suelo
y del caballo dando tumbos
retumba
en mi memoria
y me hace pensar en tambores
y en las canciones que algún día
cantaré
frente a su tumba
*
recuerdo que mi abuelo me enseñó a fumar
entonces el cigarro me hacía pensar en locomotoras
y ahora me hace pensar en cohetes
el ferrocarril es un cuchillo caliente
que parte al mundo
el caballo ya no corre
duerme
espera a un jinete que ya está muerto
cantemos dulces cantos fúnebres
para despedirlo
cantemos con la certeza de la muerte
porque siempre hay palabras
que al decirlas
retumban en la memoria
como el galope
de un caballo
un día mi padre dijo
se acerca un caballo negro
y fue tan cierto como su muerte
ahora un bandido cabalga
con un saco repleto de lágrimas
para darle de beber a sus caballos
y a veces
como papá
canta
canciones de amor
yo no sé cantar
ni sé guardar silencio
por eso enciendo la radio
y descubro los corridos de caballos
y de algunos traficantes famosos
de algunos pistoleros
sin arma
que juegan a resucitar cada tercer día
por las márgenes del río
de Reynosa hasta Laredo
se acabaron los bandidos
se acabaron los cuatreros
y así se están acabando
a todos los pistoleros[2]
pero los pistoleros
no se han acabado
escucho la voz del locutor
ansioso
que habla de cadáveres sin tumba
no sé si debería contarlo
cantarlo
los pistoleros de fama
una ofensa no la olvidan
si se mueren en la raya
no les importa la vida
los panteones son testigos
es cierto no son mentiras[3]
mi padre cambia de estación
mi padre
sentencio
mi padre
como si estuviera
todavía
entre nosotros
[1] Corrido “Caballo de patas blancas”, interpretado por Antonio Aguilar.
[2] Corrido “Pistoleros famosos”, interpretado por Los Cadetes de Linares.
[3] Corrido “Pistoleros famosos”, interpretado por Los Cadetes de Linares.
Luis Fernando Rangel (Chihuahua, 1995). Narrador, poeta y editor. Autor de los libros Hotel Sputnik (Tintanueva, 2016; Mención honorífica del Premio Nacional de Poesía Rogelio Treviño 2015), Conversación de dos gatos (Sangre ediciones, 2017; segundo lugar en el Premio Nacional de Relato “Sergio Pitol”) Poemas para un Lugar Común (Instituto de Cultura del Municipio de Chihuahua, 2018), Dibujar el fin del mundo (Universidad Autónoma de Chihuahua, 2019; Premio Estatal de Poesía Joven “Rogelio Treviño” 2017) y Los líricamente desmadrados (Ediciones O, 2020). Recientemente obtuvo el IV Premio Nacional de Poesía “Germán List Arzubide” con la obra Corridos de caballos. Ha publicado texots en revistas como Tierra Adentro, Visitas al Patio, Punto en línea, Punto de Partida, Pliego16, LIJIbero, Himen, Revista Plástico, Bistró, Norte/Sur, Tinteroblanco, Revista Literaria Taller Igitur, entre otras, así como diversas antologías de cuento y poesía. En 2017 fue becario del Noveno Curso de Creación Literaria para Jóvenes de la Fundación para las Letras Mexicanas y del Fondo Municipal para Artistas y Creadores. Es director editorial de Sangre ediciones, director general de la revista Fósforo y editor responsable de la revista Metamorfosis de la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH.