BROT UND WEIN
Dame la paz para perdonar
a la belleza
que nada perdona. A la inconmovible
satisfacción
de sus apetitos
ella dedica la noche: dedícale tú
el olvido
que todo nivela.
Donde sea que habite
la luz
deja que esté hoy
entre nosotros.
No
somos hermosos
y lo agradecemos
porque has hecho nuestra
la canción.
Y LAS MIRÍADAS QUE SU CENTRO, CUAL IMÁN, PROPICIABA:
ORFEO SIN EURÍDICE
Silba la música que hace
que todo lo demás se mueva
y siempre agua tiene
para los que, de una u otra manera,
respiran.
Déjame que cante con las
Ménades,
a la izquierda, para vernos
más o menos pronto.
Los destinos son indescifrables,
sólo perceptibles
al hartazgo y la emoción.
FRANCESCO MOROSINI, FUTURO DUX PELOPONESÍACO, DIVAGA MIENTRAS BOMBARDEA EL PARTENÓN
26 de septiembre de 1687, tras días
de ataque sistemático a la Acrópolis.
Será una desgracia para tres mil años de historia, pero no puedo
permitir que también lo sea
en mis ambiciones personales. La destrucción de lo que amamos
sucede porque no sabemos
lo que somos: el poder logra siempre obtener
beneficios ante cualquier turbación.
Imagino ahora,
desterrados nuevamente, a los nobles atenienses, su ilusión
al pedirnos combatir contra los turcos.
Cuando la tragedia se aproxima lo sensato es mantenerse
a buen recaudo, salvar lo que se pueda.
Porque muy pocos tesoros quedan bajo el imperio
del miedo, el egoísmo y la ambición.
Así es como somos y, sin embargo, ¿qué es lo que somos?
Sé que este hecho ominoso
no será importante y, por lo tanto, esta lucha es un error:
una pobre estrategia mal planteada.
O quizá no, y el fruto de nuestra destrucción pronto
se torne generoso, pues sólo puede producir
parálisis, desencanto, perversión, por lo que muchos
morirán manchados
después del estruendo y la sangre.
Y ese hedor probablemente sea
difícil de quitar.
Otros, anticipándose a su derrota
–el éxtasis del vacío por sus venas-
buscando una supuesta dignidad, confirmarán ingenuamente
la dominación:
Yo he de volver a un lugar
todavía más grande, desde el cual celebraré fastos
en honor a los vencidos.
Yo, Francesco Morosini, navegante y militar
veneciano, sé lo que es perder
–desde mi niñez ahogada aún pienso en ti, madre-
pero no puedo llorar por la belleza rota,
pues de alguna manera supe que no nací para ella,
y no la busqué nunca de la forma en que se encuentra
en el calor de los lares familiares o en la piel
que se atesora como una estatua.
Yo, Francesco Morosini, comandante en jefe
de la Liga Santa, admirador de Temístocles, marino
por linaje y oficio, al frente de un ejército cosmopolita
y multilingüe,
he ordenado a la artillería cumplir mi misión
más inmediata:
Donde hubo grandeza crear horror y mercancías
–robo de leones
de mármol pentélico, pagos con monedas devaluadas,
peste, frisos derruidos, silencio-
triunfos de muerte y confusión.
EINBAHNSTRAßE
Für Asja Lacis
La lámpara sigue encendida
y no puedo
dormir
porque algo de ti encuentro
todas las noches
y no lo pienso abandonar.
Eres un largo poema de amor
escrito a partir
de un desamor constante.
Recuerdo la ventana
y yo al borde de la cama
contemplando tu cuerpo desnudo,
bebiendo luz.
Martín Rodríguez-Gaona es poeta, ensayista y traductor peruano. Entre sus poemarios figuran: Pista de baile (1997), Parque infantil (Pre-Textos, 2005), Códex de los poderes y los encantos (2011), Madrid, línea circular (2013, Premio Cáceres Patrimonio de la Humanidad). Sus ensayos: Mejorando lo presente. Poesía española última: posmodernidad, humanismo y redes (2010) y La lira de las masas. Internet y la crisis de la ciudad letrada (2019, X Premio Málaga) son pioneros en el análisis de la poesía en su adaptación a la cultura digital. Su obra como traductor incluye libros de John Ashbery, John Giorno, Jack Spicer, Brian Dedora y Alice Notley. En la Residencia de Estudiantes organizó recitales y conferencias con poetas como Seamus Heaney, José Watanabe y Gonzalo Rojas, y editó libros de Olga Orozco, Blanca Varela, José Ángel Valente y Jaime Gil de Biedma, entre otros. Acaba de editar el poemario Motivos fuera del tiempo: las ruinas (Pre-Textos, 2020).