ATAVÍO Y PUÑAL / THE DRESS AND THE DAGGER
1
La mujer pinta sus pies de verde y se sube a ellos.
De los talones nace el odio del asfalto,
su ennegrecida capa de petróleo
embetunando pájaros y niños,
forma de aminoácido esencial
que desgasta las alas, la llovizna,
las caracolas blancas peleando
contra el rencor viscoso de la brea.
Con una brocha grande, la mujer
pinta el verdor oscuro de las aguas
en las que se deslizan los arenques
y sus anillos de aire livianísimo,
también los hipocampos, las ballenas,
los moluscos marinos que retozan
en praderas de posidonias vivas
y se aparean en nombre del amor.
Igualmente la hierba de los prados,
el musgo cariñoso y los helechos
comienzan en los dedos desiguales
de los pies y remontan las rodillas
como salmones tibios desovando
a la altura feliz de las caderas.
Para el negro sudario del benceno
que atrapa las gaviotas y las lanza
contra la arena triste, enrarecida
del tiempo y el esfuerzo alquitranados,
la mujer se encarama en sus dos pies
y suelta el corazón como una tórtola.
1
The woman paints her feet green and rises up on them.
Hatred for asphalt sprouts from her heels,
its blackened layer of tar
smearing birds and children,
type of essential amino acid
that erodes wings, mist,
white snails fighting
against the tar’s viscous rancor.
With a large brush, the woman
paints the dark green of the waters
through which herrings glide
and their rings of light air,
also seahorses, whales,
marine mollusks that frolic
in meadows of live seagrass
and mate in the name of love.
Similarly prairie grasses,
tender moss and ferns
sprout through her uneven
toes rising up to her knees
like tepid salmon spawning
at the happy heights of her hips.
For the black shroud of benzene
that traps seagulls and hurls them
against the sad sand, rarefied
from the tarred time and effort,
the woman perches on her two feet
and frees her heart like a turtledove.
2
La mujer blanca se oscurece el cabello,
se tiñe las areolas, las pestañas,
la pelusa dulcísima del vientre,
el vello filiforme en las orejas
y su pistilo muerto de antemano,
formas de queratina con que el muslo,
la axila, el pubis, los secretos túneles
para las formaciones indoloras
e insensibles del pelo corporal,
arrojan el color y los desastres.
Así modificada en su pigmento
ella confía en ahuyentar la muerte,
los cumplidos once años de la pérdida,
el fario de este toro funeral.
Cuando recorre calles olvidadas
en las que se secaron los lagartos,
su pelo enrojecido es su muleta
y arrodilla el pasado y lo acobarda.
Sin embargo, sus lágrimas son rubias,
gotas de agua clarísima y feroz
por las que el norte llueve su pesar
inagotable y vivo, necesario.
En su imparable suma y crecimiento
que añade dos centímetros por mes,
el pelo cubre el cráneo, las suturas,
la expansión celular, ramificada
de la piel encendida por el hombre
que se murió de pronto y para siempre
transformando la cana en arañazo
por sus burbujas de aire intersticial.
Antes de regresar, la mujer rota
se pinta el pelo con un gran pincel
y esconde su pelambre de animala
que olfateaba loca a su varón.
Las lágrimas, no obstante, la descubren.
2
The white woman darkens her hair,
she dyes her areolas, eyelashes,
the sweet downy fuzz on her abdomen,
the threadlike strands on her ears
and her pistil already dead,
forms of keratin that the thigh,
axilla, pubis, the secret tunnels
for the painless and numb
formations of her bodily hair,
emit light and disasters.
Her pigments modified just so
she trusts she will fend off death,
eleven years have past since her loss,
the misfortune of this funeral bull.
When she travels through forgotten streets
the ones where the lizards dried out,
her reddened hair is her crutch
and the past kneels and frightens it.
Yet still her tears are blonde,
drops of clear and fierce water
in which the north rains its endless
and raw necessary sorrow.
In its unstoppable summation and growth
that adds two centimeters a month,
her hair covers her skull, the stitches,
the cellular expansion, ramified
by her flesh aroused by the man
that died suddenly and forever
transforming the gray hair into a scratch
by the bubbles of interstitial air.
Before she returns, the broken woman
colors her hair with a wide paint brush
and hides her animal body hair
that wildly smelled like her man.
Her tears, however, give her away.
3
La mujer espera la llegada de los ciervos.
Se sienta en la cuneta y se descalza.
Con la uña más pequeña de su pie
rasca la tierra blanda y enmohecida
hasta arrancar un árbol de raíz.
Con un dedo invisible en su estatura,
remoto soberano primordial
empuja los nogales, los gomeros,
las hayas y los robles, los manzanos.
Después, bajo la lluvia, se arrepiente
mientras le late el pánico en la ropa.
El dedo mutilado es como el odio
del árbol mutilado, en la mujer
que se pinta en los labios treinta y dos
piezas dentales blancas, esmaltadas
con las que no morderse los pezones
ni llorar por los árboles caídos
y que suben despacio, en sus alveolos,
como subió cada árbol a su copa.
Del tronco descuajado, vuelto torre
gemela de otras torres neoyorquinas
caen los pájaros muertos, las personas
como estorninos muertos, el ramaje
como chicharra muerta, los tablones
como féretros muertos para Irak.
La mujer entretanto se avergüenza,
guarda el dedo y su uña, sus dolores,
el esponjoso hueco de la encía
en que ató cada diente su raíz
y levantó una torre mineral.
A su lado, los árboles reposan
su tiempo de madera, griterío
de perros y de niños clausurados,
los brazos y las piernas como ramas
taladas con dolor contra la tierra.
Los animales huyen espantados.
Los ciervos se disculpan y no vienen.
3
The woman waits for deer to arrive.
She sits in the ditch and removes her shoes.
Her smallest toenail scratches
the soft damp earth
until it pulls out a tree by its roots.
With an invisible toe on her stature,
remote sovereign primordial
she pushes the walnut trees, rubber trees,
beech trees, oak trees, apple trees.
Later, beneath the rain, she repents
while panic throbs through her clothing.
Her mutilated toe resembles the mutilated tree’s
hatred, on the woman
that applies thirty-two white teeth
to her lips, enameled
with those that do not bite nipples
or cry for fallen trees
and that rise slowly, in their sockets,
like each tree to its crown.
From the uprooted trunk transformed
into a twin tower of other New York towers
dead birds, people
like dead starlings, foliage
like dead cicadas, beams
like dead coffins for Irak fall.
Meanwhile the woman feels ashamed,
she tucks away her toe and her toenail, her pain,
the spongy hole in her gums
where she tied each tooth to its root
and raised a mineral tower.
Next to her, the trees rest
their time of wood, uproar
of locked up dogs and children,
her arms and legs like branches
carved in pain against the earth.
Animals flee terrified.
The deer apologize and do not arrive.
4
De su ombligo pequeño, la mujer
saca un hilo invisible y despiadado
con el que fabricarse una peluca.
Tira de él, lo devana en un carrete
y teje una melena amarillenta
para tapar su calva, su pesar,
su cráneo endurecido por la quimio.
Cada porción minúscula de pelo
equivale al total exactamente,
en un píxel de la hebra rectilínea
es completa la masa celular,
resume lo heredado y lo futuro,
el tiempo en su promesa y su baúl.
Por su ombligo pequeño, la mujer
se levanta sin lágrimas, pasea
por el pasillo blanco de hospital
y mira sin rencor y sin pestañas.
Después pinta con yodo su peluca
y sonríe despacio ante el espejo
con su hermosura intacta y sin dolencia.
El yodo trae el mar y las gaviotas;
su perfume es salitre y condición
de isótopo soluble, hospitalario
que acaricia la calva, cicatriz.
De su ombligo no nace ningún loto,
no hay belleza redonda o proporción
áurea que mida el mundo y a los hombres,
sino solo el trajín deshilachado
del útero manchado de pobreza
que alberga, como un cuerpo en otro cuerpo,
la condición fibrosa del tumor.
Pero ella no se queja ni lamenta,
pinta un pez de agua dulce entre su pelo
y lo peina despacio y entregada.
4
Beneath her small navel the woman
pulls out an invisible and ruthless thread
with which she weaves a wig.
She tugs on it, winds it up on a reel
and knits a sallow mane
to cover her baldness, her sorrow,
her cranium hardened by the chemo.
Each miniscule section of hair
is equivalent to the exact total,
in a pixel of the straight strand
the cellular mass is complete
summarizing the inherited and the future,
time in its promises and its memory chest.
Through her small navel the woman
stands without tears, she shuffles
down the hospital’s white corridors
and looks without bitterness and without eyelashes.
Then she dyes her wig with iodine
and slowly smiles in the mirror
with her beauty intact and without pain.
The iodine attracts the sea and the seagulls;
her perfume is brine and condition
of medical, soluble isotope
that caresses her baldness, her scars.
Not a single lotus sprouts from her navel,
there is no round beauty or golden
ratio that measures the world and men,
but only the unraveled comings and goings
of the uterus stained by poverty
that houses, like a body in another body,
the fibrous condition of the tumor.
But she does not complain or lament,
she paints a fresh-water fish in her hair
and she brushes it slowly and devotedly.
5
Cuando comienza el día, la mujer
pinta una piedra blanca y otra negra
sobre sus dos pezones agrandados.
En su cuerpo que acaba de estrenarse
y es ágil y flexible intersección
entre el aire y la piel recién lavada,
se injerta las señales, cicatrices,
heridas resecadas por el tiempo
o abiertas flores frescas, extendidas
sobre el cuerpo sin fin de los demás.
El costurón de puntos en el vientre
de la cesárea que nunca tuvo,
las pecas que no tiene, los tejidos
que sueldan las lesiones subcutáneas
y pueblan territorios perturbados
por la erosión, la lengua del incendio,
el piercing azulado que no tiene,
la marca sonrosada en la rodilla
del hijo, que contempla con tristeza
por si algún día tuviera que buscar
el hueso muerto en el raíl del tren,
componen el grafiti de su cuerpo,
pespuntes de la piel que a otros importa
y ella escribe en la suya al levantarse.
Como un tatuaje rojo en arenisca
pinta un vítor con sangre de animal
sobre su piel elástica, versátil
y anota en su epidermis los antojos,
las manchas, los estigmas, los indicios
del paso del vivir sobre los cuerpos.
Cuando termine el día, quitará
con una goma grande de borrar
los signos, los oscuros hematomas
bajo los que la piel es hoja en blanco.
La misma sangre roja de la piedra,
pigmento negro y blanco de la piedra
que calentaba el rojo corazón
será arena invisible y diluida.
Pero por la mañana, cuando acuden
el día y sus promesas pesarosas,
la mujer se embadurna con palabras
que son miel resbalando densamente
como lengua de polen amarillo,
estría que es amor y que es destrozo.
5
When day breaks the woman
paints a rock white and another black
over her two enlarged breasts.
Onto her body that she debuts
agile and flexible intersection
between the air and her freshly bathed skin,
she grafts the signs, scars,
wounds dried out by time
or open fresh flowers, spread
over everyone else’s endless body.
The scar of stiches on her womb
from the cesarean that she never had,
the freckles she does not have, the tissue
that solders deep lacerations
and settles territories perturbed
by the erosion, the fire’s tongue,
the blue piercing that she doesn’t have,
the pinkish mark on her son’s
knee that she contemplates sadly
if one day she had to search
for his dead bones on the train tracks,
her body’s grafiti is made of
backstitches on her skin that others care about
and she writes on her flesh upon awakening.
Like a red sandstone tattoo
she paints a cheer with animal blood
over her elastic, versatile skin
and notes down her glasses on her epidermis,
the dark spots, the stigmas, the signs
of the passing of life over bodies.
When the day is over, she will remove
with a large eraser
the signs, the dark bruises
beneath which the skin is a blank sheet.
The same red blood from the rock,
white and black pigment of the rock
that warmed the red heart
will be invisible and diluted sand.
But in the morning, when the day
and its sad promises arise,
the woman smears herself with words
that are honey thickly sliding
like a tongue of yellow pollen,
stretch mark that’s love and destruction.
Traducción: Jennifer Rathbun
María Ángeles Pérez López (Valladolid, España, 1967) Poeta y profesora titular de la Universidad de Salamanca donde trabaja sobre poesía contemporánea en español y coordina la Cátedra Chile. Ha publicado varios libros y obtenido diversos premios. Antologías de su obra han sido editadas en Caracas, Ciudad de México, Quito, Nueva York, Monterrey, Bogotá y Lima. También, de modo bilingüe, en Italia y Portugal. Recientemente ha sido incluida en el Dossier monográfico “Voix d’Espagne (XXe-XXIe siècles). Résonances contemporaines de la poésie espagnole: Poèmes, poétiques et critiques” preparado por Laurence Breysse-Chanet y Laurie-Anne Laget, HispanismeS. Revue de la Societé des Hispanistes Françaises 13 (2020); en la Antología. Poetas actuales en sus propias voces dirigida por Rosa García Rayego y Ana Zamorano, Canal de la UNED, 2020 y en la antología La primera línea. Poesía iberoamericana -selección, prólogo y notas de Harold Alva; epílogo de Omar Aramayo- (2021).
María Ángeles Pérez López (Valladolid, Spain, 1967), poet and professor of Hispanic American Literature at the University of Salamanca in Salamanca, Spain, has published numerous poetry collections and won several awards. Anthologies of her work have been published in Caracas, Mexico City, Quito, New York, Monterrey, Bogotá and Lima and in bilingual editions in Italy and Portugal. Recently, she’s been included in the monographic dossier “Voix d’Espagne (XXe-XXIe siècles). Résonances contemporaines de la poésie espagnole: Poèmes, poétiques et critiques ” edited by Laurence Breysse-Chanet and Laurie-Anne Laget, HispanismeS. Revue de la Societé des Hispanistes Françaises 13 (2020); in the anthology Poetas actuales en sus propias voces directed by Rosa García Rayego and Ana Zamorano, Canal de la UNED, 2020 and in the anthology La primera línea. Poesía iberoamericana -selection, prologue and notes by Harold Alva; epilogue by Omar Aramayo- (2021).
Jennifer Rathbun, profesora de español y editora de Ashland Poetry Press en la Universidad de Ashland, ha publicado poesía en traducción de Alberto Blanco, Fernando Carrera, Juan Armando Rojas Joo, Carlos Satizábal, Minerva Margarita Villarreal e Iván Vergara. También es coeditora de las antologías Sangre mía / Blood of Mine (2013) y Canto a una ciudad (2004) y es autora del poemario El libro de las traiciones / The Book of Betrayals (2021). En 2002 recibió su doctorado en letras latinoamericanas contemporáneas de la Universidad de Arizona.
Jennifer Rathbun, a Professor of Spanish and Associate Editor of Ashland Poetry Press at Ashland University, has published poetry in translation by Alberto Blanco, Fernando Carrera, Juan Armando Rojas Joo, Carlos Satizábal, Minerva Margarita Villarreal and Iván Vergara. She is the coeditor of the anthologies Sangre mía / Blood of Mine (2013) and Canto a una ciudad (2004) and author of the poetry collection El libro de las traiciones / The Book of Betrayals (2021). In 2002 she received her Ph.D. from the University of Arizona in Contemporary Latin American Literature.