POEMA
Un segmento de espacio y tiempo en el río lingüístico
desde donde lo hemos llamado
a la existencia
objeto
bidimensional en la hoja de papel
tridimensional en la voz del poeta
no como un inventario sino la residencia del asombro
o la incertidumbre que nos otorga a veces el amanecer.
Resonancia de la sangre
en la corriente pulsatoria del oyente o del lector
hermanada con nuestros sueños y sentimientos.
El poema y la exégesis de versos a veces inconmensurables
con figuras capaces de anudar pensamientos nunca imaginados
que acoge episodios felices o traumáticos
o preguntas imposibles.
En la voz hay un poema que siempre convoca
o balbucea la existencia
ese río que nos hace respirar por un instante.
Poema o expresiones sustentadas en metáforas
para exorcizar el dolor o añadir belleza donde hay tanta injusticia.
El poema esa red elaborada para capturar la poesía
en pequeñas gotas
océanos que podrían desbordar la escritura
y hacernos caer de rodillas.
Poesía que es tan difícil de explicar
pero que ilumina el cosmos
Porque poesía eres tú oh Dios.
ALGO SABÍA
La voz en la radio y mi madre
esa tarde de domingo en su casa en su aire
y el poeta con su mapa
pasajero de una nueva cartografía.
Y yo supuse que algo sabía del paisaje
porque un hilo rojo subrayaba
lo del texto en miniatura.
Caín en el tedio de la tarde
los dedos y su máquina de negación.
Pero la gatita era la luz
de otra historia
en el mes de los gatos.
Como aquel flashback
de la cara de la gata regalona de mi madre
que
caía
en el piso
y sus pelos volaban cuesta arriba
o cuesta abajo.
En aquel tiempo
yo indagaba sobre el azul
y me preguntaba si alguien había osado desenmascarar
las paredes de los cuartos de la ciudad
con la insondable luz de las estrellas.
Recuerdo que fue un día
cuando intentaba reunir algunas imágenes en un papel.
Cuando me perdía
en los pisos superiores
de un edificio
donde a duras penas el órgano urbano
alcanzaba el oxígeno.
Donde la noche es un poema
que nunca imaginé escribir.
Ese vuelo que lleva
tu cuerpo fragmentado a mi lecho en caída libre.
Esa loca sombra de tu costilla
amada mía.
Acaso eres la musa
que amo a la intemperie?
(Arqueología pura me dije)
Y yo sostenía así
la emoción
de saber definitivamente
que un poema
puede esconder luciérnagas
y que la noche espejea inmensa en el universo
donde somos o seremos
uno en la nada.
NO NEGARÉ LO INÚTIL DE LA TAREA
Sucedió en enero de 2014
en esos días yo corría por amor contra el viento
temiendo que el aire se lo llevaría todo.
Como aquel aborrecible vapor oscuro
que al despuntar el alba del día 20
se llevo a mi madre.
Como una piedra
24 horas caían desde el infinito
y se zambullían en una agrietada luz.
Incluso el ojo aparentaba ser una piedrecita
que iba por ese río oscurísimo
de un instante a otro instante.
Oh madre mía
qué doloroso es volver a ser un niño
y no abrazarte nunca más en este mundo.
Qué le diré a Paul?
que sólo fue una coincidencia
que te hayas ido cuando meditaba
en sus palabras sobre la muerte.
O acaso alguien en el cosmos
quiso unir esos versos contigo
para siempre?
Flashback y tu silencio
la conversación con el poeta Paul Nilsson
que no escucharás madre mía.
Ya no podrás ser la auditora número uno
de mi programa radiofónico.
Y qué será de la gatita regalona
que te busca en tu sillón favorito
o recorre tu casa maullando
cuesta abajo?
Y yo me protegía en el reverso de la noche
en busca de la inasible luz.
Entonces me dije
no negaré lo inútil de la tarea
derramaré sin pudor mis lágrimas.
Como un tsunami
se expandirá mi tristeza
por todas las habitaciones.
Semejante a una llama mi llanto
quemará mi rostro
y mi cuerpo con él.
EL EFECTO BOOMERANG
La lubricidad cae en el bosque
y la yerba húmeda crece
en movimiento circular
sobre el clítoris luminoso de la tarde.
En la cúspide del deseo
hay labios en sucesivas capas de frenesí.
Labios abiertos
como un túnel hembra
en las azules exaltaciones oníricas
que bordean la playa.
Agitación a la orilla del mar
donde los pelícanos
sin pudor enseñan a los peces
sus mandíbulas
llenas de una insaciable hambre
por poseerlo todo.
Humedad existencial
en las papilas de un fuego abrasador.
En el horizonte permanecen los peldaños
de quienes tomados de la mano suben
para alcanzar lo más profundo de los afectos.
Olas y signos de fuego yacen a los pies.
Y yo amé su cicatriz de mujer
que derrite mi cráneo
sacando de mi garganta
gemidos acumulados por años.
En recia columna
agito su genética suave y líquida
expandiendo un universo de sabores salinos
y humedales nocturnos.
La voluptuosidad que no se agota
en una sola tarde de verano.
Pero un día
su cuerpo cayó
inundando de un extraño fuego.
El deseo bajo un código
que sólo se abre en la oscuridad
y olvida copular
en las horas más bellas del día
extraviada del efecto luciérnaga del sexo
los dedos y su máquina de negación.
Doloroso fue sentir lo cóncavo del aire
su fuselaje roto
el efecto boomerang
de todo aquello.
Feroz fue el silencio
la lejanía que cayó sobre el mar
la oscuridad en territorios de escombros
hasta que el ciclo se cumplió.
Mil caballos de fuerza disiparon la niebla
y así recuperé el sentido de los cimientos
de las olas.
EN LOS RINCONES MÁS ABSURDOS DE LA MAÑANA
A pesar de la crueldad
comprendo que debajo de las membranas
húmedas del aire
la hierba no ha dejado de crecer
y el oído del Padre
nunca ha dejado de escuchar.
Percibo en la vía láctea
brillar pequeñas y grandes luciérnagas
las que jamás conoció Charles Darwin
en sus conjeturas
sobre la evolución de las especies.
Un resplandor en espiral
acrecentando el sentido de millones de galaxias.
En tanto en otra historia
el Apolo 11 y su viaje a la luna
fue un gran salto a la nada.
Por eso
bajo la lluvia temprana y tardía
conservo epístolas y profecías
contra la muerte
sosteniendo con el tic tac
de los relojes del porvenir mi corazón.
Desechando la blasfemia de los incrédulos
en las madrigueras de la ciudad.
Donde la luz es asolada por negros cuchillos
y hay expresiones de amargura
oscilando a la orilla del acantilado
junto a las turbulentas aguas del espejo-tiempo.
Donde arrecian los vientos de la soberbia
y los hijos olvidan a sus padres
en los rincones más absurdos
de la mañana.
Donde la lengua de Caín
aún deja caer su saliva
sobre el arco de la mano
los dedos y su máquina de negación.
UN RELOJ INTERMINABLE
Fue inevitable recordar
el unicornio
el mar florido
la mariposa nocturna.
Algo me hacía sonreír
y el relato reveló
lo que había en el subtexto
lo que había guardado por tanto tiempo
aquello que la lengua de Shakespeare no había dicho.
Entonces el relato se desnudaba y acometía
como nunca había acometido.
Antes de que te mueras
declaraba en abierta rebeldía
cuando el mundo
parecía impulsar
hacia la superficie la vieja teoría de Darwin
junto con la sentencia de Nietzsche
“Dios ha muerto”
Era un reloj interminable
y el flashback
continuaba repitiendo su pulso
mientras la oscuridad no quería soltar la mísera alfalfa
los dedos y su máquina de negación.
El caudal
continuaba sobrevolando la habitación
y ella era el sabor
que sazonaba la tarde.
La pregunta
la mirada
la espalda
los glúteos
el silencio
el libro sobre la mesa.
Como un péndulo
resplandecía
e iba y venía por la elipse del deseo.
Acometía como nunca había imaginado.
Rozaba los átomos de la sangre
lo deseado se expandía en la fricción del oxígeno
los gemidos me diseminaban
en las aguas del tiempo.
SUPONGAMOS
Supongamos que tú eras la barca a la orilla del río
quién izaba las velas de la imaginación.
La irrenunciable libertad
en medio de las tribulaciones
Y aunque yo te dije ¡Nunca más!
el cielo aún espejea sobre las aguas del gran río
aún ilumina la ciudad. Ese firmamento
de grandes y pequeñas cosas.
O Brahms y su concierto de piano
brillando en los timbales del aire
traspasando el umbral de los sentidos
con una gestualidad tan intensa
que derriba tazas y jarros.
Ahora
supongamos que la belleza
es aquel punto de la cocina
donde sartenes y ollas
se desnudan alegres ante la esponja
para bruñir sus metales
con la señal de la luz.
Donde
cuchillos y tenedores
entre átomos de grasa y detergente
son convocados
para despojarse
de todo rastro de iniquidad.
Donde
me pregunto si acaso un poco de jabón
podría borrar la tristeza
de ese pedazo de hilo
que aún cuelga en mi frente.
He aquí la emoción
o el relato que lo guía
y las manos del pianista
cayendo sobre el teclado y los altavoces
trasladando el sonido
a todos los cuartos
con una devoción tan cósmica
que todo lo anida
en el aire.
La fotografía
la gota de lluvia
el humo secreto de la noche
Las notas musicales que caen
salpicando las membranas
de la nostalgia.
Todo vuela
la terraza el poema la conversación
los remolinos de papel.
Todo por el revés de mi frente
sube en simultánea realidad
para luego caer
en el cáliz
de la tristeza
Donde no podré jamás
alcanzar tus manos
bajo esa omnipresente
oscuridad.
Agustín Benelli: (Chile). Artista visual y poeta, productor y conductor del programa de conversación “Flashback”. Sus poemas han sido publicados en Periódicos, y en diversas antologías nacionales e internacionales. Invitado por el poeta y gestor cultural Paul Nilsson en 2015 a leer en las ciudades suecas de Malmö y Lund. Ha escrito los textos: Asomado a la palabra, Organigrama del deseo, Caín en el tedio de la tarde y Un corazón de suave plumaje. Creador del proyecto Educación Poética para Chile, de los Festivales Internacionales de Poesía del Biobío y de Poetic Education for the World.