TODO SABE A POLLO
Alguien a esta hora
toma el pie regordete
de un neonato
clava en él la nariz
y luego los dientes
hasta que la risa de la criatura
estalla marcando el límite
Alguien a esta hora se sienta a la mesa
y mastica chicle de pollo
sus muelas rechinan
en la textura insípida
de una pechuga de látex
¿A quién le incomoda
llevar aves a la mesa?
El pájaro estaba en su cuna
de icopor y vinipel
no fui yo quien arrancó sus plumas
entrañas patas pico ojos
hermanos
Alguien a esta hora se sienta a la mesa
y estira la mano hacia el salero
su plato es blanco
pero no lo suficiente
El pájaro no sangraba
no cantaba
no volaba
Alguien a esta hora pasa la seda
entre sus dientes
intentando retirar
el recuerdo inofensivo
del sabor a pollo.
NO ME GUSTA LO QUE NO ME GUSTA
La gente que antes me gustaba
me ha dejado de gustar: los que declaman poesía
con tono afectado, los que se alimentan de batidos,
los ciclistas
la gente que antes no me gustaba
me gusta menos cada día: los que andan a medio metro del suelo, los que nunca se ponen algo usado,
los que todo lo consiguen usado.
Las cosas cambian de lugar en mi cuarto
pero nadie se toma la molestia de notarlo. Un día, el lápiz aparece en el vaso de los cepillos de dientes cuando todos desistimos de escribir. La poesía es inoportuna, como la caries. Me quedo inmóvil en la cama esperando aparecer en el jardín. El sueño es inoportuno, pero estoy segura de que el grafito en mis dientes colabora con el desgaste de la lengua.
Los que declaman poesía siguen sin gustarme. La voz de Neruda era fome. Me gusta la
palabra fome.
Lo curioso es que me gusta cuando callo.
Su casa frente al mar. Chile. Un buen tipo.
Estoy despierta en el jardín justo cuando todos duermen, pero nadie se toma la molestia
de notarlo.
Me gustan cosas nuevas como el dentífrico de carbón. Las piscinas.
OPEN
este poema (no) es mi cuerpo
el primer verso
está puntuado
por el silencio
no diré que este poema soy yo
ni que es mi casa
(no soy mi casa)
ni que me representa
este poema es mi cuerpo
(tú en el centro)
en el momento
en que la fruta alcanza
el matiz preciso
que le otorga su insolente dulzura
este poema es mi cuerpo
abriéndose (paso)
en la noche
como un letrero de neón
este poema deja abierto el paréntesis
para que no lo cierres (
UNA HERIDA
Una rosa es una rosa es una rosa.
GERTRUDE STEIN
Cuando el poeta dice lluvia
tiemblan los pájaros entre las ramas
Cuando dice herida
el dolor se acuerda de sí mismo
Cuando dice hambre
los huesos se buscan en la oscuridad
Cuando dice blancura
un caribú salta y desaparece
Escribo puerta
y alguien regresa a su sueño
Digo ausencia
y el papel es un espejo
Cuando no te nombro
te estoy nombrando.
LA DEFENSA DEL ERIZO
La ternura depende de lo poco que el mundo te toque.
Para estar tierno, el peso de tu vida
no puede descansar en tus huesos.
OCEAN VUONG
No puedo darme un abrazo
como tampoco puedo dar cuenta
del dolor de mis propias púas.
Una tarde lancé las promesas por el abismo.
Me hice ovillo
hundiendo el rostro en mi blandura
crearía la seguridad del adentro
entre las luces apagadas.
Tu mejor defensa es transformarte en animal.
Y la del animal, convertirse en vegetal.
Me transformo en erizo
y el erizo en una rosa triste
—o deforme—
A los erizos solitarios no los alcanza
un calor como el que derrite iglús
o se aloja en frazadas compartidas
ni saben tampoco
de las punzadas
que nos recuerdan cómo palpita la vida.
¿Saben acaso que el dolor
es acercar el corazón
a quien nos da la espalda?
SOUVENIR
Se prepara la mesa
para que todos quepamos
la taza en mi mano
es la preferida de otro
también el baño es prestado
aunque nadie lo diga
he perdido el olor común
lejos de ellos
sonrisas y cobijas limpias
me acogen como invitada
en silencio comparamos
el rostro
un año más joven
estático en la memoria
y atinamos a decir
has cambiado
la historia se repite
y en su plazo ineludible
nos despedimos entre lágrimas
alargando filas en aduanas
regreso a la ausencia:
abro mi equipaje
y brota un aroma familiar.
VANITAS
Cuando te pones a pensar en el principio, es porque todo ha llegado a su final
JUNOT DÍAZ
Cuando esté muriendo de arte
y no de amor
y una voz de tenor exclame mi nombre
gusanos de terciopelo alistarán la púrpura
la sangre llegará a su definitivo cansancio
exhausta de oxígeno
excesivamente férrea
noche de un sueño subterráneo
noche del grito que rompe la clepsidra
cuando muera de arte
y no de amor
de mis huesos saldrá yeso
y un mancebo esculpirá
mil cráneos diminutos
—ninguno recuerda a un gesto—
mi ojo izquierdo llorará
cuando el derecho atrape el último fulgor
cuando muera de arte
no sabré del dolor
de decirme adiós
NO HAY REGRESO
El paisaje es una imagen sacramental
(un territorio ganado de manera falsa)
donde indagamos sobre la definición de lo que somos.
IGOR BARRETO
¿Podemos acaso regresar al bosque?
No hay lugar para el hombre en el bosque
no es por hambre que se arroja
a probar el más rojo de los frutos
sabe que no es lo verde lo que busca
en ese lugar donde todo palpita
No hay lugar en el bosque para el hombre
en vano intenta escapar de sus iguales
o de sí mismo
¿cuál es la diferencia?
El hombre lleva en la sangre
la receta del flogisto
y no logra arrullarse
sin el ronroneo de las máquinas
Desanda los pasos
hasta llegar al claro del bosque
para lanzar un par de dados
A los hombres,
el bosque se los traga
o los vomita
es llamamiento, pero no invitación
En silencio sufre el bosque
la expulsión del paraíso.
Catalina Villegas, (Colombia). Ingeniera física, postgraduada en periodismo científico. Premio nacional de poesía San Juan de la Cruz (Salamanca, 2002). En 2019, obtuvo uno de los cinco primeros puestos del Concurso Nacional de Poesía “La palabra, espejo sonoro” y recibió mención de honor del Concurso Nacional de Poesía de la Casa de poesía Silva (2020). Responsable del área de divulgación científica en el “Centre des sciences de Montréal”. Algunos de sus poemas han aparecido en revistas impresas y digitales como la Revista Aleph, Vuela palabra y Alter Vox Media. Publicó, junto al poeta Christian Rincón, e ilustró el libro-objeto: Cánsate Cuerpo. Autora del podcast “La Cataleja” en Spotify.