MANCHÓN PENAL
1
Un libro de poesía dejado en el bosque puede ser confundido
con el rastro de una liebre.
Si se sigue el rastro pueden encontrarse liebres de verdad.
2
Un libro de poesía puede sobrevivir sin agua por mucho tiempo.
Pero encontrar un libro de poesía en el camino
indica que hay agua cerca.
3
Un libro de poesía debe cogerse del mismo modo
que una bolsa de red para limpiar albercas. También sirve
para sacar cosas del agua.
Un libro de poesía puede ayudar a sofocar el fuego,
pero un libro de poesía no puede ser apagado por nada.
Si por descuido se mete un libro de poesía a la lavadora,
la ropa blanca saldrá de colores.
4
Un poema es una alarma de auto que nunca deja de sonar.
Lleva mucho tiempo sonando
y aún no se sabe quién es el dueño del auto.
5
Será eso la poesía, me pregunté
cuando vi a aquel niño festejar después de patear el balón
y éste caer ni lo más remotamente cerca de la portería.
6
La poesía es solo un poco de ventaja con relación a las cosas,
como un manchón penal más cerca de la portería.
MIRAR CON DETENIMIENTO
Antes de tirar a portería miro con detenimiento el balón.
Antes de soltar un golpe miro con detenimiento
los dientes de mi adversario.
Antes de salir corriendo de un incendio, miro, sí,
con detenimiento el fuego.
Me tomo mi tiempo, a veces más del necesario.
A veces el suficiente como para que mi contrario logre quitarme el balón
o sean mis dientes los que reciban el golpe
o el fuego me alcance.
No importa.
Lo que sí, mirar con detenimiento
las cosas que me rodean.
Fabricio Gutiérrez (CDMX, México, 1985) Ha estudiado Filosofía y Letras en la UNAM.Es autor de Escuela de levitación (2020), y Las cartas de amor que no alcanzaron a escribir mis muertos (2021). Su libro Rastrillar la zona fue el ganador de la cuarta edición del Premio de poesía Centrifugados Pueblo de San Gil (Cáceres, España).