CANTICO PRIMERO
LA FLOR DEL ODIO
La Flor del Odio clava sus raíces
en las esquinas de los círculos:
también existen tumbas
en los espejos olvidados.
Cuando los trenes suben
las escaleras de la muerte,
es porque las campanas;
o porque las estrellas.
La luna reconoce que la noche
se hizo para ver caballos muertos.
Porque mi corazón es un camino
de espadas y de espumas:
para que cada quién encuentre su ventana
donde llorar.
Las amapolas saben
que la danza termina
cuando comienza el viento.
Pero de nada sirve
que la raíz se vista de jaguares,
si para comprender las escrituras
no nos llenamos de magnolias.
(Julio 23 de 1967)
CANTICO SEGUNDO
LA FLOR DEL CACTO
La Flor del Cacto es
como los salmos
del hombre
ante su grito.
Cuando estallan
sus rojos sustantivos,
las maderas
se llenan de preguntas
y los números
recogen sus metales silenciosos.
Del corazón pueden quebrarse
las señas,
los caminos,
cuando la lluvia se propaga
para que llore el viento.
Jehová no sabe nada de estas cosas:
cuando David pregunta por sus enemigos,
es porque ya su arpa reconoce
que las palabras crecen con el tiempo
de un mundo abandonado.
En el dolor hay flores que caminan
con pianos y con tigres,
para que se recuerde que los sueños
engendran sus imágenes
y para que la rosa dé de gritos
adentro de la espina.
(Julio 28 de 1967)
CANTICO TERCERO
LA VENENOSA
La Venenosa,
dice la botánica,
es una flor muy bella:
su estatura
la dan los amarillos
en contrapunto verde con el negro.
Cada pétalo es una campana
que llega de la muerte
cuando los ángeles dibujan
tabernas,
hospitales.
Conoce de los páramos sombríos.
Lleva los verbos a sus intenciones
de lunas sin caballos.
Cuando nace,
camina por los ojos de los cocodrilos
para que sus aromas se congreguen
en los tallos del cáncer.
Los bárbaros siquiatras
desconocen
el tiempo de las flores:
quiebran sus ritmos;
quiebran sus palabras.
Pero lo bello da color de muerte
cuando por lo profundo de la tierra
propaga sus corolas.
(Julio 28 de 1967)
CANTICO CUARTO
EL CHIMALXOCHITL
El chimalxóchitl llega
sonando su estatura
de paloma terrestre.
Las lluvias me preguntan
por el silencio de sus lejanías. . .
como cuando Moisés quebró las tablas
del reino
de
la
espiga.
Las abejas
del tiempo
van cantando
sus arpas derribadas.
Nadie sabe
de dónde vienen sus alucinantes
reuniones.
El otoño
llena su ser
de pianos sumergidos:
para que por la noche mueran trenes
cargados de sollozos.
(septiembre 15 de 1967)
CANTICO QUINTO
LA FLOR DEL GRITO
La flor del Grito
tiene
pirámides
de sueño,
para que se transformen
las piedras
en
pa
la
bras.
Los corazones
ruedan
por
las
es
ca
li
na
tas.
Luego viene
la danza
de los cocodrilos.
Y luego
danzan
las serpientes.
Y las palabras
quiebran
sus
espejos.
(Noviembre 26 de 1967)
CANTICO SEXTO
LA CUITLATLCOCHITL
La Cuitlatlxóchitl puede
llenarse de caballos
cuando la luna llega
pintando pianos amarillos.
Todos los adjetivos
muerden el ritmo de sus ataúdes:
y se queman los ojos.
Porque la danza de la ofrenda.
Porque la flor de la locura.
Porque con el veneno
del escarlata
enloquecido.
Y sin embargo es tiempo
de penetrar tabernas,
hospitales,
mundos pateados por los dioses.
Como también es tiempo
de conjurar el humo
de
los
ahuehuetles.
¿Y quién mejor que tú
para la colección de los otoños,
de las columnas
y de los sustantivos?
Porque los amarillos
pueden matar orquídeas
y
geranios.
Porque también hay lunas
en el dolor de las perfumerías.
(Mayo 15 de 1968)
II
Todo el otoño
grita
sus
venenos
de
roja arquitectura.
Sus espadas
cortan el sepia
de las lejanías.
Y ve nacer
las dulces
espumas
del
rocío,
como los mirasoles
ven
el
agua
llenarse de violetas.
(Mayo 16 de 1968)
CANTICO SÉPTIMO
LA APATZIKUA
I
El hombre es
la estatua
de
su
llanto.
Las raíces
buscan las tumbas
de
la
geología.
Porque por los caminos
llegan formas
de mitológicas
preguntas.
Y porque las estatuas
lloran la sangre
de
sus
jeroglíficos.
II
Hay lunas
donde se mueren
nuestros documentos.
Hay otoños...
Hay barcas
donde matar
orquídeas
y
geranios.
Las pirámides piden
raíces
para sus escombros.
Y las violetas
juntan
los
caracoles
del
camino.
Porque Kurikua-Aueri
dignifica
los
gritos
de
la
ofrenda.
III
Para que las serpientes amarillas.
Y para que los muertos
lloren
las
tumbas
de
sus
muertos.
(mayo 17 de 1968)
CANTICO OCTAVO
LA YOLLOXOCHITL
I
Crece
como caudal
de miel dormida
con música
de
alondras,
hasta llenar
la
luz
de verdes puros
que luego son
de
oro.
Las campanas
conocen
su
heredad
que
salmo
a
salmo
resuelven
con
la
luna,
sus intenciones
de
mitología.
Pero luego
se va
quedando
sola
para la arquitectura
de los pétalos
que sueñan
con palomas
y
con pianos
y
con
palabras
hijas
de
la
nieve.
(mayo 16 de 1968)
II
La Yolloxóchitl
llena
de aromas
los caminos
del corazón;
convierte
los lirios
en palomas;
hace brotar del fondo
del tiempo
las espumas,
y con sus blancas manos
verifica
la
música
del
ser.
Un día
los diccionarios vieron
la palabra
convertida
en
magnolia.
Pero el tiempo
de su extensión
formó los signos
de
las
palabras
de
Xo
chi
quet
zal.
(mayo 17 de 1968)
ELEGIA DE TANTALO
Sacamos llanto de los manantiales
para regar la vida;
porque los ríos están llenos de caballos melancólicos,
y porque nadie sabe multiplicar los cubos,
ni clausurar las puertas.
Ignoramos la estatura del grito
cuando por los mercados lloran
millones de violetas;
o cuando el sustantivo se derriba
con golondrinas machacadas.
Hay un bosque de árboles muy negros
donde las ninfas se acuestan con la muerte
para que de sus senos broten estatuas de ceniza.
Esto lo saben los oráculos;
pero lo callan por ignoradas maldiciones,
como si desde el tiempo de las palabras muertas
no hubieran existido.
Pero el Árbol de los Sueños
manan ríos de sombra
que pueden establecer imperativos
de categórica denuncia.
Y nada es ni puro ni sagrado
cuando los dioses determinan
nuestra mutilación.
(enero 18 de 1968)
ELEGIA DEL INVIERNO
Entonces yo trabajo los manifiestos de los bosques
donde los sepias y los grises
entran en el duelo con los amarillos.
Llego vestido de sultán oscuro;
rompo los lirios de los manicomios;
y penetró los túneles del miedo.
Y es entonces,
amor,
cuando se inicia
la biografía de los mercados
y la reunión de las pescaderías
y el mitin de propuesta.
Todos los años mueven millones de gladiolas
que solo vienen una primavera;
porque los grises son el puro sueño,
y por que la ciencia de las arpas.
En el origen de las cosas
andan las tumbas de los cocodrilos;
o las novelas de las pobres gentes
que se alimentan de claveles maltratados.
Pero la condición de las palabras
recoge sus metales
y no entendemos nunca
el laberinto de los caracoles.
Porque las lunas mueren en la madrugada
de los marfiles
y de las herrumbres,
donde los ocres determinan
que cada quien se muera como pueda.
Por que soñar es un remordimiento
de hondísimas raíces
para quemar la arquitectura de las venas
y morirnos de frío.
(enero 20 de 1968)
DE ICARO A PERSEO
En el alba se llenan los candados de ropa sucia
y de piedras ofensivas.
Porque no cualquier Fausto puede con su Mefistófeles.
Y cuando Zeus estudia siquiatría
se multiplican las palabras de las columnas
y los terribles ascensores se cortan la lengua
con una navaja de mil filos.
Todo el ideal de la fotografía
sería captar el último gesto de amargura
de los perros que se mueren de hambre
o cuando
van pasando lo blanco de las magnolias
al amarillo de la muerte.
Las furias desconocen que la gran perfección está en
los pianos
que lloran en las casas de empeño,
donde la soledad explica sus lirios invisibles
y donde cada quien puede soñar
una prefabricada circunstancia;
o le puede pedir cuentas a los dioses
para que nadie se trague sus testículos.
Por las heridas de los cactos brotan flores
como, las brujas pueden transformar a los ángeles en puercos
o a los puercos en ángeles;
o como los geranios lloran debajo de las escaleras vacías.
Cuando quemamos las circunferencias,
es como cuando el tiempo se pone a llorar por los caminos
y da gritos de loco.
Esto de recoger las lágrimas del mundo
para limpiar mis lágrimas,
es un secreto que viene de los jeroglíficos
que se escribieron antes de las piedras;
cuando la soledad del hombre sollozaba
en las novelas substantivas
del despertar del sueño de los círculos.
Y ser en el no ser de Ser pateado por los dioses
quieren decir que un habitante del barrio más pobre de la
tierra
puede ser un Perseo lleno de rabia
para matar Gorgonas,
o puede ser un Ícaro para largarse con alas de petate
en busca de un planeta menos idiotizado por las brujas.
(junio 13 de 1968)
Ramón Martínez Ocaranza (México 1915 -1982). Participó en los movimientos universitarios de 1963 y 1966, por lo que fue recluido en la Penitenciaría del Estado, como preso político, al lado de su esposa y otros universitarios. En los últimos años de su vida apoyó el surgimiento de la Unión de Comuneros Emiliano Zapata, encabezada por el Lic. Efrén Capiz Villegas y su esposa la Lic. Eva Castañeda. Gracias al apoyo de su esposa Ofelia Cervantes, Ramón Martínez Ocaranza logró ver publicados los siguientes libros: Al pan pan y al vino vino (1941), Ávido amor (1944), Preludio de la muerte enemiga (1946), Muros de soledad(1951), De la vida encantada (1952), Río de llanto (1955), Alegoría de México (1959), Otoño encarcelado (1968), Elegía de los triángulos (1974), Elegías en la muerte de Pablo Neruda (1977), Patología del ser (1981).