“CUBA NATIVOS”
El mulato cimbreante de manos líquidas,elladrón, buscado carterista, se para en la esquina oliendo su alimento. Dos dientes de menos y el pelo un racimo de algas marinasllorando sudor. Mi hermano de hambre.
El mango de bello torso y sonrisitas de medio labio, el escurridizo, el del rostro amado por las matronas en retiro, con la seda en sus manos temblorosas se seca el torrente de horror de su pose, el pecho abierto. Mi hermano de hambre.
Y el obrero del Rhin, el magnate holandés, eljubiladoitaliano, cámara en ristre frente a una cerveza, en el portal de un café habanero, con un único instante de luz nos golpea. Los dos primeros y yo, el anacoreta de sueños grávidoscomo templos escalonados enUr. Los tres igualmente desconocidos. Juntos para siempre en un álbum ajeno, hermanos definitivamente por un pie de foto: “Cuba, nativos.”
AL DESIERTO LLEVARÉ
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Wislawa Szymborska
Por el sendero
del perro perdido
la violenta circulación
de las hormigas
entre
las rocas
Una ciudad mineral
latiendo en la ausencia del agua
Hay deslizaderos
escuelas y
guaguas
y de manera general
todo se mueve
hacia
la sombra
Hoy es día de sacar
basura
y por el sendero
del perro perdido
avanzamos los tres
sin huellas
para redimirnos
Todo se mueve hacia la sombra
Señala
mi hijo
Ese cielo del ayer
y me reprocha:
te dije que la noche
se iba a mover para tapar la luna.
II
la sorpresa de la gota
que cae
y encuentra el desierto
tan distinta
de la sorpresa de la gota
que cae
y encuentra la mar
I came to you onerainy July night.
You taught me how to live without the rain.
You are thirst and thirst is all I know.
III
Flotando lo trae
como en cuento
bello
la marea
Alzado de sargazos
y conchas
llega
sus dedos impresos
en mástil
flotador
Incluso en la orilla afirma:
padre ha muerto
hoy
o quizás
ayer
no puedo estar seguro
Y se va
tierra adentro
aferrado a su madero
IV
Escucha, todavía, el dolor de la caída
(lo que cava
como un abuelo
lo que cubre
como una abuela
lo que suda
y tiembla)
V
aquí no pasa
ni el sudor
para no tirar los huesos
VI
La tía de Betty
llora
porque gnomos
epidérmicos
instalan con el pie
la prohibición de El Paso
Y transcurre que gnomos
en su propia piel
van a hacer
de un martes
otro lunes
una acumulación
de almohadas
sin trazos
sordinas
en el epitafio
de un hijo ahogado
en Arizona.
En las noches de otoño, a veces, la soledad teje cestas
Los muros de esta casa son el vestigio
de la última ciudad amurallada
en su vastedad me cobijo
afuera vertiginosa avanza la lluvia,
y descubre la agonía del estío
que se cuelga
como mancha en la memoria
tú más atento al salto
que al aplastante suceder de los días
no has sabido nunca
del rito de aguardar la próxima estación;
el viento hosco susurra en el umbral
y te anuncia de golpe
la noche larga y la ausencia de la hoguera
tú que has sido concebido fruto del camino
tercamente te aferras a esta casa
que guardas
del resplandor vivísimo de las nubes
con sábanas que evaden los reflejos,
y no son velas que se hinchan
para traer buenas nuevas de lo que retorna
Porque nada vuelve
solo el agua que se infiltra
desde la obstinada obscuridad que va ganando la puerta
hasta inundar esta casa,
y advierte,
que la ceniza acumulada
no dará
el calor imprescindible
para sobrevivir otro invierno
Nelson Cárdenas (Cuba). Es Doctor en Estudios Hispánicos en la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia. Es autor de dos colecciones de poemas, El guerrero y Días de la Espada. Obtuvo el premio de poesía de la Editorial Vigía con su poema “El Guerrero” en 1999. Su libro sobre la narrativa cubana de la diáspora, Isla que no existe, ganó el Premio Nacional de Literatura “Pinos Nuevos”, en la categoría de Ensayo, 2002. Sus poemas han sido traducidos al ruso y al inglés. Actualmente enseña escritura creativa en la Universidad de Texas, en El Paso.